Grupos de manifestantes y policías antidisturbios protagonizan enfrentamientos en Kiev Ap/ Sergei Chuzavkov

Los enfrentamientos entre los manifestantes proeuropeos y las fuerzas antidisturbios de Kíev se han cobrado este miércoles al menos dos muertos, según distintas informaciones.

La policía ha intentado desalojar la calle Grushevski, donde se encuentra la Rada (parlamento) y la Casa del Gobierno, y donde desde el pasado domingo se han registrado los episodios más violentos en dos meses de protestas contra el gobierno y el presidente ucraniano, Víktor Yanukóvich.

El desalojo de los manifestantes se ha producido después de que el primer ministro, Mykola Azárov, amenazase con desalojar la plaza de la Independencia, conocida como Maidán, y centro de las protestas desde que comenzaron el pasado 21 de noviembre de 2013.

La policía intenta averiguar cómo falleció. Según el Canal 5, vinculado a la oposición, el joven murió tras la explosión junto a él de una bomba de humo.

Pero otras versiones dicen que se quemó con un cóctel molotov que intentaba arrojar a los antidisturbios del cuerpo especial Berkut.

El Ministerio del Interior ucraniano ha informado que al lugar de los hechos se ha desplazado un equipo de investigadores de la policía y otro de forenses.

Además, en la medianoche del martes al miércoles han entrado en vigor las nuevas leyes antiporotestas, calificadas por los países occidentales como “antidemocráticas” y por la oposición como “dictatoriales”.

Estas nuevas leyes, que fueron aprobadas a mano alzada y rápidamente por la Rada la semana pasada, gracias a la mayoría del Partido de las Regiones de Yanukóvich, prohíben, entre otras cosas, la instalación sin permiso de tiendas de campaña, de escenarios o el uso de altavoces en los lugares públicos. En una palabra, convierten las protestas del centro de Kíev en ilegales.

Aumentan, además, las penas de cárcel y las multas por participar en “desórdenes públicos”, por ir enmascarado o por llevar cascos como protección. También prohíben la distribución de libelos y de información “extremista” sobre los líderes del país.

Y permiten al gobierno prohibir el uso de internet. Además, le conceden la potestad de clasificar a determinadas organizaciones como “agentes extranjeros” si reciben financiación de fuera del país, una medida similar a la aprobada en Rusia en 2012 tras la llegada al poder de Vladímir Putin por tercera vez, y que se interpretó como una medida contra las oenegés de derechos humanos.

Estos tres días de violencia en Kíev comenzaron después de la manifestación del domingo, donde se reunieron cerca de 100.000 personas.

La protesta transcurrió de forma pacífica, pero degeneraron en violencia cuando cientos de manifestantes radicales intentaron romper el cordón policial y organizar una marcha hacia la Rada.

Los manifestantes volcaron varios autobuses de la policía y los incendiaron, a pesar de los llamamientos de Vitali Klichkó, líder de la alianza UDAR, para que se mantuviera la calma.

Según los manifestantes, los violentos pertenecen a un grupo de ultraderecha conocido como Sector de Derechas. El politólogo Oleg Vostrij explica a La Vanguardia que no es una organización formal: “Como los líderes de la oposición no controlan a la Maidán, se comenzaron a formar grupos que se autodenominaron ‘grupos de autodefensa’, con sus propios líderes surgidos de la misma plaza y divididos en unidades de cien personas.

Cada grupo tiene un líder, pero cada uno es independiente, aunque funcionen juntos contra la policía, y lo que no se puede decir es que tras ellos haya una organización determinada”.

Estos grupos se han hecho fuertes en el ayuntamiento de Kíev, ocupado por los manifestantes desde comienzos de diciembre pero que ahora parecen haber abandonado los tres principales partidos de la oposición (Batkivshina, Svoboda y UDAR) y dejado en sus manos.

Normalmente llevan cascos, van enmascarados y utilizan protección para sus manos y piernas, coderas y rodilleras. Sus acciones son espontáneas, asegura Vostrij. Y han sido los protagonistas de la violencia de los últimos días.

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