Cazar legalmente un rinoceronte negro –Diceros bicornis, especie protegida y en peligro de extinción- en Namibia cuesta 256.000 euros (350.000 dólares). Este es el precio final marcado en una polémica subasta celebrada a puerta cerrada el pasado fin de semana en la convención anual del Dallas Safari Club, en un encuentro que se autodenomina ‘la mayor convención de cazadores del planeta’.
Una decena de entidades conservacionistas y de defensa de los derechos de los animales han expresado su protesta contra la subasta de los derechos de caza de un rinoceronte en esta convención. Entre los actos de protesta, destaca una campaña internacional de firmas en contra de la subasta, llevada a cabo a través de internet. Por su parte, el Dallas Safari Club destaca que el permiso de caza ha sido concedido legalmente por el gobierno de Namibia -que asegura que buena parte de los fondes recaudados se destinaran a la gestión de esta especie protegida- y que, además, esta caza selectiva y controlada no supone un riesgo para la supervivencia de la especie y está avalada por diversas entidades internacionales de conservación de la naturaleza.
Sacrificar a un macho viejo
En defensa de la subasta, Ben Carter, director del Dallas Safari Club, ha añadido que el animal al que se permitirá cazar es “un macho viejo que no es candidato para reproducción, que de todas maneras seguramente sería eliminado de todas maneras porque se estaba volviendo agresivo y una amenaza para otros animales salvajes”.
Las organizacions que critica esta subasta rechazan radicalmente la propuesta del gobierno de Namibia y el Dallas Safari Club. En este sentido, representantes de entidades como el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW por sus siglas en inglés) han dicho que aunque sacrificar puede ser apropiado para poblaciones animales abundantes, los rinocerontes negros deben ser protegidos dado su estatus en peligro.
Se calcula que hay unos 4.000 rinocerontes negros en libertad, comparados con los 70.000 que había en la década de 1960. Casi 1.800 están en Namibia, de acuerdo con el club de safaris y cacería con sede en Dallas.
Un mensaje para el resto del mundo
“Esta subasta le está diciendo al mundo que un estadounidense pagará cualquier cosa para matar a sus especies”, dijo Jeffrey Flocken, director regional del IFAW, con sede en Massachusetts (Estados Unidos). “Esto es de hecho hacer un espectáculo de matar un ejemplar de una especie en peligro”.
La convención del Dallas Safari Club incluye centenares de subastas y ventas directas de permisos de caza en todo el mundo. El catálogo de esta reunión de cazadores incluía este año, por ejemplo, una decena de propuestas para participar en cacerías en España.