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Expertos estadounidenses presagian un pronto derrumbe del ordenamiento mundial contemporáneo. Ya no es el primer pronóstico de una hecatombe político-social de dimensiones planetarias. Pero los expertos procuran tratar cada suposición con mucha cautela.
En opinión de especialistas que colaboran con la NASA (EEUU), la civilización moderna podría desaparecer en los próximos decenios, debido a la inestabilidad económica y un vertiginoso consumo de los recursos naturales.
Personas versadas en la materia han sacado la conclusión de que el proceso de ascenso y descomposición es cíclico, lo cual fue reiteradamente confirmado en la historia de la humanidad. Al analizar las circunstancias que rodearon la desaparición de las civilizaciones anteriores, los estudiosos descubrieron varios factores de riesgo: número de habitantes, clima, agricultura, disponibilidad de recursos hidráulicos y energéticos. Estos factores pueden provocar una catástrofe bajo dos condiciones: la tasa de consumo de dichos recursos supera la de su reproducción y una acusada polarización de la sociedad en ricos y pobres.
Ello no obstante, cuando se expresan muchas dudas sobre la estabilidad de una civilización, se presentan mucho más pruebas de lo contrario, opina el experto en Teoría Social y Filosofía Política, Andréi Ashkérov:
–Los augurios de catástrofes no son nada nuevos. Viviendo en una sociedad cristiana, estamos a la espera del segundo advenimiento de Jesucristo, llenos de presentimientos catastróficos. Por lo tanto, no veo argumentos nuevos a favor de una catástrofe inminente. La división en élites y masas populares existe allí donde hay desigualdad social. Esta sociedad no surgió ayer. Todo lo contrario, pese a las demandas de las masas populares, la élite, llamada hoy “millardo de oro”, existe y obra a su antojo.
Últimamente, la cada vez más acentuada estratificación social se debe a un consumo desmedido de recursos naturales, siendo de precisar que la responsabilidad por ambas causas anteriormente mencionadas recae sobre las élites que viven en países industrializados, acotan los expertos. Los excedentes acumulados no se distribuyen en el seno de la sociedad de manera uniforme. La mayor parte de la población, productora de bienes materiales, tiene que conformarse con una parte ínfima de las riquezas que a menudo ni siquiera alcanzan para sobrevivir.
Son pocos los que se dan cuenta de la alta probabilidad de la hecatombe que se avecina. Pocos promueven cambios estructurales que permitan evitar la peor variante. De todas formas, si tales cambios se llevan a cabo, la catástrofe bien podría evitarse, comenta el futurólogo Alexánder Níkonov, autor de libros de historia y politología:
–No soy ni fatalista ni pesimista, sino optimista. Echando una mirada retrospectiva, analizando la trayectoria recorrida por la civilización, veo que se trata de una interminable sucesión de crisis y ascensos. La civilización ha logrado superar crisis que han seccionado un 90 % de la población del planeta como, por ejemplo, la de la revolución neolítica. Fue bastante dolorosa la crisis relacionada con el colapso del Imperio romano, o sea, de la civilización antigua y es muy amarga la crisis de la civilización moderna que continúa hasta hoy. Estamos entrando en la fase de la civilización postindustrial. Confiamos en que la humanidad se imponga a todos estos colosales cambios. Simplemente porque, de acuerdo a la teoría de la inducción, si hemos superado varias crisis, la probabilidad de superar esta es muy alta.
En suma, hemos de reconocer que los problemas de la civilización moderna no dejan de agravarse. Y no se descarta que en una perspectiva visible, su combinación pueda ofrecernos un efecto sinérgico negativo. La mayoría nos daremos cuenta demasiado tarde, cuando ya no se pueda hacer nada.
ach/kg/aa
: http://spanish.ruvr.ru/2014_03_20/humanidad-crisis-politico-social-riesgo/