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Luego de cada muerte en las distintas encarnaciones, transitamos el camino que nos conduce a un mundo espiritual conocido como el Espacio entre Vidas. Para ello, nos desprendemos de nuestro antiguo cuerpo flotando por encima de él, dirigiéndonos hacia un túnel que constituye el pasaje entre el mundo terrenal y el espiritual.
Así, flotando y dejándonos llevar, recorremos un oscuro trayecto con una sorprendente luz en su final. Al salir del mismo nos vemos invadidos por un profundo sentimiento de paz y amor. Hemos llegado al Espacio entre Vidas. Este constituye uno de los lugares más maravillosos que pueden ser explorados a través de la Terapia de Regresión a Vidas Pasadas. Cuando arribamos, nos sentimos deslumbrados ante un espacio infinito, sin límites, luminoso y radiante. Algunas personas pueden llegar a observar construcciones gigantescas, hermosos paisajes, campos de flores y cielos brillantes. Otros podrán ver colores intensos o energía pura. Lo cierto es que las descripciones varían con cada persona y con cada encarnación. Después del impacto que éstas imágenes nos provocan, sentimos que la emoción nos invade nuevamente. Seres muy queridos han venido a recibirnos.
Reencontrándonos con nuestras Almas compañeras
Cuando arribamos al Espacio entre Vidas, un comité de recepción nos está aguardando. Este grupo de viejos conocidos varía según la persona y la antigüedad de su alma. Se pueden dar las siguientes circunstancias:
Que nos encontremos con nuestro guía, quien nos espera y con quien podremos sostener un encuentro de gran trascendencia para nosotros. Cuando esto sucede, por lo general, no nos reencontramos en primera instancia con nuestras almas queridas de encarnaciones anteriores, sino que lo hacemos posteriormente. La duración del encuentro así como su importancia depende de las circunstancias de la vida que hemos llevado y las lecciones a aprender.
Además durante la reunión recibimos toda la comprensión y el afecto de nuestro guía quien es en realidad nuestro eterno protector y consejero en cada una de nuestras vidas.
Que seamos recibidos por un alma compañera, que es en realidad alguien que ha sido muy importante en nuestra vida (un pariente muy cercano, un amigo íntimo) y que está allí para darnos la bienvenida al mundo espiritual. Luego de hacerlo, por lo general nos conduce al encuentro con otros seres queridos de distintas encarnaciones, que nos están esperando para brindarnos su amor. Es recién después de este segundo encuentro, que nos dirigimos a nuestro propio grupo específico con seres de nuestro mismo nivel de desarrollo espiritual. Ocurre que muchas de nuestras almas queridas, que han estado con nosotros en encarnaciones anteriores, no se encuentran en el mismo nivel de desarrollo por lo que tienen otro grupo de aprendizaje. De todos modos a pesar de estas circunstancias, seguiremos reencontrándonos con ellos una y otra vez en las distintas encarnaciones por venir.
La tercera opción tiene que ver con las almas muy evolucionadas. Cuando alcanzamos un estado espiritual superior, no precisamos ningún comité de recepción, ya que por ser almas maduras y experimentadas nos dirigimos directamente a nuestro nivel de pertenencia. Por lo general estos casos son poco frecuentes y difíciles de observar. Ocurre con seres muy elevados y de una espiritualidad superior.
¿Cómo son las Almas que observamos en el espacio entre vidas?
Las almas que habitan el mundo espiritual pueden adoptar distintas formas. Muchas veces adquieren aspecto humano, como ocurre con nuestras almas compañeras o seres queridos de distintas encarnaciones.
Nuestros guías y sobretodo algunos maestros superiores pueden adoptar también esta forma, sobretodo la de personas mayores, de aspecto grave pero afectuoso. Es posible observar también, seres de energía pura, brillantes, luminosos, y a veces a través de su cuerpo casi transparente, podemos distinguir unos ojos muy especiales que irradian luz. En otras ocasiones, pueden aparecer como figuras a medio formar, mitad energía, mitad humanas. En fin, muchas son los aspectos que pueden ofrecernos y varían con las personas y con cada encarnación, pero tal vez lo más importante sea, que cualquiera sea su forma, siempre podremos reconocerlas de una forma especial, muy difícil de explicar.
¿Qué sucede con las Almas que se desvían de su destino habitual?
En ciertas ocasiones las almas alteran su recorrido habitual y no se dirigen al Espacio entre Vidas. Ocurre cuando han sido tan gravemente dañadas que no pueden alcanzar el mundo espiritual. Esto sucede en dos situaciones en particular.
La primera se relaciona con las almas que rehúsan regresar al Espacio entre Vidas y eligen quedarse en el mundo terrenal. No pueden aceptar que su cuerpo físico ha desaparecido. Por lo general son almas que han sufrido una muerte brusca o padecen una gran confusión o descontento. Son los que habitualmente llamamos fantasmas y generalmente permanecen en un lugar físico concreto. Luego de determinado tiempo, cuando estén preparados se dirigirán nuevamente al mundo espiritual para volver a reencarnar.
La otra situación tiene que ver con almas perturbadas, involucradas en actos criminales o que han tenido algún tipo de complicidad con estas alteraciones. Cuando esto ocurre, son recibidas por sus guías y enviadas a otro lugar, distinto del resto de las almas. Es un sitio destinado para el aislamiento espiritual donde podrán reflexionar sobre su conducta durante un tiempo determinado, seguido posteriormente por un período de adoctrinamiento.
Luego de este proceso, por lo general las almas reencarnan nuevamente, en una vida íntimamente relacionada con la anterior, probablemente padeciendo situaciones similares a las que han provocado.
Todas estas experiencias referidas a los distintos destinos del alma en el Espacio entre Vidas, se basan en los relatos de personas que a través de la Terapia de Regresión a Vidas Pasadas, han podido reencontrarse con lo más profundo de su ser, reviviendo su pasaje por el mundo espiritual y descubriendo recuerdos de un lugar sin tiempo al que se vuelve una y otra vez.
por Dr. Victor Borak