“Antes de aparecer el dolor, que podríamos entender como un grito de atención, el cuerpo nos avisa de múltiples maneras, pero habitualmente como no interesa a los supuestos planes del cerebro, automáticamente son desechadas”. Extracto de mi libro “La muerte. Camino a la nueva Vida”.
En esta meditación os enseño una forma de escuchar al cuerpo, para así evitar el dolor y la enfermedad. Sólo leerla e ir siguiendo los pasos ya ayuda, pero si además la llevas a cabo en estado de meditación, te sorprenderá las sensaciones que comporta y el posterior bienestar.
Mudra del vacío
Realiza la relajación inicial, pero hoy coloca tus manos con el mudra del vacio o dhyani. Tras la relajación céntrate en la respiración, sintiendo como entra y sale el aire de tus pulmones, siguiendo dicho aire con tu pensamiento…
Siente una profunda sensación de relax… Ahora toca tu mano izquierda con la mano derecha, siente tu propia energía… Tócala lentamente, toma conciencia de ella y de las sensaciones que recibes al tocarla… Con el pulgar de la mano derecha ve acariciando la palma de tu mano izquierda, movimientos circulares, un pequeño masaje, siente el contacto de tus manos… Cuando llegues al centro de la palma apriétala, como si de un interruptor se tratase. Mantenlo “pulsado“. ¿Qué sientes en tu cuerpo? ¿en qué zona? Tal vez calor, apertura, energía, molestia; tal vez visualices una luz, una tensión…
Continuamos con el autoconocimiento, seguimos descubriendo sensaciones… Dirígete a tu dedo índice, lentamente, sin interrumpir el contacto entre tus manos, sigue acariciando, reconociendo tu mano izquierda, tu dedo índice, sube realizando pequeños movimientos circulares o aquellos que sientas que tu cuerpo quiere hacer… al llegar al extremo, pulsa/aprieta la parte superior de tu dedo índice… Es otro punto de energía que activamos, quedesbloqueamos, siente que ocurre… Pulsa durante 20 o 30 segundos, hasta que te sientas que ya está el trabajo hecho. Ahora seguimos con cada dedo: corazón, anular, meñique y, por último, el pulgar. Baja por el lateral de tus dedos, sube por el centro y nunca pierdas el contacto entre ambas manos.
Una vez seguidos todos los dedos de tu mano izquierda, júntalos y apriétalos todos con tu mano derecha. Siente. Ahora, masajea, toma conciencia de la parte exterior de tu mano.
Repite el trabajo con la otra mano. Seguidamente junta ambas manos entrelanzando los dedos y siente tu propia energía. ¿Dónde la sientes con más fuerza? ¿Es circular? ¿Sientes que se cruza o se bloquea? Hazte consciente de cualquier sensación que tengas.
Por último, pon las manos en la posición inicial y siente que un potente rayo de luz blanco entre por tu cabeza y te llena de energía purificadora. Si has notado cualquier nudo o bloqueo, siente como la energía que recibes lo deshace. Ahora tu energía fluye con fuerza y suavidad por tu cuerpo.
Hemos tomado conciencia de nuestro cuerpo, el primer paso para escucharlo antes de que se produzca el dolor o la enfermedad… Si habitualmente tu cuerpo está tenso, molesto o dolorido, este ejercicio te permitirá abrir los canales, no solo para la curación, sino también para entender el motivo por el se produjo dicho desajuste.