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17 de Noviembre del 2013
Traducido por Liliana Zerbino (Tahíta) para Comunidad Consciencia y otros Grupos de Servicio ♥
El fracaso es nuestro mayor miedo y, sin embargo, no es algo que podamos experimentar, en el verdadero sentido de la palabra. ¿Por qué? Porque no importa lo que pensemos que no funciona, nunca retrocedemos al verdadero origen, al punto en que no sabemos nada. Cuando “fallamos”, volvemos a nuestro más reciente punto de transformación, el punto en el que comenzamos esta parte de nuestro viaje. ¿Cómo llamamos a una experiencia cuando el resultado no cumple con nuestras expectativas? ¿Qué tal : un reajuste, un cambio de planes, un nuevo trabajo o una reconsideración, ya que no es, ni puede ser, un fracaso total.
¿Qué significa fracaso? En general, se utiliza la palabra fracaso para describir algo que no resultó como esperábamos o planeamos. Pero ¿dónde estuvo el punto de la falla, en el plan o en el resultado? El resultado no puede ser más que el plan y los planes que creamos reflejan nuestra consciencia y vibración en ese momento. Una vez que estamos en un camino, comenzamos a evaluar nuestro progreso y si no nos gusta la dirección, la velocidad, o el destino, lo llamamos: fracaso, pero es, de hecho, una oportunidad de reconsiderar nuestro plan y hacer los ajustes con la nueva energía y los puntos de alineación que hemos adquirido haciendo el viaje. Necesitamos integrar lo que hemos aprendido hasta el momento, hacer los ajustes necesarios, crear un nuevo plan y comenzar de nuevo. Pero no empezamos desde el principio, comenzamos de nuevo desde el lugar en que nos detuvimos.
Entonces nos movemos hacia adelante hasta que necesitemos integrar más energía para poder seguir avanzando. Esto no es diferente a conducir un coche en un viaje por la carretera y tener que parar y llenar el tanque de gasolina antes de seguir adelante. ¿Es un fracaso, porque el viaje no se pudo completar con un solo tanque de gasolina? Depende de lo lejos que vayamos, del tamaño del tanque de gasolina, de la forma en que conducimos, si el aire acondicionado está encendido, si el camino es accidentado, y del rendimiento de la gasolina del coche. Nuestros viajes son muy similares a este, con algunas variables.
El viaje es siempre más de lo que creemos que debe ser y toma más tiempo de lo que planeamos, posiblemente porque siempre queremos hacer todo en el menor tiempo posible. Pero necesitamos estas pausas, pudiendo sentirnos tentados a llamarlas fracasos, para impelernos a considerar ajustes en nuestro camino y plan. Tenemos muchos indicios de que el plan necesita de cambios a lo largo del camino, cuando no estamos felices, cuando nos sentimos atrapados, cuando no podemos seguir adelante, cuando las cosas se ponen muy difíciles, o casi nada funciona como esperamos o como pensamos que deberían hacerlo. Esos no son puntos de falla, son puntos de reconsideración del plan y el resultado, para asegurarnos de que están alineados y que estamos alineados con ellos.
No podemos crear un resultado que sea mejor que el plan, y cada plan, no importa cuán bien lo consideremos, está limitado a la energía que encarnamos en el momento de hacerlo. Así que en lugar de gastar nuestro tiempo en criticar, juzgar, y vernos a nosotros mismos como un fracaso, sería mejor considerar la pausa como una parada en boxes en el viaje por la carretera de la vida y utilizar el tiempo en comprobar nuestros neumáticos (reconsiderar el plan), conseguir algo para comer (actualizarnos a nosotros mismos), usar el baño (eliminar lo que ya no es necesario), revisar el mapa (asegurarnos de que todavía estamos en dirección hacia el destino), y tal vez incluso tomar una siesta, para estar en plena forma en la siguiente etapa del viaje.
Recuerden que el objetivo de cualquier viaje no es el destino, sino el viaje en sí.
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