¿Quién se llevará las barras radiactivas de Fukushima?

He traducido este artículo porque me parece que se aleja un poco de los típicos análisis técnicos cortoplacistas que no ven tres en un burro ni más allá de los próximos 5 años. Se adentra en algunas cuestiones ecológicas y morales que nunca se mencionan cuando se habla de energía nuclear. Es evidente para mí que la humanidad está preparada para recibir y emplear la energía libre. Este planeta no puede seguir con formas de extracción de la energía que ponen en peligro lo que vive en él o que nos ata esclavamente a unos precios imposibles de asumir en un mundo inmerso en crisis económica. El artículo nos da un atisbo de la forma en que funciona el entramado de los intereses nucleares y la suciedad de la política y la economía que no aparece en titulares. Por otro lado, nos enfrenta con lo que se encuentra probablemente en la raíz de la motivación oculta del poder para restringir o eliminar la energía nuclear, que, por desgracia, nada tiene que ver con la salud medioambiental ni la supervivencia humana.

En cualquier caso, la eliminación de la energía nuclear sería una buena noticia para todos.

Fuente

Traducción Trinity a Tierra

El desmantelamiento de la planta nuclear 1 de Fukushima está siendo retrasado por un único problema: ¿Adónde trasladar las barras de combustible de uranio?. Muchas de estas barras son extremadamente radiactivas y están parcialmente fundidas, y algunas contienen plutonio altamente letal.

Aparte del combustible dentro de los seis reactores, más de siete  toneladas de barras ya utilizadas deben ser trasladadas a un almacén permamente antes de que los trabajadores puedan enterrar la instalacion de Fukushima bajo el cemento. Las barras no pueden ser almacenadas de forma indefinida en Japón porque los nuevos centros de almacenamiento de restos nucleares en el norte de Honshu están construidos en un tipo de suelo inadecuado para ello. Los suelos de  la instalación de reprocesamiento de Rokkasho y Mutsu  presentas roturas de un hundimiento irregular en el suelo cenagoso.
Enterrar las barras dentro de los reactores 1 de Fukushima supone asumir riesgos enormes porque el terreno no puede sostener el peso de las barras de combustible además de los reactores y el agua de enfriamiento dentro de los planificados muros de contención de cemento. El combustible gastado menos reactivo tendría que ser mantenido dentro de los de aire frío seco. Los potentes terremotos  que frecuentemente azotan la región de Tohoku finalmente debilitarán el subsuelo, haciendo que el agua radiactiva de deshecho   se filtre sin parar en el Océano Pacífico. Estas barras radiactivas por lo tanto deben ir a otro país.


La Mala fe americana

Bajo el Tratado de No Proliferacion firmado por Japón en 1970, los negociadores de Washington estipularon que el combustible nuclear usado de los reactores japoneses debía ser por ley enviado a Los Estados Unidos para su almacenamiento o reprocesado para prevenir el desarrollo de una bomba atómica. Washington ha sido incapaz de cumplir con sus obligaciones con Tokio debido a la protesta popular contra la instalación de almacenamiento de la Montaña Yucca cerca de Las Vegas

Un panel acordado por la administración Obama ha recomendado hace poco tiempo el establecimiento de una red de lugares de almacenamiento en Estados Unidos, una controversia que revive los sentimientos antinucleares durante la cercana campaña de elecciones. La industria nuclear americana tiene su propio almacén de más de 60.000 toneladas de combustible gastado, sin contar con los deshechos de los reactores usados para propósitos militares y de investigación, pero no tiene espacio para las barras de Fukushima dentro del centro de deshechos en Nevada, en caso de que éste sea alguna vez abierto.

A Asia Continental

Tepco, la  Tokyo Electric Power Company, ha presupuestado 12 mil millones de dólares para los deshechos nuclares. Areva, el monopolio nuclear francés, ha hecho piña con Tepco para encontrar un lugar de almacenamiento. Hasta la fecha, el equipo Tepco-Areva ha contactado a 3 países asiáticos, Kazakhstan, China y Mongolia para establecer allí un centro de “reprocesamiento”, un eufemismo empleado para los sitios de deshechos nucleares.

De los tres, China era la primera opción para establecer los deshechos nucleares japoneses, porque se confíaba en la capacidad de Pekin para salvaguardar secretos nucleares de su ciudadanía e incluso de sus líderes políticos. La agencia espacial japonesa, que vigila durante 24 horas al día cada instalación  nuclear en China, posee el record completo de las fugas radiactivas allí en China. Dado que Pekin oculta este tipo de información a la opinión pública, la parte japonesa pensaba que tenía el poder de negociaciòn necesario de cara a  las conversaciones con los representantes oficiales chinos.

Aunque los burócratas del sector nuclear estaban inicialmente deseando recibir millones de yenes, la propuesta se fue por los aires por la locura  que invadió China. En un par de semanas tras las fusión accidental del núcleo del reactor de Fukushima, millones de compradores vaciaron los supermercados por los rumores de que la sal yodada podían prevenir el cáncer de tiroides producido por la radiación. La población china tiene un miedo lógico a los escándalos relacionados con la salud después de descubrir melamina en la leche, hormonas en los cerdos, pesticidas en las verduras, antibióticos en el pescado y ahora una lluvia radiactiva sobre su tierra.

Un contrato con China sobre desechos nucleares requeriría que camiones cargados con carga radiactiva pasaran por un puerto densamente poblado, quizás Tianjin o Ningo, durante la noche. No habría forma de evitar que se filtrara información sobre el paso de los cargamentos secretos cuando la gente puede comunicarse hoy con móviles, lo cual provocaría un éxodo en masa de cada ciudad, pueblo y aldea a lo largo de la ruta de paso de la carta. Esto, el nerviosismo del ciudadano chino ordinario derribó el plan más sencillo e inocuo.

Principio de Recuperación Industrial

Una elección más lógica para el almacenamiento por mar es trasladarla a países menos poblados que suministran uranio a Japón, particularmente Australia y Canadá. Los exportadores de uranio, Canberra y Ottawa, son en última instancia responsables del almacenamiento de los deshechos nucleares bajo el principio legal de la recuperación industrial.

La práctica de recuperación industrial está ya bien establecida en los sectores de electrónica y electrodomésticos donde los fabricantes son requeridos cada vez por más paises para llevarse y reciclar en su país de origen las televisiones, computadoras y refrigeradoras.

Bajo dicho principio, el uranio empobrecido derivado del uranio que extraen gigantes como Rio Tinto y CAMECO  tendría que llevarse    a su país de origen. El costo del almacenamiento repercutiría por lo tanto en el precio de exportación del  uranio. Los costes añadidos repercutirían, en última instancia, en la factura eléctrica. Si el mercado se niega a asumir precios más altos por el uranio, en comparación con otros combustibles, la energía nuclear seguirá el mismo camino que el motor de vapor.

Los políticos australianos y canadienses se oponen de forma oportunista al regreso del uranio empobrecido dado que los cargamentos de Fukushima encontrarían protestas masivas a su paso. La única forma de que Tokio convenza a los politicos locales de que actúen en silencio es amenazar con publicar una lista online de todos los politicos corruptos que aceptan sobornos y quienes previamente han respaldado la mineria de uranio a favor de los intereses japoneses.

El Coste- eficiencia de la energía nuclear

La pregunta entonces es si la energía nuclear, que incluye los gastos de almacenamiento a largo plazo, puede competir con la inversión en energía renovable como la solar, de viento, y recursos de mareas e hidricos. La energía renovable  no crea residuos. El gas natural sigue siendo el campeón indiscutible en precios y es abundante en recursos. En un mercado libre sin subsidios ocultos, la energía nuclear probablemente tendría que morir.

En una falta de profesionalismo, la IAEA, International Atomic Energy Commission, nunca ha tratado seriamente el asunto de los restos nucleares. Hay cerca de 200.000 toneladas métricas de deshecho nuclear en las 243 plantas nucleares civiles en todo el mundo. Sin embargo, no se ha abierto un solo lugar de almacenamiento permanente  en ningún sitio.

El dilema número 1 de Fukushima muestra que los asuntos de coste-eficiencia y la viabilidad tecnológica no pueden ser retrasados o ignorados por más tiempo. Las agencias de rating informan de que la increíble deuda de Tepco alcanza ya 90 mill millones de dólares lo que significa que no podrá cubrir los costes futuros de almacenamiento de barras de combustible empleadas  de sus plantas nucleares en Kashiwazaki y Fukushima. Por otra parte, la deuda del gobierno japonés ha alcanzado el 200 por ciento del PIB. Ninguna de esas entidades puede permitirse los costes cada vez más altos de la energía nuclear.

La incapacidad de Tepco o del gobierno para pagar por los deshechos nucleares deja las exigencias financieras sobre las empresas socias y suministradores, incluyendo GE, Toshiba, Hitachi, Kajima Construction y especialmente sus fuentes de uranio, CAMECO y Rio Tinto y a los gobiernos de  Canada y Australia. Una regla fundamental de la ley civil y el capitalismo es que alguiein tiene que pagar.

Ultima parada

Dado que ni Australia, ni Canadá tienen prisa de retirar los deshechos radiactivos, Japón y Estados Unidos que firmó el mencionado tratado no tienen más remedio que ir a por una opción de almacenamiento rápido: Mongolia.

Ulan Bator acepta la minería de carbón y cobre a cielo abierto que no es otra cosa que espacios gitantes tóxicos abiertos de par en par, así que ¿por qué no aceptar barras nucleares fundidas?. Su PIB en el lugar 136 de las economías mundiales, se estima en 5.8 mil millones de dólares en el 2010. 12 mil millones de dólares es una suma inimaginable por un agujero más en el suelo.

Aunque Mongolia no recibiera la totalidad del presupuesto señalado ya que la carga nuclear tendría que transitar por el Extremo Oriente de Rusia, pero a diferencia de la población china, más consciente de la salud, la población de Nakhodka y Vladivostok es usada para tomar a la ligera todo lo que tenga que ver con los materiales radiactivos y el vodka.

Incluso si la mafia que dirige el transporte ruso tomara un tajo muy importante y desproporcionado de dicho presupuesto, los 3 millones de habitantes de Mongolia seguirían encantados de recibir cerca de 2000 dólares por cabeza, más que sus ingresos anuales; en el caso de que el dinero fuera dividido equitativamente después de pagar los costes de la construcción de  un basurero nuclear.

Siendo realistas, es muy dudoso que los mongoles fueran a recibir un centavo, dado que el dinero iria a una fundación para los costes de mantenimiento. De modo que 12 mil millones de dólares divididos por la vida media del uranio que son 700 millones de años, es equivalente a 17 dólares en renta actual. Eso no cubre ni siquiera el collar del perro vigilante de la instalación, ni por supuesto el sistema de enfriamiento del uranio. Como no habrá nadie para entonces contando para el dia en que el uranio esté en niveles de seguridad, sólo habra fósiles osbre la faz de la tierra.

Ilusoriamente, la avaricia que tiene la vista muy corta triunfará con toda seguridad en Mongolia y ello deja una cuestión de legitimidad moral para el resto de nosotros. ¿Sentira la comunidad mundial algún remordimiento por dejar su deshecho nuclear en la tierra de una cultura anciana, tierra de Genghis Khan y  que inventó la leche de yegua fermentada?. Para los politicos no tiene sentido plantearse esas cosas cuando una solución práctica se encuenta a mano.

Yoichi Shimatsu,

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.