“Al sistema le viene muy bien que los gitanos estemos en una franja de la que no podamos salir” Pepi Fernandez, trabajadora social.
“Hay muchos estereotipos que romper, mucha mitología y una tendencia de las payas europeas a considerar que son el modelo, las únicas liberadas. Nuestras dinámicas son diferentes, queremos emanciparnos a nuestra manera. ¿por qué no puede existir la diversidad?” Rosa Jiménez, directora de la asociación Sim Romí.
”A todo el mundo le cuesta mucho trabajo saber quién es. Incluso puede ser que te mueras y no lo sepas. ¿Qué es ser gitano? ¿Y español? ¿Y europeo? ¿Qué es ser mujer? ¿Qué es ser hombre?La identidad es algo que cada uno tiene que trabajar –reflexiona Araceli Cañadas, doctoranda en la Universidad de Alcalá, donde imparte la asignatura “Gitanos de España, historia y cultura”-. “La diferencia que hay entre la identidad gitana y las demás es que, si tú quieres profundizar en tu identidad paya, tienes argumentos, libros, documentos, profesores etc. Pero si tú quieres profundizar en tu identidad gitana, careces de un corpus bibliográfico o documental, careces de una tradición académica… En esos momentos, te vuelven a remitir a esos esquemas fijos y estereotipados, y te encuentras entre eso o la nada”.
El último informe de la Fundación Secretariado Gitano, junto al Centro Nacional de Innovación e Investigación Educativa (CNIIE), arroja unos datos desalentadores: “Sólo el 62,7% ha completado como máximo la educación primaria, sólo el 24,8% ha conseguido el título de graduado de la ESO y únicamente el 7,4% ha logrado finalizar la educación secundaria no obligatoria (bachillerato y formación profesional de grado medio)”.
“El primer documento conocido hasta el momento donde se habla de la llegada de los gitanos a España data de 1425, estamos hablando del siglo XV –explica Cañadas–. ¿Estamos diciendo que, en seis siglos, la comunidad gitana sólo se ha dedicado a leer la mano y a delinquir? Es ilógico… Habrá una parte de la población gitana que haya ido a la universidad, desde siempre, pero son los gitanos invisibles porque no se quiere mostrar esa realidad”.
“La educación en general es muy mala y, si ya hablamos de temas de interculturalidad y de respeto al diferente, la cosa se complica… pero para todo el mundo. Es un problema de cómo está montado el sistema educativo, que en general no sabe manejar la interculturalidad“.
“Yo he visto en algunas clases cómo el profesor o la profesora le dice a la niña o al niño gitano que se duerma, que mientras no la líe, ya todo está bien, porque esa es la imagen que se tiene del pueblo gitano… Como si siempre estuvieran causando problemas en clase, cuando en realidad no es así”, dice Gina, estudiante de Trabajo Social.
“A eso se le llama el efecto Pigmalión“, puntualiza Patricia Caro, estudiante de Psicología e integrante de la asociación Gitanas Feministas por la Diversidad.
“Es fascismo. Al sistema le viene muy bien que los gitanos estemos en una franja social de la que no podamos salir”. afirma Pepi Fernandez, trabajadora social.
Soraya Giménez, que trabaja en el Instituto de Cultura Gitana, insiste en la importancia de valorar y trabajar lo conquistado. “Si los medios de comunicación nos estereotipan y se ríen de nosotros [en referencia al programa ‘Palabra de gitano’ que emiten en España], hagamos medios de comunicación gitanos y luchemos. En realidad es un problema de autoestima”.
Isabel Jiménez, responsable territorial de la Fundación Secretariado Gitano en Aragón, recalca“Los programas de la tele nos han hecho mucho daño. Muestran la parte más folclórica y alejada de la realidad que encuentran”, señalando además que “los actos como bodas y rituales que se enseñan por la tele hace mucho tiempo que han pasado a la historia para la mayoría de las familias, que prefieren, como todo el mundo, algo más discreto”.
Celia Gabarri, técnica en la Fundación Secretariado Gitano, es la quinta de seis hermanos y la única que decidió estudiar. ”Una es libre si puede elegir. No se puede decir que se elige libremente si sólo conoces un camino y la formación es el camino de la igualdad de oportunidades“ “La trayectoria tradicional era que a los 16 se casaban y pasaban a ser mujeres sin un proceso de maduración emocional. Ahora, eso está cambiando. Madres con 33 años quieren que sus hijas elijan, vean mundo y estudien”. “Aunque el porcentaje de universitarias gitanas es muy bajo, un 2% en España, cada diez universitarios gitanos ocho somos mujeres.”
“He oído a un profesor decirle a una niña ‘Pero tú, ¿qué haces aquí si puedes vender en el mercadillo? No pierdas el tiempo’. Si se desmoraliza a una niña, eso se une a sus miedos por ser la diferente entre payos”, cuenta Rosa Jiménez, directora de la asociación Sim Romí.
Uno de los temas recurrentes cuando se habla de machismo en la comunidad gitana es el pañuelo; una prueba que demuestra figuradamente la virginidad de la novia el mismo día de la boda. Soraya Motos, también de la asociación, defiende que es una cuestión cultural. “Las católicas también van de blanco, simbolizando pureza al altar. No hay tanta diferencia entre unas y otras. La cosa está mucho más evolucionada y modernizada de lo que cree todo el mundo. Tratamos de quedarnos con las muchas cosas buenas que tiene nuestra cultura y dejar atrás aquellas costumbres que no nos gustan, que eran negativas y coartaban libertades”.
Jiménez se queja de las “burradas” que se dicen sobre las gitanas. “Es necesario contextualizar. El machismo está en todas partes y no solo en el pueblo gitano. Lo que pasa es que está más estereotipado en nuestra cultura. Nos ven en zapatillas de andar por casa y nos asignan marginación… En algunos o muchos casos puede ser así, pero es que no se visibilizan otras formas de ser gitanas”
“En las tiendas, nos siguen; a la hora de alquilar un piso, dan por hecho que se lo vas a destrozar; cuando vas a buscar trabajo, te miran con recelo; cuando pedimos una subvención, entramos en el epígrafe como migrantes…“, cuenta, entre risas. “Cuando oigo estereotipos, me pregunto dónde está el respeto a la diferencia, por qué no puede haber diversidad, por qué para integrarme tengo que convertirme en ti. Aunque me forme, conquiste espacios, salga de casa, participe en la vida pública… no quiero dejar de ser gitana porque estoy orgullosa de serlo”
“Cada vez somos más visibles, nos ven las caras el 8 de marzo, luchamos mano a mano con otras mujeres”. “Hay muchos estereotipos que romper, mucha mitología y una tendencia de las payas europeas a considerar que son el modelo, las únicas liberadas. Nuestras dinámicas son diferentes,queremos emanciparnos a nuestra manera. ¿por qué no puede existir la diversidad?”
“Queremos que entiendan la educación de las mujeres como algo bueno para la familia y la comunidad. Queremos que los hombres nos acompañen en este camino de lucha. Vamos despacio, pero llegaremos”. “(En nuestras dinámicas) prevalece la colectividad por encima del individualismo. Entendemos la libertad de manera diferente”.
“Es un patrimonio impresionante que no se aprecia, no se conoce y no se valora. Es fantástico el hecho de la identidad, la familia, los ritos sobre los difuntos, la estructura de edades, el respeto entre grupos de edad, la pasión por lo niños… ¡hay tantísimas cosas importantes! -afirma Ana Giménez Adelantado, gitana kalé y Doctora en Antropología.- ”Un ser humano es, fundamentalmente, su cultura y sus circunstancias. Por supuesto la antropología me ayuda a entender mi mundo gitano, en el que yo vivo, y puedo analizar la familia, los niños, la escuela, las relaciones o la realidad cotidiana. Pero ser gitana es una condición absolutamente diversa. Vivimos en una sociedad muy variada y pluricultural en muchos sentidos. En ese sentido, la abstracción que nosotros hacemos de ser mujer gitana es falsa, es teórica, porque no tiene nada que ver con la cotidianidad de muchísimas mujeres. Hay que hacer esa abstracción, sí, pero hay que explicarla a través de las vivencias de diferentes mujeres y permitir que ellas lo expliquen.”
No es Palabra de Gitano, sino Gitanas con Palabra.
Fuentes: