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Las autoridades de China tienen enormes ambiciones espaciales, tanto en el sector civil como en el militar, algo que representa un desafío para sus enemigos potenciales, según escriben blogueros militares.
Estas suposiciones se apoyan en la existencia de proyectos como el del primer ‘drone’ espacial Shenlong.
En 2011, varios medios de comunicación chinos informaron del vuelo de prueba del avión espacial Shenlong, que aparentemente incluía su lanzamiento desde el aire por un bombardero H-6.
China intenta crear armas que en caso de conflictos minimicen o eviten que sus enemigos potenciales utilicen armas espaciales contra los aparatos voladores chinos o sus instalaciones estratégicas terrestres
Pero la información sobre la naturaleza de las pruebas del proyecto Shenlong y sobre lo que la nave representa, sigue siendo vaga. Algunos expertos conjeturan que podría ser una respuesta al avión espacial no tripulado X-37Bde Estados Unidos.
Otro proyecto, con el nombre de Hermes, está siendo elaborado por la Academia China de Tecnologías Portacohetes (CALT).
A pesar de la falta de información, se sabe que se trata de un transbordador de gran tamaño destinado a cumplir misiones civiles y militares en el espacio cercano, tales como poner en órbita diversas cargas o transportar objetos espaciales hacia la Tierra, con la posibilidad de ser tripulado.
Se planea que la primera prueba del transbordador se realice en 2020.
Si tiene éxito, el proyecto podría dar inicio a una familia de ‘drones’ espaciales de índole militar: espías, bombarderos portamisiles e interceptores de satélites enemigos.
El rápido desarrollo de China y su alto potencial científico crean las condiciones óptimas para proporcionar importantes fondos para programas espaciales.
“China intenta crear armas que en caso de conflictos minimicen o eviten que sus enemigos potenciales utilicen armas espaciales contra los aparatos voladores chinos o sus instalaciones estratégicas terrestres”, escribe el portal Warfiles.
Según este medio, los proyectos del país le otorgan buenas oportunidades para alcanzar los objetivos de su programa espacial para 2030.
“Pekín podría estar entrando en la era de los aviones espaciales más rápidamente de lo que muchos han pronosticado”, escribieron los analistas Andrew Erickson y Gabe Collins en la página SignPost.