Se aconseja escuchar el vídeo mientras se lee
Comparto con la comunidad este pensamiento simiente que, si bien recibo a diario desde la Fundación Ananta, hay algunos que como este, me llegan en sincronía con mi día. También es una manera de acercarme a ustedes y compartir mis alegrías al poder aplicar con verdadero gozo muchas de las pequeñas acciones que me hacen sentirme presente, incluso trabajando en lo cotidiano de nuestras profesiones y con personas que al estar en el ámbito comercial-laboral parecieran no percibirlas pero sorprendentemente, si no hacemos juicios previos, los resultados son conmovedores e impulsan a seguir el camino sin fin del auto-conocimiento. No importa cuan ofuscados estemos, siempre hallaremos una pequeña luz casi imperceptible en el fondo de nuestro Ser que nos abrirá a la maravilla de reconocernos en el otro.
Gracias a tod@s por este espacio de expansión
Un amoroso abrazo
Luis
Durante el día hacemos múltiples intercambios: nos saludamos, nos estrechamos la mano, nos abrazamos.
El pensamiento de hoy llama contra la mecanicidad y la falsedad.
Nos recuerda la importancia de estar presentes, no solo en cuerpo sino en alma.
Nos recuerda que cuando damos la mano, más allá de la convención social, hay algo sutil que no vemos.
“Una mirada, un segundo de silencio, una sonrisa en la que se expresa el alma”.
Es una invitación a la a autenticidad frente a la falsedad.
El hombre de hoy estrecha la mano muchas veces sin mirar al otro. Más aún, pensando en cómo engañar al otro…
Hoy habrá miles de millones de intercambios en el mundo.
Que los nuestros sean desde la verdad.
“Darse un abrazo, estrecharse la mano, besarse, o toda otra manifestación de simpatía y de amistad que hacemos cuando nos encontramos, requiere que le prestemos una atención esencial.
Si no, es inútil, y no sólo inútil sino perjudicial. Porque toda forma de negligencia en las relaciones humanas tiene efectos negativos en el psiquismo de unos y otros.
Cuando se manifiestan signos externos de consideración o de afecto a alguien, sin poner en ellos el pensamiento y el corazón, sino simplemente porque hay que cumplir con las conveniencias sociales, esto arranca tanto a aquél que los da como al que los recibe.
Este algo es imponderable, claro, pero lo esencial para nuestro gozo, para nuestro desarrollo, es siempre algo imponderable.
Por eso una mirada, un segundo de silencio, una sonrisa en la que se expresa el alma, puede aportar mucho más que una manifestación concreta, e incluso que los regalos”.
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta.
Extractado de la sección Pensamiento simiente 12 febrero 2014, de la Fundación Ananta