¿Alguna vez has soñado que habitas un cuerpo diferente, de otras proporciones, de otro color, de otro sexo? Pues ahora es posible experimentar esa sensación a través de la realidad virtual. Y decimos experimentar, no simular, porque aunque en estas investigaciones sólo se juegue con un intercambio de puntos de visión, nuestro cerebro tiene la capacidad de hacer coincidir las sensaciones de nuestros cinco sentidos en un todo coherente.
La gran promesa del visor Oculus Rift (una consola de juegos de realidad virtual) es la oportunidad de habitar mundos completamente nuevos, pero un grupo de investigadores en Barcelona ya lo está usando para algo aún más radical: habitar otros cuerpos.
BeAnotherLab, un grupo interdisciplinario de estudiantes de la Universidad Pompeu Fabra, ha confiado en una vieja versión del Oculus Rift para llevar a cabo una investigación llamada “La Máquina de ser Otro”. El concepto es justo lo que el nombre sugiere, uno de los primeros experimentos ha permitido a los participantes experimentar el proceso creativo a través de los ojos de otro en tiempo real. Los experimentos más recientes son aún más desconcertantes. Permiten que hombres y mujeres intercambien cuerpos.
Así es como funciona. A cada sujeto se le da un visor, en el cual ve un stream de video transmitido desde una cámara ajustada al visor de la otra persona. Entonces, se pide a los participantes que imiten los movimientos de la otra persona, coordinando sin palabras sus movimientos con los del otro, así hasta el punto de entrar en un loop en el que ya no se sabe qué acción es primero, ni quién la dirige, como niños jugando con una ouija.
El efecto es realmente profundo. “Muy en el fondo sabes que no es tu cuerpo, pero se siente como si lo fuera”, señala Philippe Bertrand, estudiante de artes digitales y uno de los fundadores del grupo.
Durante los últimos meses, el equipo ha hecho eco en el trabajo de diversos investigadores, desde artistas y terapeutas hasta antropólogos. El último proyecto ha enfocado la realidad virtual en caminos que potencialmente pueden servir a campos como los estudios de género o la teoría queer, y ya se están formulando aplicaciones para performances artísticos y neurorehabilitación.
Los miembros de BeAnotherLab no son los primeros en experimentar con la idea del “cambio de cuerpo” vía realidad virtual. Su trabajo ha sido inspirado por equipos como Group Ehrsson, de Estocolmo, y Event Lab, también de Barcelona, los cuales ya han combinado neurociencia y realidad virtual en un intento por desenmarañar complejos misterios acerca de la conciencia y el yo. Bertrand y compañía no se ven a sí mismos como pioneros, sino como creativos de bajo presupuesto que forman parte de un proyecto mucho más grande.
“El descubrimiento de las neuronas espejo por Giacomo Rizzolatti nos ha mostrado que no se puede concebir un “yo” sin un “nosotros””, explica Bertrand. “Otras investigaciones recientes de simulaciones corporales han mostrado una borrosidad en la frontera que divide los “yos” en individuos muy cercanos entre sí. Otros estudios sugieren la efectividad de la simulación corporal en la reducción de prejuicios raciales”. En otras palabras, nuevas investigaciones y tecnología de última generación nos están ayudando a tener una mejor comprensión de la empatía y nuevas herramientas para lograrla.
“La ciencia está probando algunos conceptos muy hippies y estamos usando tecnología desarrollada para videojuegos con el fin de poder acercar a la gente entre sí”, dice Bertrand.