Una colaboración de Vania Gutierrez
“Por primera vez en la historia, la izquierda mayoritaria no tiene una agenda progresista. Se ha olvidado de un principio básico. Cada movimiento político progresista se ha construido sobre la rabia, las necesidades y las aspiraciones de la principal clase emergente”.
El término «precariado», como sus equivalentes en otras lenguas europeas, se usa desde hace al menos una década.
Según la mayoría de las fuentes, este neologismo se forma a partir de los sustantivos «precariedad» y proletariado», aunque para el sociólogo Robert Castel se trata de una contracciónde las palabras “précarité” (precariedad) y “salariat” (asalariado).
Entre los principales valedores y difusores de este neologismo tenemos representantes del mundo académico, como el propio Robert Castel, y activistas, como el italiano Alex Foti, uno de los promotores de las «celebraciones» de San Precario en Europa.
Para Foti, el «precariado» de nuestra sociedad posindustrial vendría a ser lo que fue el proletariado de la sociedad industrial.
Recientemente, Guy Standing, catedrático de Seguridad Económica de la Universidad de Bath (Reino Unido), publicó un libro en el que desarrolla su análisis sobre lo que califica como una“nueva clase peligrosa”.
Para Standing, esta nueva clase había estado creciendo como una realidad escondida de la globalización —que ha supuesto una nueva Gran Transformación— que ha llegado a la superficie con la crisis que se inició en 2008. El sociólogo británico lo ve como un “precariado global” de varios millones de personas en el mundo que carecen de todo anclaje de estabilidad.
No es parte de la “clase obrera” ni del “proletariado clásico”, términos menos útiles cuando la globalización ha fragmentado las estructuras nacionales de clase.
Es una clase en creación, formada por un número creciente de personas —Standing calcula que una cuarta parte de los adultos de las sociedades europeas se pueden considerar precariado— que caen en situaciones de precariedad, que supone una exclusión económica y cultural.
La caída en el desempleo y la economía sumergida es parte de la vida del precariado. También sus diferencias en formación con la élite privilegiada y la pequeña clase trabajadora técnicamente instruida.
Según Standing, es una “clase peligrosa” pues es pasto de todo tipo de populismos y extremismos, incluido el nacionalismo exacerbado, el proteccionismo y el antieuropeísmo. Por lo que se requieren medidas para evitar que siga creciendo.”
De hecho, su vacío ideológico puede hacer que se vuelquen tanto al fascismo de extrema derecha, como a la extrema izquierda.
Sus mensajes conllevan partes de ambas. Una mezcla de pseudomarxismo con mechones fascistas, llegando incluso a tomar posiciones racistas o autoritarias.
En palabras de Guy Standing
“Por primera vez en la historia, la izquierda mayoritaria no tiene una agenda progresista. Se ha olvidado de un principio básico. Cada movimiento político progresista se ha construido sobre la rabia, las necesidades y las aspiraciones de la principal clase emergente”.
“Contrariamente al proletariado – la clase industrial trabajadora es la que construyó la socialdemocracia del siglo XX – las relaciones de producción del precariado se definen por una implicación parcial en el trabajo combinado con un ‘trabajo por obra’ extensivo, un abanico creciente de actividades no remuneradas que son imprescindibles si se quiere mantener el acceso a los trabajos y las rentas decentes”.
“La mayoría de sus miembros no pertenece a ninguna comunidad profesional u oficio; no tienen ninguna memoria social a la que recurrir ni ninguna sombra del futuro que planea sus deliberaciones con otras personas, lo que les hace oportunistas.
Los mayores peligros son las enfermedades sociales y el riesgo de que los políticos populistas jueguen con sus miedos e inseguridades para atraerles hacia el neofascismo, acusando a los ‘grandes gobiernos’ y los ‘extraños’ de sus dificultades”.
Este movimiento se ha expresado de maneras y en lugares tan dispares como los Indignados en España, el movimiento Occupy Wall Street en los Estados Unidos, la plaza Tajrir en Egipto y los acampantes en Tel Aviv.
Dice Standing:
“Somos testigos de esta deriva, cada vez más disfrazada como un reposicionamiento hábil, como es el caso de los Auténticos Finlandeses, los Demócratas Suecos y el Frente Nacional francés. Son aliados naturales del Tea Party americano, los Copiones japoneses, La Liga de Defensa Inglesa y los originales, los seguidores neofascistas de Berlusconi.”
Guy Standing es Profesor de Seguridad Economica en la Universidad de Bath, Inglaterra y copresidente de BIEN (the Basic Income Earth Network).Este articulo se basa en su nuevo libro The Precariat – The New Dangerous Class, publicado por Bloomsbury.
Fuentes de Información
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