1. Triturador de piedras
SekenTolebekov, de 83 años, de Kazajstán, puede aplastar rocas con las manos desnudas. Comenzó a aplastar rocas cuando tenía 24 años.
“Creo que tengo algún tipo de poder en mis manos, me estoy haciendo viejo pero mis manos siguen siendo fuertes, creo que tengo un poder que viene de arriba. Todo empezó cuando era joven, sentía un calor persistente en mi mano derecha todo el tiempo, entonces sentí el impulso de aplastar una roca”, dijo, de acuerdo con la publicación de Kazajstán Tengri News.
“A veces la gente trata de imitar lo que hago, pero siempre terminan con heridas y fracturas de huesos. No siento ningún dolor cuando la mano entra en contacto con las piedras, se siente como triturar arena”, indicó.
Liew Thow Lin, un contratista malayo, jubilado, de 80 años, puede pegar objetos metálicos a su cuerpo como un imán, incluso ha sido capaz de tirar de un coche. Fue presentado en el programa “One Step Beyond” del Discovery Channel en 2005. Médicos e investigadores examinaron su cuerpo para ver si había un campo magnético o si su piel parecía inusual de alguna manera.
No encontraron ningún campo magnético alrededor de su cuerpo, sin embargo, objetos metálicos de gran tamaño se aferran a él. Los investigadores no encontraron nada inusual por lo que sigue siendo un misterio.
Sus hijos y nietos tienen la misma capacidad.
3. El hombre que no duerme
En el distrito de Que Son de la provincia de Quang Nam, Vietnam, Ngoc Thai ha pasado más de 30 años sin dormir. Ngoc, de unos 60 años, probó medicamentos, remedios populares, incluso colocarse a sí mismo en un estado de estupor, pero es incapaz de dormir. Los médicos le dieron un certificado de buena salud, y no parece muy afectado por la falta de sueño, lleva una vida más productiva que la mayoría con un total de 24 horas a su disposición.
En 2006, Ngoc confesó al ThanhNien News: “No sé si el insomnio ha impactado en mi salud o no, pero todavía estoy saludable y puedo hacer el trabajo de la granja normalmente como los demás”.
Lee más acerca de Ngoc y el fenómeno de la falta de sueño:
Ngoc Thai: El hombre que no duerme
4. Batmen (Hombres murciélago)
Al menos dos personas ciegas se hicieron conocidas por usar la ecolocación, tal como hacen con gran precisión los murciélagos o los delfines para encontrar su camino.
Daniel Kish perdió la vista cuando era un bebé, comenzó a hacer chasquidos con la lengua, y ahora, a la edad de 47 años, los chasquidos de su lengua pueden ayudarle a montar en bicicleta, sin problemas, a través del tráfico. Kish explicó a National Geographic, en su edición de julio de 2013, cómo funciona la ecolocación humana: “Las ondas sonoras son producidas por cada clic de la lengua. Estas ondas rebotan en las superficies a su alrededor y vuelven a mis oídos como débiles ecos, mi cerebro transforma los ecos en imágenes dinámicas, es como tener una conversación con el medio ambiente”.
A Ben Underwood le extrajeron ambos ojos a los tres años de edad a causa de un cáncer, aprendió la ecolocación y vivió una vida relativamente normal, siendo capaz de montar en bicicleta, practicar deportes, y más. Murió cuando tenía 15 años, en el 2009.
5. Maestros de Qigong y monjes cultivan capacidades de gong
La cultivación de la mente y el cuerpo tiene profundos efectos sobrenaturales que pueden ser medidos. En 1998, el profesor Lu Yanfang y docenas de científicos estadounidenses llevaron a cabo una investigación sobre maestros de Qigong de China.
El qigong es una práctica antigua que consiste en la cultivación de la energía, no sólo haciendo ejercicios de meditación, sino también a través de mejorar la mente y la naturaleza del corazón, ya que se dice que la mente y el cuerpo son uno solo. Se sabe que tiene efectos curativos.
En su investigación, Yanfang descubrió que los maestros de Qigong eran capaces de emitir potentes ráfagas de ondas de infrasonidos de 100 a 1000 veces más fuertes que las de una persona promedio.
Incluso los principiantes de la práctica, al cabo de algunas semanas, tenían cinco veces más energía de infrasonido que la que produjeron antes de empezar a practicar.
Un estudio similar realizado en la Universidad de Medicina Tradicional China de Beijing, publicado en 1988, comprobó que el qi emitido por los maestros de qigong podía medirse, en parte, en forma de ondas de infrasonido. Emitieron ondas infrasónicas 100 veces más fuertes que las de una persona común. Ambos estudios son detallados por el Instituto Healthways de China.
Se realizó un experimento en monjes tibetanos del norte de la India, tal como se describe en un artículo de la Gaceta de la Universidad de Harvard del 2002.
Colocaron a los monjes, escasamente vestidos, en una habitación donde la temperatura era de cuatro grados centígrados, entraron en un estado de meditación profunda. Cubrieron sus hombros con hojas mojadas en agua fría.
Bajo estas condiciones, una persona común tiritaría incontrolablemente y la caída de la temperatura corporal incluso podría ocasionar su muerte, explica el artículo.
Los monjes, sin embargo, se mantuvieron cálidos y secaron las hojas con su calor corporal. Una vez que se secaron las hojas, cubrieron sus cuerpos con más hojas frías mojadas. Cada uno de los monjes secó tres tandas de hojas en el transcurso de varias horas.
Herbert Benson, quien estudió la técnica de la meditación durante 20 años, dijo a la Gaceta: “Los budistas sienten que la realidad en que vivimos no es el final, hay otra realidad que podemos aprovechar que no está afectada por nuestras emociones, por nuestro mundo cotidiano. Los budistas creen que este estado de ánimo se puede lograr haciendo el bien al prójimo y a través de la meditación”.
Dijo que el calor emanado de sus cuerpos era más que un subproducto de la meditación.
Muchos de estos experimentos se han realizado en personas que practican la meditación, y se encontró que algunos de ellos son capaces de emanar grandes cantidades de diversos tipos de energía en formas que pueden ser medidas. Ellos también son capaces de controlar el metabolismo y otros procesos corporales.
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