HABLÁNDOLES O PONIÉNDOLES MÚSICA
Las intervenciones psicológicas reducen a la mitad las muertes y los acontecimientos cardiovasculares en pacientes con cardiopatías, según una investigación realizada en Atenas (Grecia) y presentada en el Congreso de Cuidados Cardiacos Agudos (ACCA) de 2013, que se celebra desde este sábado en Madrid organizado por la Sociedad Europea de Cardiología (ESC, en sus siglas en inglés).
Las enfermeras de la unidad de cuidados coronarios implicadas en el estudio observaron que los pacientes tenían menos probabilidades de sufrir otro ataque al corazón, morir o regresar al hospital cuando hablaban con ellos sobre su tratamiento, ponían música para ellos o les ayudaban a los pacientes religiosos a rezar sus oraciones, según relata Zoi Aggelopoulou, enfermera y una de las autoras de la investigación.
“Esto nos hizo pensar que la cardiopatía coronaria no es sólo física, sino que tiene también un componente psicológico. Queríamos averiguar si otras personas habían observado lo mismo y si el apoyo psicológico tenía efectos reales sobre los resultados de pacientes con cardiopatía coronaria”, explicó Aggelopoulou.
El trabajo consistió en un metaanálisis de nueve estudios controlados y aleatorizados, de los que se evaluó si las intervenciones psicológicas podían mejorar los resultados de los pacientes con cardiopatía coronaria en combinación con un programa de rehabilitación convencional. Los científicos observaron que las intervenciones psicológicas redujeron la mortalidad y los acontecimientos cardiovasculares en un 55 por ciento después de dos años o más, pero que los beneficios no fueron significativos durante los dos primeros años.
Aggelopoulou destaca: “Observamos grandes beneficios de las intervenciones psicológicas después de dos años, puesto que morían menos pacientes o una cifra inferior sufría un acontecimiento cardiovascular y, por lo tanto, menos volvían a ingresar en el hospital. Las intervenciones incluían hablar con los pacientes y sus familias sobre los problemas que les preocupaban, ejercicios de relajación, musicoterapia y ayudarles a rezar sus oraciones”.
Según desgrana esta experta, los pacientes quieren saber qué les pasará cuando salgan del hospital, si podrán o no tener relaciones sexuales y cómo tomar su medicación. “Nuestra investigación muestra que darles información y tranquilizarles reduce la probabilidad de que mueran o sufran otro ataque cardiaco. Los pacientes pueden fomentar esta nueva cultura de información haciendo más preguntas y comprometiéndose más con las decisiones sobre su tratamiento”, subraya.
Los estudios de base poblacional han demostrado que los factores psicológicos pueden influir en la probabilidad de sufrir un ataque cardiaco. Los factores incluyen depresión, aislamiento social, bajo estatus socioeconómico y estrés crónico, por ejemplo, así como ansiedad laboral o conyugal y estrés derivado de la atención sanitaria.
“Los resultados de nuestro estudio refuerzan la evidencia de que los factores psicológicos desempeñan un papel importante en las dolencias cardiacas. No sólo influyen en el riesgo de tener un ataque cardiaco, sino también afectan a las perspectivas de futuro de un paciente que ha sufrido un acontecimiento cardiovascular. Esto respalda nuestra opinión de que la enfermedad cardiovascular no es sólo una enfermedad física, sino que tiene un importante componente psicológico”, insiste Aggelopoulou.
Por todo ellos, los autores del estudio concluyeron que las intervenciones psicológicas debían incorporarse a la rehabilitación de los pacientes con cardiopatía coronaria. “Podemos ayudar a nuestros pacientes sólo hablándoles o introduciendo elementos nuevos en nuestra práctica clínica, por ejemplo, la musicoterapia”, aconsejó esta experta.
En este sentido, alerta de que las unidades coronarias son lugares ajetreados y, por ejemplo, en Grecia a veces hay una o dos enfermeras para entre 10 y 20 pacientes en la unidad de cuidados coronarios, por lo que falta tiempo. “Pero nuestro descubrimiento de que la incorporación del apoyo psicológico como complemento de las terapias fisiológicas reduce la mortalidad y los acontecimientos cardiovasculares en un 55 por ciento debe suponer una llamada de atención sobre que estas intervenciones realmente funcionan”, concluyó.