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Sé que lo he dicho antes pero vale la pena repetirlo: ahora vivo mi vida desde la dicha en vez, del miedo. Esta es la única y muy sencilla diferencia entre quién era antes de mi ECM (Encuentro Cercano a la Muerte) y quién soy hoy.
Antes, sin siquiera darme cuenta, todo lo que hacía era evitar el dolor o darle gusto a otros. Estaba atrapada en el hacer, perseguir, buscar y lograr y yo fui la última persona que tomé en consideración. Mi vida estaba manejada por el miedo -disgustar a otros, fallar, ser egoísta y no ser lo suficientemente buena. En mi propia cabeza, siempre me faltaba algo.
Desde mi ECM, no siento que haya regresado para lograr algo. Sólo regresé para SER. Por esto, todo lo que hago viene del amor. No me preocupo más por tratar de hacer las cosas del modo correcto o por cumplir con reglas o doctrinas. Sólo sigo mi corazón y sé que haciéndolo no habrá forma de que sea incorrecto. Es irónico que termine complaciendo más gente de lo que alguna vez hizo mi “vieja yo”, sólo porque ¡estoy mucho más feliz y más liberada!
Esto también tiene un gran impacto en mi salud. Ya que ahora me veo a mi misma como un ser infinito, lo físico se cuida por sí mismo porque es sólo un reflejo de lo que está pasando dentro de mi alma. El amor propio incondicional aumenta mi energía tremendamente y el universo actúa de acuerdo con ello.
El mundo externo es un reflejo de lo que pensamos de nosotros mismos. Soltando cualquier juicio negativo de nosotros mismos, permitimos que el mundo se transforme y a medida que lo hace, nosotros somos capaces de sentir aún mayor confianza. Entre más capaces seamos de confiar, más capaces seremos de soltar el tratar de controlar el resultado. Cuando tratamos de movernos con la corriente en lugar de adherirnos dogmáticamente a las doctrinas de otros o a las creencias que tuvimos alguna vez que ya no nos sirven, reflejaremos con mayor exactitud quiénes y qué realmente somos.
Como lo he descrito, hasta mi ECM, siempre había estado buscando afuera para ser guiada, ya fuera que buscara aprobación de mis compañeros o jefes o simplemente respuestas en otros.
Seguí las opiniones, consejos, enseñanzas y leyes que eran impuestas por otras personas, así fueran buenas para mí o no. A menudo, me adherí a los rituales y enseñanzas sólo por miedo, por si acaso ellos llegaban a estar en lo correcto o tenían información que yo no conocía.
Durante mi ECM, descubrí que el escuchar todas esas voces externas hizo que me perdiera. Hacer cosas solo por si acaso, significa hacerlas desde el miedo. Así que estos días, no sigo ninguna metodología establecida, ningún orden, ritual, dogma o doctrina. De hecho, una de mis reglas mayores es que no debe haber nunca reglas fijas. Sólo le pongo atención a aquello que se siente bien en ese momento. Para mí la vida es una experiencia espiritual y estoy cambiando y evolucionando todo el tiempo.
Si somos seres energéticos inseparables de la fuerza de vida universal, no necesitamos ningún sistema exterior para tomar decisiones por nosotros o decirnos cómo podemos subir o bajar nuestra energía. Todos somos únicos, así que nadie puede hacer reglas que nos cubran a todos sobre lo que es correcto para cada uno. Sin embargo, esto es lo que muchas organizaciones espirituales y religiones parecen hacer. Una vez que una estructura se establece, se espera que todos sigan los mismos principios. Los que escogen no hacerlo son juzgados negativamente y es por esto que las organizaciones religiosas crean división y conflicto en lugar de la unidad que están tratando de establecer con esas mismas reglas. Seguir un camino religioso no nos libra necesariamente de vivir una vida de miedo o aún, de victimizar a otros. Seguir un camino espiritual personal, sin embargo, significa seguir los impulsos de nuestro ser interior y tocar al ser infinito que somos todos en nuestra esencia.
Es claro qué tan erróneos son los sistemas organizados, una vez que nos cruzamos con las diferentes culturas. Los sistemas espirituales y de sanación indios y chinos se contradicen completa y mutuamente. Los hindús creen que comer carne es un pecado, mientras que los chinos creen que no comerla no es saludable. Así mismo, los indios tienen un sistema llamado vastú que tiene el mismo propósito que el feng shui pero que está en conflicto directo con las reglas chinas.
Yo solía estar tan perdida con cada autoridad que apoyaba algo que estaba en conflicto con todos los demás. El no saber cuál usar puede realmente producir mucho miedo o, al menos, ansiedad por cometer errores.
Así que al final, mi ECM me trajo de regreso a mí misma. Yo creo que esta es la idea más poderosa para cada uno de nosotros: darnos cuenta queestamos aquí para descubrir y honrar nuestro propio camino individual.No importa si renunciamos al mundo material y meditamos en la cima de la montaña por 20 años o creamos una compañía multinacional valorada en billones de dólares, que emplea miles de personas, proveyéndolas de un modo de vida. Podemos asistir a un templo o iglesia, sentarnos en la playa, beber margaritas, gozar una puesta de sol gloriosa con un ser amado o caminar por el parque con un delicioso helado. Al final, cualquier camino que escojamos es el correcto para nosotros y ninguna de estas opciones es más o menos espiritual que las demás.
No estoy diciendo que esté en contra de las religiones organizadas, pero soy escéptica ante cualquier mensaje que lleve a la división, conflicto y matanzas que están ocurriendo en este mundo, en el nombre de la religión, cuando en verdad, todos somos UNO -todas las facetas del mismo Todo. Los seres humanos son tan variados que algunos encajan mejor con las religiones organizadas o en caminos espirituales, mientras que otros, no. Si simplemente vivimos de una manera que nos nutra y permita que expresemos nuestra creatividad, dejándonos ver nuestra propia magnificencia, es lo mejor que podemos hacer. Apoyar una opción o doctrina como si fuera el único camino verdadero, solamente serviría para limitar quiénes somos y lo que hemos venido aquí a ser.
Realmente no tenemos que “trabajar” para hacer algo -como seguir rituales o dogmas específicos- para permanecer en contacto con nuestra magnificencia. Podemos hacerlo si queremos, si esto nos da placer, pero no es un requerimiento. Simplemente siguiendo nuestra guía interior,encontramos lo que es correcto para nosotros, incluyendo la metodología que usamos para encontrarla. Sabemos que estamos en el camino correcto cuando nos sentimos nosotros mismos en el centro de nuestro amor, sin juicio hacia nosotros u otros y reconocemos nuestra verdadera magnificencia en el infinito Todo.
Por ejemplo, la oración, a algunas personas, puede traerles gran consuelo en momentos difíciles o ser útil para descubrirse a sí mismos. Puede tener un efecto positivo en el bienestar debido al proceso de soltar y dejar pasar todas las molestias. Como resultado, la gente que ora se puede sentir más liviana y más elevada, lo cual contribuye no sólo a su propio bienestar, sino al de otros ya que todos estamos conectados. Cualquier cosa positiva que traiga para sí mismo, la está trayendo para el Todo.
Sin embargo, no creo que aquellos que oran estén ni más ni menos conectados que aquellos que no lo hacen. Todos tenemos nuestra propia forma de reconocer ese espacio infinito dentro de nosotros y para algunos puede ser la oración. Para otros, puede ser la música, el arte, estar en la naturaleza o seguir el conocimiento y la tecnología -cualquier cosa que resalte nuestra pasión, creatividad y propósito para vivir. En otras palabras, no es la oración en sí misma lo que nos hace más conscientes de nuestra magnificencia. Por el contrario, es escoger conducir nuestras vidas conectando con nuestra pasión interna, dándoles significado y un sentido de unidad.
Personalmente no siento la necesidad de orarle a un dios externo, separado de mí, porque sé que soy siempre Uno con el Universo, ciento por ciento del tiempo. Entonces, siento que mi vida es una oración en sí misma. Encuentro que la meditación me ayuda porque aquieta mi mente y me ayuda a enfocarme en ese punto central de consciencia donde siento mi conexión con todo lo que contiene el Todo. La meditación puede que no cree este sentimiento de elevarse para otros y eso está bien. Es importante hacer lo que resuene a nivel personal.
Si siente que puede seguir un sistema sin ningún esfuerzo o es divertido, ¡esto es grandioso! Pero en el instante que empiece a volverse trabajo pesado o lo sienta como un medio para controlar sus emociones o pensamientos, probablemente no le servirá. El estado de puro permitir parece ser el lugar dónde puede ocurrir el cambio más positivo. Permítase ser usted, no importa quién sea, aceptando cualquier cosa que lo haga sentir vivo.
Aunque creo firmemente que lo mejor que puedo hacer para mí misma y para otros es mantenerme conscientemente elevada y hacer aquello que me haga sentir feliz, pueden sorprenderse al saber que no recomiendo el “pensamiento positivo” como una receta para todo el mundo. Es verdad que ya que toda la vida está conectada, mantenerme elevada tiene un impacto mayor, ya que es lo que estoy expresándole al Todo.
Sin embargo, cuando me doy cuenta que se me están trepando algunos pensamientos negativos, lo mejor es permitirles que pasen con aceptación y sin juicio. Cuando trato de suprimirlos o me obligo a cambiar mis sentimientos, entre más trato de sacarlos, más empujan ellos para entrar.
Sólo con permitir que fluyan a través de mí, sin juzgarlos, yo veo que los pensamientos y emociones pasan. Como resultado, el camino correcto se desenvuelve de una manera totalmente natural, permitiéndome ser quién de verdad soy.
Extracto del Libro: “MORIR PARA SER YO” de ANITA MOORJANI (Mar/2012)