La triste realidad de la fauna del planeta en extinción

El 4 de octubre se celebra el Día Mundial de los Animales. El problema de la conservación de la diversidad biológica es hoy en día uno de los más agudos en el planeta. Según cálculos de expertos, bajo amenaza de extinción se encuentra cerca de la quinta parte de los organismos vivos.

Cada hora se extinguen en la Tierra tres especies de la fauna. El planeta afronta una crisis que consiste en la disminución acelerada del número de algunas especies de animales. Esto concierne sobre todo a los mamíferos, subraya María Vorontzova, directora de la misión moscovita de la Fundación Internacional Protectora de los Animales:

–Bajo amenaza de extinción se encuentran los rinocerontes, los elefantes y los tigres. En el mundo van quedando tan solo dos mil setecientos tigres. En el Lejano Oriente de nuestro país viven los tigres de Amur, o tigre siberiano, que suman no más de cuatrocientos. Allí vive también una especie excelente de leopardo, de los que van quedando solo treinta, o cuarenta ejemplares. Al mismo tiempo, ha decrecido considerablement e el número de saigas, un antílope que hace aun veinte años llegaba a los dos millones. En el territorio de Rusia se conservan manadas de tres a cinco mil, y en general suman ahora tan solo ciento ochenta mil. Al parecer, disminuye también la cantidad de osos blancos y de las morsas que viven en el mar de Láptiev.

La disminución de la cantidad de animales se observa en general en todo el orbe. En los últimos quinientos años, según datos de la Unión Mundial de protección de la naturaleza, se han extinguido más de ochocientas cuarenta especies de la fauna. Según distintos cálculos, la extinción de los animales ocurre hoy a un ritmo de cien, e incluso mil veces más rápido que el del proceso evolutivo normal.

Ello se debe, en primer lugar, a la intervención del homo sapiens. El calentamiento global conduce al cambio irreversible del clima y, como consecuencia, a la extinción de las especies. Por otra parte, está en marcha la ocupación de los paisajes, la tala masiva de bosques, la propagación de los cultivos agrícolas. Añádase que el hombre es el consumidor principal del mundo animal. Crece a una celeridad increíble el mercado del comercio de plantas y animales. El restablecimiento de su población toma siglos. María Vorontzova comenta:

–Se ha reducido catastróficamente la cantidad de elefantes. Los cazadores furtivos dan muerte en África, anualmente, hasta unos sesenta mil elefantes. Y los matan solo por el marfil, que hoy es sumamente preciado en el Este de Asia, en China. Pero en general, los masacran para obtener el dinero con que se financian las bandas terroristas. No hace mucho fue ocupado ese centro comercial en Nairobi. Pues bien, la organización que perpetró el hecho venía de Somalia. Se considera que hasta el cuarenta por ciento del dinero que emplea en sus actividades terroristas proviene del comercio ilegal de marfil y de la caza furtiva, en la que participan activamente.

En Rusia, aparte de que son combatidos los cazadores furtivos, se despliegan distintos proyectos destinados a conservar especies raras de animales y aves. Entre ellos sobresale el proyecto Morsas del Ártico. Las morsas suelen dividirse en tres subtipos, explicaba Mijail Stishov, coordinador de proyectos para la conservación de la biodiversidad del Ártico, de la filial rusa de la Fundación Mundial de la Naturaleza:

–La morsa del Pacífico vive en el mar de Behring y del Este de Siberia. Esta es una morsa de caza y con ella no hay problemas. La del Atlántico habita Groenlandia y el Este de Canadá. En nuestro país, en Barentzevo y en al mar de Karsk. La morsa del Atlántico es poco numerosa, y se desconoce su cantidad. De ahí que hace algunos años tratamos de aclarar sus lugares de residencia. Se han encontrado nuevas camadas en la isla de Baigach, en Nóvaya Zemlyá. Se ha comenzado la observación satelital de las morsas. Existe la información de cómo cambian de lugar en el mar de Barentz.

El tercer subtipo vive en las aguas del mar de Láptiev. Es el más misterioso y posiblemente sea de la familia de las morsas del Pacífico. Es lo que habrá que aclarar. Los investigadores necesitan, para proteger la población de las morsas, tener la información de los lugares que habitan. A esta interrogante ayudará a responder la genética. Pues, los científicos lograron tomar muestras del material genético de las morsas del Atlántico y del Pacífico. Y la expedición efectuada este año sirvió para tomar muestras de un tercer subtipo, consignado en el Libro Rojo. En el Instituto de Genética será obtenida, ya hacia el invierno, la información exacta de cómo estos subtipos están vinculados entre sí. Es posible que estas investigaciones ayuden a salvar esta especie de la extinción.

sb/lj
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