El Gobierno de Irak es incapaz de frenar a los cada vez más activos radicales islámicos, lo que amenaza con la aparición en la región de un Estado fundamentalista que exportará la yihad al extranjero, escribe hoy el diario rusoKommersant.
Hace poco, el ministro de Exteriores iraquí, Hoshyar Zebari, declaró que el conflicto entre el régimen y la oposición ha convertido Siria en un “caldo de cultivo para el terrorismo” y amenaza a todo Oriente Próximo.
Lo mismo, indica Kommersant, se observa en el propio Irak, que de hecho sirve de una base de operaciones para los radicales que combaten contra el régimen de Bashar Asad en Siria.
El grupo terrorista Estado Islámico de Irak y Levante, que está vinculado a Al Qaeda y engloba a numerosas formaciones insurgentes, declaró la creación de un Estado de islamismo radical en el territorio de Siria e Irak como su objetivo inmediato.
Fue esta organización que reivindicó la autoría de casi todos los atentados perpetrados en Irak en el año saliente que se han cobrado más de 6.000 vidas.
Según expertos, en los últimos meses el terrorismo en Irak roza un nivel sin precedentes mientras que el Gobierno parece incapaz de frenar el radicalismo suní y las fuerzas del orden están totalmente desmoralizadas.
Estas tendencias, advierten analistas, amenazan no solo con la desintegración del Estado iraquí sino también con la aparición de nuevos territorios suníes, primero en el “triángulo suní” (Bagdad – Ramadi – Tikrit) y después, en Jordania y Líbano vecinos. Esto a su vez podría servir de trampolín para el establecimiento de un nuevo Estado suní, que los radicales consideran un paso intermedio hacia el “califato mundial”.