Palabras para mis amigos catalanes

Por estar estos días en Cataluña, lo que ahora vais a leer ha brotado fruto de todo lo que uno ve y siente en esta tierra. De antemano quiero destacar lo bien que soy tratado siempre que vengo aquí. Precisamente por ser tan bien tratado, quiero dedicaros estas palabras, amigos míos, como un acto de máxima sinceridad y de entrega por todo lo que aquí recibo, que siempre es mucho.
 
El movimiento independentista catalán es un movimiento controlado y manipulado por la misma élite que gobierna en la sombra el estado central español.
 
Las élites que gobiernan el estado central español pertenecen a la misma casta que las que propugnan la independencia catalana; solamente os pediría que investiguéis un poco la vinculación de la oligarquía catalana –en particular la familia Pujol y la familia Mas- con las sociedades secretas, en particular con la masonería, así como con la élite de la banca mundial y con el sionismo.
 
Si se creara una nación independiente catalana estaría gobernada por la misma élite controladora y manipuladora, una ‘corporación’ que con la emisión fraudulenta de dinero, estaría controlando al pueblo.
 
Te crean la necesidad irreal de una nación catalana, lo mismo que te están creando la necesidad de un producto de consumo; mientras te distraen con la idea de la independencia, te están privando de un tiempo de oro para EL VERDADERO DESPERTAR. 
 
Con estas armas de distracción masiva lo que pretenden es la desunión de las Fuerzas del Bien; ved sino esta noticia que salió ayer mismo en un diario catalán. Os señalo este párrafo para que podáis comprobar cómo juegan a marear la perdiz. Esto dicen los organizadores Teresa Forcades y Arcadi Oliveres:“Este fin de semana a los que quieren una España libre se les envía a la plaza Catalunya, y a nosotros que queremos una República Catalana se nos envía a la plaza España y Montjuïc cuando nos hubiese gustado hacer el acto en la plaza Catalunya”.
 
Detrás de la propuesta de independencia de Cataluña se esconde el propósito de tener divididos a los ciudadanos a través de ideologías y conflictos artificiosos. ¿Para qué? Para que la gente permanezca desactivada de la gran familia humana, planetaria. Al tomar conciencia de la pertenencia a un pueblo concreto podemos olvidar que TODOS SOMOS UNO Y QUE ENTRE TODOS ESTAMOS CONSTRUYENDO ESTE GRAN PROYECTO DE VIDA.
 
Ahora mismo, o nos salvamos todos, o no sirve que se salven sólo unos pocos. Así que la tarea no es crear un nuevo Estado sino desmantelar el Estado, los Estados. No más democracia inexistente y sí un caminar unidos hacia una autocracia desde el respeto, la solidaridad y la colaboración permanentes.
 
Hubo un anterior apunte sobre este tema hace unos meses, por si alguien quiere repasarlo.
 
Como final a esta breve carta, me permito citar a Agustín García Calvo, un brillante pensador que vislumbró hace ya tiempo la manipulación que se cernía sobre parte de los ciudadanos de este maravilloso territorio llamado Península Ibérica. Dijo:“Que nadie nos represente. Si confías en que alguien te represente, pasarás a ser su esclavo. Los idiomas, por ejemplo el gallego o el catalán, sirven como pretexto para el dominio de la gente”. 
 
 
 
 
 
 
En la foto vemos a un dragón del Parque Güell, una simbología netamente reptiliana; la simbología imperante en la ciudad de Barcelona habla de quiénes han mandado aquí durante mucho tiempo y quiénes siguen mandando. A instancias del rosacruz Güel, el masón Gaudí pobló Barcelona de símbolos que hace años me parecían una cosa y que ahora poco a poco voy comprendiendo. Cada vez pesa más la influencia que Gaudí tuvo del lado oscuro. No os doy todos los pormenores de lo que pienso sobre la basílica de la Sagrada Familia porque me parecen un poco fuertes, pero sí diré que las obras finales de esa basílica apuntan hacia una apoteosis cien por cien luciferina; esa basílica es un homenaje a Satán como un templo de grande, y nunca mejor dicho. El mismo nombre “La Sagrada Familia”, ¿a qué familia se está refiriendo? ¿No será ‘la famiglia’? ¿Se comprende? Creo que sí.

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