El elevado desempleo es uno de los principales lastres de la economía española
El desempleo, la falta de crédito y la débil demanda nacional impiden ver los efectos del fuerte tirón de las exportaciones
Ya es oficial: la economía española ha dejado atrás la recesión. Las estimaciones del Banco de España presentes en el boletín económico del mes de octubre confirman que España creció un 0,1% entre los meses de julio y septiembre, tras nueve trimestres de contracción. Esta mejora en la evolución del Producto Interior Bruto (PIB) se suma al progreso en las condiciones de financiación del Estado (en comparación con el año pasado, la prima de riesgo ha caído en 169 puntos básicos) y el repunte de la Bolsa, que llegó a cerrar el viernes de la semana pasadapor encima de los 10.000 puntos.
A esta creciente oleada de datos positivos se suma el interés demostrado por los inversores, ya sea en forma de operaciones, como la compra del 6% de FCC por parte de Bill Gates, o las recomendaciones de inversión efectuadas por las entidades extranjeras, que durante las últimas semanas han pasado del pesimismo absoluto a destilar una euforia incluso superior a la de las instituciones españolas. En este sentido, ayer, por ejemplo, el director de inversiones internacionales del área de renta fija de JPMorgan, Nick Gartside, aseguró que España será «probablemente la próxima gran historia de éxito de Europa».
Sin embargo, el cuadro de la recuperación de la economía española no es, ni mucho menos, monocromático. Toda esta serie de datos positivos llega en un momento en el que la morosidad bancaria continúa en máximos (en agosto se disparó al 12,12%, el nivel más alto desde que arranca la serie histórica, en 1962), el porcentaje de paro sigue suponiendo más de una cuarta parte de la población activa y la demanda interna aún muestra signos de debilidad.
¿Por qué el momento «fantástico» al que hacía referencia Emilio Botín la semana pasada en EE.UU. no se refleja con tanta nitidez en los hogares españoles? ¿Se puede hablar con propiedad de «brotes verdes» y al mismo tiempo advertir sobre los desequilibrios aún presentes en la economía española?
En un interesante artículo publicado en el blog de Bankinter, la entidad cree que sí, que «todos tienen un poco de razón» y que el motivo de la sensación de que esa mejora de la economía no ha alcanzado a la población se debe a que aún es demasiado pronto para notar los efectos. «Los componentes del PIB que están ayudando a esa recuperación son ratios alejados de la economía del ciudadano», explica la sociedad dirigida por María Dolores Dancausa.
Aumento de las exportaciones
La principal razón que explica este alejamiento entre los avances en la «macroeconomía», las grandes magnitudes, y las condiciones de vida de los ciudadanos se explica, principalmente, porque el principal componente del Producto Interior Bruto que está espoleando la economía española, la demanda exterior, no permite ver directamente los frutos de ese avance. Es decir, la mayor parte de la actividad, de momento, se canaliza al extranjero.«En general, las empresas cuya principal actividad sea la exportación están consiguiendo una mejora clara de sus cuentas, gracias a la mejora de competitividad y a la mejor salud económica de la que ya gozan otros países», subraya Bankinter.
Paro y bajo consumo
La demanda nacional sigue lastrada por el retroceso del poder adquisitivo de los hogares. Como ponía de relieve el informe del Banco de España conocido ayer tampoco se vislumbra, en breve, una reactivación del consumo. «El bajo nivel de renta, las todavía desfavorables perspectivas del mercado laboral y el elevado endeudamiento de las familias no permiten prever una recuperación sensible del consumo a corto plazo».
Esta tendencia se encuentra también en transición: el menor ritmo de crecimiento del IPC durante los meses de verano ha contribuido a que se produzca «un pequeño avance» en el consumo de los hogares en el tercer trimestre (0,1%), según las previsiones de la entidad presidida por Luis María Linde. La pequeña y la mediana empresa española es la más perjudicada por esta situación. «Los ciudadanos e incluso la pequeña empresa que depende de la demanda nacional para salir adelante (restaurantes, pequeños comercios, etc.) siguen atravesando momentos delicados sin que perciban esa mejoría de la que se habla en otros círculos», destaca Bankinter.
Escaso crédito
Las dificultades que atraviesa el sector privado y el proceso de reducción de la deuda que afronta el sector bancario continúan reteniendo la concesión de préstamos, esenciales para actividad económica. En el caso de las empresas, recuerda la entidad, «están reduciendo sus créditos en vez de aumentarlos, utilizando el dinero disponible que tienen para amortizar deudas, sin que tampoco llegue a la economía del ciudadano».
Efecto contagio
Al igual que la crisis española comenzó en el sector inmobiliario y no se percibieron sus efectos en la sociedad hasta pasados unos años, la recuperación también tardará tiempo en hacerse patente en la base de la economía. «La mejoría de la economía no está entrando de una forma uniforme en todos los estratos, sino que ha empezado en las empresas, principalmente las exportadoras. Es de esperar, según las previsiones, que la buena salud se vaya extendiendo poco a poco al resto de eslabones de la cadena», concluye Bankinter.