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Imagina que estás de viaje. Te diijeron que tu destino es maravilloso: una tierra exuberante y fértil, con ríos que fluyen, la tierra de la leche y la miel. Suena como el paraíso pero nunca has visto una foto del sitio y pensaste que el viaje hacia allá sólo sería de 11 días, el tour en el que te inscribiste toma una ruta, y el viaje termina durando 40 años. En el camino, tú y tus compañeros de viaje experimentan muchas pruebas y apuros, incluyendo un incidente en el que la tierra se traga un gran grupo de tus amigos…¿suena como las vacaciones de tus sueños?
¿Cómo responderías ante esta situación? ¿Cómo respondería la mayoría de las personas que conoces?
Cuando el camino se pone difícil, es fácil lamentar la situación, culpar a otros, y hundirse en la negatividad. Los obstáculos nunca están en nuestro camino por casualidad; están ahí para que los enfrentemos y podamos continuar siendo un poco más sabios para el desgaste que tendremos. Karen Berg explica: “Cualquier reto que te encuentres en tu vida es parte de un diseño que tiene la intención de ayudarte a crecer y cambiar. Mientras más grande sea la dificultad, mayor es la oportunidad que te ofrece para mejorar la forma en la que te comportas y conectarte con la Luz. Esto es verdad incluso en la peor de las situaciones”.”
“El camino es un asiento eyectable de la zona de confort. Si la señal en la vía dice INCOMODIDAD, sabemos que estamos en el camino correcto. Cuando vamos en contra de nuestra naturaleza humana, estamos en el camino correcto. Cuando alguien hiere nuestro ego y en vez de caminar indignados como es habitual, nos quedamos y estudiamos el dolor, aceptamos la herida y nos sentimos agradecidos con quien nos insultó, con quien nos dio la oportunidad de traer más Luz y menos comodidad a nuestras vidas, entonces estamos en el camino correcto”.
Aquí están tres puntos para ayudar a que el camino sea menos tortuoso.
Restricción
No podemos controlar los eventos que ocurren a nuestro alrededor. Lo que sí podemos controlar son nuestras respuestas a esos eventos y cómo reaccionamos con la gente involucrada. Tomar las cosas con calma promueve la paz en las relaciones y dentro de ti mismo. Cuando las cosas no ocurren como las planeamos, date tiempo para tomar una pausa y pensar antes de actuar. El psicólogo, Russel Grieger, Ph.D., dice: “Si aprendemos a aceptar con gracia las vicisitudes como parte de nuestra experiencia colectiva, sin protestar o hacer de todo una catástrofe, podemos actuar de forma proactiva creando felicidad, a pesar de las dificultades que enfrentamos en este mundo”. El poder para hacer la transición a través de tiempos turbulentos está en nuestras manos. Podemos plantar nuestros pies y quejarnos del camino, o podemos tomar una respiración profunda y como el proverbio dice, detenernos a oler las rosas.
Acepta la lección
Saber que hay una lección escondida en cada encuentro negativo puede ser la llave para cambiar la perspectiva. Piensa en el camino que tienes delante como el plan de estudios
Mantén la perspectiva
Cada camino llega eventualmente a un fin. La autora, mentora, Rabinesa Jennifer Krause, toca este punto, “los tiempos difíciles puede que parezcan maratones, pero lo importante es recordar que sí llegan a un final… Levántate de la cama y de tu zona de confort, construye un nuevo sueño, ten un llanto corto y ríete mucho con un amigo”.
Los retos tienen el mayor potencial para el crecimiento y el descubrimiento. La historia no se trata de qué te ha pasado a ti, se trata de cómo has enfrentado los eventos en tu vida y has salido más fuerte al final. Todos hemos sido llamados a un viaje sin igual, depende de nosotros cómo lo vivamos.
Funte:Centro Kabbalah.