BEIRUT, Líbano (CNN) — Mohammad Chaar no quería volverse mártir… ni víctima. A finales del mes pasado, el estudiante de 16 años estaba pasando el rato con sus amigos en el centro de Beirut, afuera de la escuela. Se tomaron una foto para conmemorar el momento sin saber que ese momento sería memorable.
En un atentado con un coche bomba en diciembre murió Mohamad Chatah, un exembajador de Líbano en Estados Unidos, aunque varias personas más murieron. Unos minutos después de la explosión, Chaar figuró en otra foto. Se lo ve inconsciente y sangrando sobre el pavimento. Poco después moriría a causa de sus heridas.
Como es costumbre en Líbano, pasó poco tiempo para que le otorgaran a Chaar, un transeúnte inocente, un título de mayor peso. De pronto, la “víctima” se transformó en “mártir”. Para muchos de los libaneses más jóvenes, que están hartos de la violencia y del sectarismo creciente en todo el país, eso fue demasiado.
“Creo que Mohammad Chaar fue la gota que derramó el vaso”, explicó el prominente bloguero libanés Gino Raidy. Este y otros libaneses indignados decidieron que era suficiente. Buscaron no solo poner fin a las masacres sin sentido, sino también justicia para Chaar y empezaron a protestar contra la muerte del adolescente a través de una campaña singular en línea, titulada Not a Martyr (No es un mártir).
Cuando la página de Facebook del movimiento surgió, poco después de la muerte de Chaar, contenía un mensaje contundente: “Nos negamos a volvernos mártires. Nos negamos a seguir siendo víctimas. Nos negamos a ser daño colateral”.
Como tributo a Chaar y a otros civiles que murieron en atentados recientes, los simpatizantes de la campaña se animaron a publicar fotos de sí en las que escribieron propósitos que querían cumplir por el bien de Líbano e incluyeron la etiqueta #notamartyr. Docenas de personas ya lo hicieron.
Entre los mensajes pictóricos que se publicaron están los siguientes:
- “No quiero escuchar, ver ni sentir otra explosión”
- “Quiero pasar menos tiempo defendiendo a mi país y más demostrando a la gente que merece el amor que le tengo”
- “Quiero llevar a los asesinos ante la justicia”
- “Quiero un gobierno que no se robe el dinero, los sueños y la esperanza de su pueblo”
- “Quiero tener acceso sin problemas a la electricidad y al agua las 24 horas “
- “Nunca quiero escuchar la excusa de ‘así es Líbano’”
El concepto del martirio está profundamente arraigado en la psique libanesa marcada por la guerra. Sin embargo, la generación más joven está rechazando la idea de que cualquier persona que muera a consecuencia de un atentado con motivos políticos o sectarios o en tiroteos es automáticamente un mártir.
“En Líbano, la palabra ‘mártir’ está cargada de solemnidad”, dijo Raidy.
“Cuando dices ‘mártir’, no se cuestiona el título. Pero llegó un momento en el que se volvió una forma de absolver al gobierno de su deber, de su deber de investigar y castigar a la gente que hace eso… Lo que se ve ahora es a la gente que dice que no, que no quiere ser mártir. Somos víctimas si morimos camino al trabajo o a la escuela o a hacer cosas del día a día”.
El bloguero Raja Farah está de acuerdo. Mientras nos encontrábamos en la Plaza de los Mártires, en el centro de Beirut, habló de “una sensación general de indefensión y desesperanza en Líbano en estos días”.
“Creo que muchas personas sienten que somos un blanco fácil que espera mientras nuestros políticos juegan una especie de juego perverso”, dijo Farah. “El martirio requiere una especie de autosacrificio. Tienes que estar dispuesto a morir por algo. Muchos de estos transeúntes que mueren en estos ataques nunca manifestaron alguna clase de interés en morir por alguna causa”.
Aunque muchas personas en Líbano están acostumbradas a esta clase de violencia en un pequeño país que sobrevivió a una brutal guerra civil de 15 años, no hay duda de que la tristeza se ha manifestado recientemente.
Mientras Siria arde, las divisiones sectarias se han profundizado en Líbano. Desde julio, tanto los bastiones chiitas como los sunitas han sido blanco de una oleada de atentados. Como resultado han muerto decenas de personas.
Cada vez son más los activistas y escritores libaneses que no quieren que su país se hunda en el caos.
“Sentía que necesitábamos una especie de motivación”, dijo Farah. “Sentía que la mayoría de las personas se habían rendido y creo que también estoy a punto de rendirme; a menos que ocurra algo, es difícil seguir enamorado de este país y tener esperanzas y sueños para él”.
Además de la inquietud generalizada por la expansión de la violencia de la guerra civil en Siria, la economía de Líbano también está en problemas. Hay pocas opciones laborales hasta para los mejores y más brillantes de Líbano, sentimiento que se refleja en el autorretrato que publicó Farah.
“En el mío dice que no quiero terminar en Dubái”, explicó Farah. “Es decir, tristemente, Líbano está perdiendo a todos sus jóvenes porque no hay oportunidades aquí, no es seguro. Si quieres construir una familia no puedes hacerlo aquí. Las oportunidades laborales están muy, muy limitadas.
En la página de Facebook y en el feed de Twitter de Not a Martyr verás muchas quejas parecidas. Ya sea al quejarse de las penurias económicas o al denunciar la corrupción galopante, la campaña ha dado voz a una generación que busca que la vida en Líbano mejore.
Entre ellos se encuentra el cantante libanés, Hamed Sinno.
“La campaña me parece realmente interesante”, dijo Sinno, “porque creo que es una de esas campañas que nacen de un evento político y que tiene objetivos realmente alcanzables”.
Sinno, vocalista principal de la popular banda Mashrou’ Leila, usa la plataforma para pedir un cambio, como muchas otras personas.
“Hay gente que habla de los derechos de los animales, de los derechos de los empleados domésticos, de cosas insignificantes como el tránsito y todo lo demás. Y después, de cosas como… bueno, ya sabes… la seguridad nacional, la seguridad”.
Sinno agregó: “Hay gente que habla sobre la seguridad, hay gente que habla de sus derechos como mujeres, de sus derechos como personas LGBTI”.
Sinno, quien es abiertamente gay, publicó una foto en la que se lo ve sosteniendo un letrero escrito en árabe: “Quiero tomar de la mano a mi novio sin temor a la policía”.
“Mi autorretrato trataba sobre la homofobia en la policía y de no sentirme seguro al hacer demostraciones de afecto o declaraciones públicas sobre identidad sexual”, dijo.
De acuerdo con Sinno, la campaña también ha dado a muchos libaneses el espacio necesario para discutir las cosas que no les gustan de Líbano.
“No es que esas cosas se vayan a resolver necesariamente cuando alguien publique un autorretrato”, dijo, “pero es interesante ver cómo los grandes asuntos políticos del país de hecho se sedimentan [sic] en las experiencias de la vida diaria de las personas”.
Sinno y otros simpatizantes de Not a Martyr no son los únicos que recurren a la creatividad para combatir la autocomplacencia.
Tras el atentado en el que Chaar murió, la artista libanesa, Rima Nadji, montó un performance provocador al vestirse como bombardera suicida y vagar por Beirut. Nadji me dijo que aunque su disfraz era caricaturesco y los transeúntes se mostraron casi divertidos, pretendía demostrar algo muy serio.
“Esta soy yo protestando contra la normalización de estos atentados”, dijo.
Para Nadji, quien vive en el extranjero y visitó Líbano en las vacaciones, fue un intento por obligar a los espectadores a cambiar una mentalidad peligrosa que teme que se esté arraigando. Durante su estancia explotaron dos bombas: la que mató a Chaar y otra en el sur de Beirut.
“Conducía por Beirut y en cada semáforo buscaba una bomba. Estaba esperando a que estallara la bomba”, explicó Nadji. “El que mirara hacia afuera de mi auto, mirara a la gente y notara que sentían lo mismo, que también podrían haber estado buscando una bomba, fue el sentimiento al que necesité reaccionar de cierta forma, así que así fue como comenzó la idea, básicamente”.
Antes de que saliera disfrazada, Nadji estaba muy preocupada por la reacción que provocaría. Aunque muchos se asustaron, la mayoría estaban simplemente divertidos. Varias personas tomaron fotos, otros posaron con ella. Aunque Nadji está feliz de que no se encontró con peligro alguno, eso no redujo su preocupación por lo que ocurre en Líbano.
“El sentir que vas a morir pronto se vuelve un proceso por el que pasas si vas caminando por la calle”, dijo. “Así que es bastante preocupante”.
Sin embargo, al igual que los simpatizantes de Not a Martyr, Nadji se rehúsa a dejar de creer en Líbano. Para ellos el asunto nunca estribará en la forma de celebrar una muerte, sino en cómo construir una vida.
Raed Rafei contribuyó con este reportaje.