Templo de Kom Ombo
“Dios divino que existe desde el principio, cuando sus dos ojos alumbraron las aguas y crearon la luz en la noche, así sus dos ojos divinos iluminaron lo que estaba en tinieblas”.
Sobek, representado como un cocodrilo, o bien como un hombre con la cabeza de dicho animal, era la divinidad que controlaba el agua y los pantanos, por lo que aparece relacionado con la idea de fertilidad. Los hombres sin hijos o las mujeres que deseaban concebir un varón llevaban a menudo amuletos con su imagen.
Según la leyenda, Sobek fue el primero en salir de las aguas pantanosas del caos para crear el mundo, y el río Nilo habría brotado de su sudor. Como creador, a veces aparece asociado a Ra, con el disco solar sobre la cabeza. Se le menciona por primera vez en los textos de las pirámides, en los que aparece como hijo de Neit, pero se continuó venerando hasta la época romana. Era a Sobek a quien los egipcios rezaban precisamente para que los protegiera contra el peligro que representaban estos temidos animales. Como dios poderoso, reinaba sobre el ejército del faraón, y cuando representa esta función se mostraba con el símbolo de la autoridad real, es decir, el ureus. También lleva el ankh, que alude a su capacidad para reparar el mal y curar enfermedades.
Pero precisamente por ser peligroso también tenía una faceta maligna, y en ese caso, convertido en una especie de demonio del Más Allá, se asocia a Seth, el dios que se escondió en su cuerpo tras matar a Osiris. El cocodrilo refleja así la dualidad de la naturaleza, y por eso sus templos contaban con dos santuarios, como el templo de Kom Ombo, construido durante la dinastía Ptolemaica.
Según Heródoto, el cocodrilo se consideraba sagrado por una parte del pueblo egipcio, mientras que otra parte lo trataba como enemigo. Los habitantes de la isla Elefantina se hallaba tan lejos de considerar sagrados a los cocodrilos que incluso comían su carne, pero esto era percibido por la mayoría de los egipcios como un acto sacrílego.
Había varias maneras de cazar un cocodrilo. Una de ellas era utilizar un cebo con lomo de cerdo en mitad del río mientras el cazador sostiene en la orilla un cerdo vivo y lo apelea. El cocodrilo oye sus gritos y va a por él. Cuando lo atrapa en sus fauces, los hombres que aguardan a la orilla lo arrastran y lo ciegan con barro. Una vez conseguido esto, pueden matarlo con facilidad.
Los egipcios que vivían cerca de Tebas y en torno al lago Moeris mostraban especial veneración por estos animales, admirados por su ferocidad y rapidez de movimientos. En cada uno de estos lugares las personas acomodadas tenían cocodrilos en estanques como un ornamento más en sus lujosos hogares, y había en los templos un cocodrilo al que los sacerdotes adiestraban. Adornaban sus orejas con pendientes y las patas delanteras con pulseras. Circulaban libremente, recibían cada día una ración de pan junto con una cierta cantidad de víctimas, y, tras haberle prestado las mayores atenciones posibles en vida, cuando moría lo embalsamaban y lo enterraban en lugar sagrado. Incluso se han encontrado huevos de cocodrilo momificados.
Los griegos dieron el nombre de Petesucos al famoso cocodrilo que vivía en Cocodrilópolis, junto al lago Moeris, una ciudad que anteriormente había sido llamada Per-Sobek, es decir, Casa de Sobek. Los petesucos pasaron a ser los cocodrilos sagrados que se suponían encarnación del dios Sobek, “el Señor de las aguas”. Las ofrendas que se hacían al dios eran tan ricas que incluían joyas. Estrabón visitó el templo en tiempos de Augusto, y nos dejó una descripción:
“Es alimentado con pan, carne y vino que los extranjeros siempre le llevan cuando van a verle… Encontramos al cocodrilo en la orilla del lago. Los sacerdotes se acercaron y mientras uno le abría las mandíbulas, otro le ponía el pastel y la carne y le echaba aguamiel.”
Heródoto cuenta que cuando alguien, bien fuera egipcio o extranjero, moría a causa de un cocodrilo, disfrutaba de un status especial y recibía el mejor de los enterramientos. Nadie que no fueran los sacerdotes, ni siquiera sus familiares más próximos, podían tocar su cuerpo ni enterrarlo.
Hace 3800 años gobernó en Egipto un faraón que adoptó el nombre de Sobekhotep, cuyo significado es “Sobek está satisfecho”. El nombre se hizo muy popular durante la XIII dinastía. También se inspiraba en el cocodrilo el de la reina Sobekneferu (la belleza de Sobek), que vivió durante la XIV dinastía.
El cocodrilo aún tiene consideración de animal sagrado con gran poder de fertilidad en ciertos lugares del África subsahariana. En Gambia hay varias docenas repartidos en dos estanques, uno cerca de la capital y otro en la aldea de Bakau.