En su ‘marcha hacia Occidente’ el primer ministro Chino llegó esta semana a Europa para visitar Rumanía, tras asistir a la reunión de líderes de China-Europa Central y Oriental (CECO). Una marcha que vislumbra una nueva Ruta de la Seda.
Los planes de China
Pero, ¿cómo pretende China lograr esta meta? El gigante asiático planea seguir un camino ya conocido: apoyar el financiamiento de proyectos de infraestructura a gran escala, como atestigua el compromiso de Pekín de construir un ferrocarril entre Hungría y Serbia (ambicioso plan que vinculará en el futuro China con centro Europa).
Un compromiso que manifestaba el ministro Li durante su reciente visita a Europa, en la que aseguró que el apoyo financiero de su país se extenderá también a sectores como el de las manufacturas, la energía hidráulica y la energía nuclear, según el diario ‘China Daily’.
Si bien el ‘modus operandi’ chino no es ninguna novedad, si parece serlo el momento elegido para esta visita: la reunión con Rumanía se produce una semana después de que Li asistiera a una cumbre con la Unión Europea y precede a una reunión de la Organización de Cooperación de Shanghái, que incluye a primeros ministros de los países de Asia Central vecinos de China.
Este calendario parece esbozar el propósito estratégico real que se oculta detrás del acercamiento a Europa Central y Oriental: ‘la marcha hacia Occidente’ de China parece aspirar a perfilar una nueva Ruta de la Seda.
‘Divide y vencerás’
Para ello, Li ha definido la cooperación de China con los países de Europa central y oriental como “algo distinto de la relación de China con la Unión Europea en su conjunto”.
En parte, esto es por necesidad, pues de los 16 países europeos representados en la reunión de la CECO, cinco (Albania, Bosnia y Herzegovina, Macedonia, Montenegro y Serbia) no son actualmente miembros de la Unión Europea. En cambio, China planea enmarcar su cooperación en la fórmula ’1+16 ‘; esto es, China, junto a los 16 países del centro y el este de Europa, comprometiéndose, según Li, a “complementar” el marco de la Unión Europea, no a “derribarlo”.
Por su parte, los dirigentes de la Unión Europea se han apresurado a señalar que todas las ofertas económicas chinas deberán seguir las normas comunitarias vigentes.
Aun así, de acuerdo con algunos expertos, es difícil no pensar que algunas de estas naciones europeas vayan a aceptar la cooperación con China como una alternativa a la adhesión a la Unión Europea. Algo similar a lo que está ocurriendo con Turquía, que contempla unirse a la Organización de Cooperación de Shangái, liderada por China, tras años de espera para entrar en el club europeo. Incluso países que ya son miembros de la Unión Europea probablemente disfrutarán de la oportunidad de asociarse con China y su economía en auge mientras Europa sigue luchando contra la recesión.
Alcance global
Pero más allá de rediseñar la Ruta de la Seda, las aspiraciones de China son de alcance mundial, ya que estudios recientes sugieren que las relaciones económicas de Pekín suelen ir acompañadas de un mayor apoyo político a la nación asiática en los foros internacionales.
Cuantos más países haya que acepten y lleguen a depender de la ayuda económica de China, mayor será el poder de China en organismos internacionales como la ONU.
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