Que corta es la vida, que vida más larga…, que en un segundo se pierde, se mima y se olvida, se ama y se aclama, se duerme y se sueña, se aleja y se acerca al umbral donde todo acaba y todo empieza.
Que corta es la vida…, que dura un minuto, el minuto de una eternidad que se escurre entre los dedos y que siembra un silencio, una sonrisa, un lamento, un te quiero… y lo deja para siempre como un presente recuerdo.
Que vida más corta y más larga, y más tersa, más suave, rosa flor de espinas que arrancan sonrisas y sollozos, alegrías y osadías, penas y ternura… como la roca más dura vencida por el tiempo, por el agua, por la risa y la sonrisa, por el viento…, perdiendo sus aristas y dejando ver suavidades que templan el alma y besan y suspiran… y te aman.
Y en el tiempo yo me siento…y curo mis heridas y pienso en flores como amores, como soles que se encienden y se apagan en función de mi mirada…, que buscan mi sonrisa como suave brisa de mágica luz amamantada.
Que corta es la vida y que larga… Hasta aquí he llegado a lomos de tormentas y arcoiris, de nubes de colores y de flores tapizando el tiempo y el camino, añoranzas como danzas de esperanzas, y certezas como flechas que buscan un corazón que amar y desarmar para comérselo a besos y a miradas cristalinas, puras y divinas que conspiran con amor. Porque el amor es lo que tiene: no hiere cuando quieres, hiere cuando la flor besa con tanto amor que la más grande tristeza se convierte en sutileza y el dolor desaparece… y rendido pereces como hoja que arrastra el viento.
Que vida más larga y más corta…, parece que fue ayer… y el ayer es un corazón tan grande… que mejor tenerlo bien lleno de vivencias y recuerdos, de latidos como pulsos con sentido, con alma. Y no olvides lo siguiente: somos ayer hecho presente y presente hecho momento. Así que todo contenido se resume en lo siguiente: cada momento es sagrado y cada sagrado momento es como una vida completa: nace, se vive y se pierde.