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Esta es la historia de un poderoso emperador que tenía un secretario que usaba una frase muy peculiar cada vez que ocurría algo, sea bueno o malo, decía: “Todo lo que acontece, ocurre para bien”. Y el monarca al escuchar a su secretario solo atinaba a encogerse los hombros pero, un día el emperador trataba de pelar, torpemente, un mango e hizo un mal movimiento y termino rebanándose el dedo meñique. A lo que su inefable secretario dijo la consabida frase: “Todo lo que acontece, ocurre para bien”.
– ¡Estúpido! ¿Cómo te atreves a burlarte de mi desgracia? Acabo de perder mi dedo meñique y dices la tonta frase de siempre…
– Pero Alteza comprenda que… ¡Todo lo que acontece, ocurre para bien!
– Guardias a mí. ¡Detenga a este hombre y métanlo al calabozo! Además ordeno que se le confisquen todos sus bienes y sea torturado.
Y mientras era conducido a su celda el ex-secretario no dejaba de repetir: ¡Todo lo que acontece, ocurre para bien! Y al ser torturado seguía repitiendo la misma frase.
Al día siguiente el emperador para olvidar el penoso incidente decide salir de cacería con un pequeño séquito pero, por cosas del destino, el elefante en el que iba montado enloqueció repentinamente y su guía murió de un repentino ataque cardiaco. Por lo que el paquidermo salió corriendo sin rumbo por la jungla dejando atrás el sequito que lo acompañaba. Ya en medio de la jungla el monarca cae del elefante al golpearse con la rama de un árbol. Y al recuperarse de la caída se pone a caminar y se da cuenta que esta perdido. Para mayor desgracia era el día en que los brujos requerían de un sacrificio humano para apaciguar a la diosa Kali. Y lo encontraron en medio de la jungla.
El monarca se encontraba tendido y desnudo sobre el altar de sacrificio pero antes de ser sacrificado el sumo sacerdote de Kali tenía que inspeccionar la calidad de la ofrenda. Y al revisarlo meticulosamente el sacerdote indignado dijo:
– ¡Como se atreven en traer una ofrenda defectuosa! ¿Acaso son ciegos los devotos de Kali que trajeron esta porquería? ¡Le falta un dedo! Bótenlo de mi presencia de inmediato…
Luego de varios días el emperador logro retornar a palacio a salvo. Nadie sabe como encontró el camino de retorno ni él quiso contar a nadie lo que le ocurrió. Sin embargo mando llamar a su secretario y ordeno restituir su rango y doblarle los bienes confiscados.
– ¡Mi querido secretario! Ahora comprendo la sabiduría de tu frase sin embargo., hay algo que no entiendo y es que para ti no todo lo que aconteció fue para bien. Fuiste degradado, perdiste todos tus bienes y además te torturaron.
– Pero Alteza claro que… ¡Todo lo que acontece, ocurre para bien! Puesto que si yo te hubiese acompañado pues, tenía que hacerlo por ser tu secretario personal a mí si me hubieran sacrificado. Y por eso que a pesar de todo lo malo que me paso es que: ¡Todo lo que acontece, ocurre para bien!