NUEVA DELHI, India (CNN) — En las calles de la capital india viven 50,000 niños, que hacen lo que pueden para sobrevivir: venden sus posesiones en caminos concurridos, buscan andrajos e incluso hacen acrobacias callejeras, de acuerdo con la organización Save the Children India. Más del 50% de esos niños ha sufrido abusos verbales, físicos o sexuales, en ocasiones a manos de la policía, de acuerdo con el grupo de defensores de los derechos de los niños.
Chadni, de 14 años, no es una adolescente más en los barrios bajos de Nueva Delhi. Ella es periodista. Para ser precisos, es una reportera que documenta la vida de los niños en las calles a través de sus artículos en el periódico gratuito Balaknama, que se publica trimestralmente en hindi.
Para sus amigos y familiares, Chandni es una estrella a la que todos los que se encuentran en problemas recurren. Su vida no se parece en nada a lo que era hace cuatro años, cuando trabajaba como asistente doméstica. En ese entonces, era demasiado pobre para ir a la escuela, por lo que se levantaba de madrugada, alimentaba a sus hermanos menores y acompañaba a su madre a limpiar casas hasta bien entrada la noche.
Gracias a un amigo, se enteró de que había un grupo de personas con antecedentes parecidos que organizaban un periódico, pero no cualquier periódico, el Balaknama. En éste se contaban historias sobre la dura existencia en las calles de Nueva Delhi. A pesar de que su madre tenía dudas, Chandni vio que esta era su oportunidad para sobresalir y hacer la diferencia, para contar su historia con su propio estilo.
“Ahora puedo estudiar y colaborar con el periódico”, dijo. ”Me sentí como una superestrella cuando publicaron mi foto y mi nombre por primera vez en el periódico. Me hice famosa de la noche a la mañana. Nunca miré atrás”, agregó la jven quien espera convertirse en maestra para educar a los niños desfavorecidos.
Govind, de 14 años tiene una historia parecida. Ella solía vagar sin rumbo por las calles de la ciudad con sus amigos antes de descubrir el poder de la pluma. A los nueve años, se enteró del periódico y a pesar de la oposición y las burlas de sus amigos y familiares, Govind decidió intentarlo.
“Cuando me uní a Balaknama, mis amigos se burlaban de mí. Pero ahora leen mis artículos y me ven crecer en mi vida. Desearían haber hecho lo mismo”, dijo.
La edición de aniversario
Balaknama se fundó en 2003 como parte de una iniciativa de Badhte Kadamí, una federación de niños de la calle y trabajadores del norte de India asociada con Childhood Enhancement through Training and Action, una organización no gubernamental de la ciudad. La publicación busca dar voz a los sectores más desfavorecidos y marginados de la sociedad india. En ella, los jóvenes pueden escribir en un ambiente empático sobre las aflicciones y el sufrimiento que atestiguan a diario.
Subhash, quien también pasó años luchando por sobrevivir en las implacables calles, es uno de los fundadores. ”Gracias a la creciente popularidad de nuestro periódico, queremos aumentar la tirada y convertirlo en una edición de ocho páginas en comparación con las cuatro existentes”, dijo el fundador, quien tiene grandes planes para el periódico, como la publicación de una edición a color para su décimo aniversario.
Hace 11 años, Subhash abandonó la escuela y se vio obligado a mudarse a las calles de la capital india. En ellas, vendía revistas en las intersecciones más transitadas y ganaba apenas dos o tres dólares (entre 26 y 40 pesos) al día. Un día, uno de los activistas de CHETNA lo vio escondiéndose detrás de otro adolescente que vendía revistas y le ofreció refugio y la oportunidad de hacer una vida. Subhash temía que fuera una trampa de los traficantes de personas, pero a final de cuentas decidió dar un salto de fe y acompañar al desconocido.
Orgullo y confianza en sí mismo
La idea del diario dio a Subhash una nueva vida. Su existencia diaria adquirió un rumbo, y su orgullo y autoestima se restauraron. Ahora estudia una maestría en Sociología y planea hacer un doctorado.
“Los niños relacionados con Balaknama están mucho más conscientes de sus derechos que el estudiante promedio”, dijo Sanjay Gupta, director de CHETNA. “También aprenden a lidiar con algunas de las emergencias con las que pueden encontrarse”, agregó el director quien dijo que el periódico no solo da a los niños la oportunidad de hablar sobre las tragedias que han visto, sino que también los empodera. El CHETNA pone a disposición de los niños servicios como el acceso a grupos de apoyo y talleres que les ayudan a enfrentar los problemas que han vivido, clínicas de salud, rehabilitación tras el consumo de drogas y asesoría.
De vuelta en la redacción del periódico, es inspirador ver a Chandni y a sus colegas totalmente absortos en su trabajo, son un ejemplo de cómo hasta los miembros más olvidados de la sociedad india pueden florecer si les dan la oportunidad.