China ha dado marcha atrás a la ralentización del crecimiento del presupuesto de defensa del año pasado. La previsión de gasto militar para este ejercicio es de 808.230 millones de yuanes (96.000 millones de euros), un 12,2% más que en 2013, según señala el informe presupuestario hecho público este miércoles en el marco de la apertura de la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional (APN) -el Parlamento chino-, en Pekín.
El Gobierno no ha detallado si el incremento anunciado es sobre lo gastado o sobre lo presupuestado en 2013, cuando la subida del presupuesto fue del 10,7% respecto a lo gastado en 2012. El ascenso sigue, en cualquier caso, la tendencia de aumentos de doble dígito de los últimos años, en un momento de fuertes tensiones territoriales marítimas con algunos de sus vecinos, como Japón y Filipinas.
El renovado empuje dado a la partida militar servirá, entre otros, para reforzar “la defensa de las fronteras, la costa y el espacio aéreo” y “el desarrollo de armas de nueva y alta tecnología”, según ha afirmado el primer ministro, Li Keqiang, en su discurso sobre la labor del Gobierno y el estado de la nación, en el Gran Palacio del Pueblo, en la plaza Tiananmen.
El alza del presupuesto de defensa se produce con un objetivo de crecimiento de la economía para este año del 7,5%, el mismo previsto hace justo un año para 2013, y que finalmente fue del 7,7%, según ha anunciado Li. La inflación estimada para este año es del 3,5%, frente al 2,6% registrado en 2013, con una previsión que también fue del 3,5%.
“El año pasado, avanzamos con solidez en el reforzamiento de la defensa nacional y las fuerzas armadas (…) Este año (…) mejoraremos de forma exhaustiva la naturaleza revolucionaria de las fuerzas armadas, las seguiremos modernizando, mejoraremos su funcionamiento y continuaremos aumentando la capacidad de disuasión y de combate de las fuerzas armadas en la era de la informatización”, ha señalado el primer ministro ante los casi 3.000 diputados llegados de todo el país.
El presupuesto militar de China es el segundo mayor del mundo -después del de Estados Unidos-, tres veces el de India, y superior a los de Japón, Corea del Sur, Taiwán y Vietnam juntos. Su constante aumento le ha permitido crear un ejército moderno, acorde con la talla de su economía –la segunda del mundo- y con un alcance en el exterior cada vez mayor. Pekín está construyendo portaaviones, nuevos submarinos, misiles balísticos mar-aire y aviones no detectables por los radares, entre otros. El Ejército Popular de Liberación (EPL) está integrado por 2,3 millones de personas. Estados Unidos aprobó en diciembre pasado un presupuesto de defensa para 2014 de 633.000 millones de dólares (460.760 millones de euros).
Gran parte del gasto militar chino no está incluido en la cifra anunciada, y los expertos estiman que el gasto real es dos o tres veces superior, pero creen que China tardará aún décadas en igualar el poderío militar estadounidense. El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos dijo en febrero que la partida militar china podría igualar la de Estados Unidos para 2030, pero que alcanzar su capacidad y su poder real requeriría más años.
China insiste que su política militar siempre ha sido “pacífica y de naturaleza defensiva”. “Ciertos países han estado vendiendo la idea de que China es una gran amenaza. Nuestra historia y experiencia muestran que la paz solo se puede mantener con fortaleza”, ha dicho Fu Ying, portavoz de la Asamblea, en comentarios efectuados previamente.
Este horizonte de mayor poder militar chino preocupa, sin embargo, a Estados Unidos y a los vecinos de Pekín, en particular a Japón, con quien tiene un agrio contencioso territorial por unas islas en el mar de China oriental. “La transparencia, o falta de transparencia, de la política de defensa y capacidad militar china se ha convertido en motivo de preocupación para la comunidad internacional, incluido Japón”, ha asegurado Yoshihide Suga, jefe del Secretariado del Gabinete, hoy, en Tokio, tras el anuncio del presupuesto militar chino, informa Reuters.
El Gobierno del primer ministro japonés, Shinzo Abe, anunció a mediados de diciembre pasado un ambicioso programa de reorganización militar para hacer frente al creciente poder de China y la constante amenaza de Corea del Norte, que incluye la redistribución geográfica de sus efectivos y un incremento del 5% del gasto en el conjunto de los próximos cinco años, con la adquisición de nuevo armamento, incluidos submarinos, aviones de combate, drones de vigilancia y vehículos anfibios. El programa, para el periodo 2014-2019, contempla un presupuesto de 24,7 billones de yenes (176.000 millones de euros) para defensa, frente a 23,5 billones de yenes (167.000 millones de euros) en el quinquenio anterior.
El plan fue visto con enojo por Pekín, y el incremento del presupuesto anunciado hoy puede estar ligado, en parte, a la decisión japonesa, aunque el principal objetivo de China sea dotarse de un ejército moderno, capaz de proyectar su poder lejos de sus fronteras, acorde con el estatus de potencia que tiene en otros campos.
Li Keqiang ha afirmado que China “defenderá con determinación” su soberanía y reforzará la amistad con sus vecinos, pero ha advertido: “Defenderemos la victoria en la Segunda Guerra Mundial y el orden internacional de la posguerra, y no permitiremos que nadie invierta el curso de la historia”.