En un mundo hiperreal e insaciable en el que se trafica en experiencias y en el que se quiere conocer lo que los otros viven pero sólo hasta cierto punto, tenemos el hotel boutique Shanty Town en Sudáfrica, el cual es parte del Emoya Luxury Hotel and Spa. Ubicado cerca de Bloemfontein, Shanty Town ofrece una experiencia simulada de vivir en un barrio bajo –conocidos en inglés como slums– típicamente en las afueras de la ciudad, en casas de metal corrugado o cartón ondulado, en medio de desechos, en ocasiones ambientes tóxicos o poco salubres y altos índices de crimen. En este caso el “slum tourism” es sólo simulado, es decir, el lugar sólo parece ser un barrio bajo –por debajo es un resort de lujo.
Shanty Town consta de doce cabañas seudo-pocilgas que mantienen una fachada de pobreza pero que tienen calefacción y Wi-Fi, para que los amantes del simulacro puedan seguir cómodos y conectados. Las habitaciones cuestan 82 dólares la noche, lo que significa algo como la mitad del salario al mes que gana en promedio un trabajador promedio en Sudáfrica. Algunos de los huespedes han calificado la experiencia en Trip Advisor como “muy real” y otro anuncia con obviedad “no se queden en Shanty Town, por ese mismo precio pueden quedarse en un hotel de lujo de bed and breakfast”.
Para algunos este tipo de “experiencias” resultarán ofensivas, para otros divertidas y otro más creerán ver en ellas un signo de nuestros tiempos, en los que las apariencias y la simulación son parte ya indisociable del tejido de lo real.