La ufología, como todo conocimiento especializado, posee su propio sistema taxonómico, una jerarquía que permite el orden y la clasificación, que en cierta forma da sentido a experiencias que de otro modo estarían dispersas e inconexas.
Dentro de este paradigma, los “aliens grises” o extraterrestres grises (grey aliens) ocupan un lugar especial, en buena medida porque se trata de un tipo de extraterrestre que identificamos casi de inmediato, paradójicamente común y familiar: el cuerpo humanoide (aunque con menor estatura que una persona promedio), los grandes ojos negros ovalados, el cráneo prominente y abultado, piernas cortas pero brazos alargados, la escasa masa muscular y, claro, la piel de un inquietante tono grisáceo.
Los aliens grises comenzaron a ganar popularidad a raíz del incidente Roswell o, mejor dicho, en las especulaciones que surgieron casi cuarenta años después, en las décadas de 1980 y 1990, a propósito del origen y la tripulación de la nave que se estrelló en dicha región estadounidense en junio de 1947. En el famoso video de la autopsia de un extraterrestre se observa a un espécimen cuyo origen esotérico, al menos en la iconografía de nuestra cultura parece provenir de las operaciones mágicas del ocultista británico Aleister Crowley, quien en una de sus sesiones teúrgicas se encontró con una entidad de cabeza protuberante a la cual llamó LAM y dibujó imperecederamente. En 1918 (aunque algunos lo citan en 1915 y otros en 1917) en la ciudad de Nueva York, Crowley realizó los “Trabajos de Alamantrah”, una serie de operaciones de magia sexual junto con su pareja y medium Roddie Minor, la Mujer Escarlata del momento. Aparentemente Crowely habría abierto un portal dimensional por el cual entró en contacto esta entidad, la cual lo exhortó a “encontrar el huevo”.
El dibujo de LAM llegó a manos de Kenneth Grant, líder de la sociedad secreta OTO que relevó a Crowley y más tarde fue fundador de la Typhonian Ordo Templi. Grant escribió que LAM y los extraterrestres grises son lo mismo, una imagen del Gran Ancestro. Según Grant la imagen de LAM se puede usar como una visualización para entrar en contacto con entidades incorpóreas. “El nombre LAM es el Mantra; y el Tantra es la unión con el dikpala al entrar en el Huevo del Espíritu representado por la Cabeza. La entrada puede ser efectuada proyectando la conciencia a través de los ojos”. Esta entidad, según Grant, servía como enlace entre Sirio y Andrómeda.
Ya en épocas actuales la descripción de este nuevo criptoide se alimenta de cientos de testimonios de personas que, al menos desde mediados del siglo XX, aseguran haber tenido contacto con seres similares. Uno de los casos más emblemáticos fue el de la abducción de Betty y Barney Hill, quienes fueron llevados al sistema estelar Zeta Reticuli (a 39 años luz de la Tierra, en la constelación del Reticulum), donde al parecer se encuentra el hogar planetario de los aliens grises. En este sentido, algunas estadísticas muestran que, salvo en Europa, la descripción del ser extraterrestre observado coincide con la del alien gris en 5 de cada 10 encuentros (en Brasil alcanza los 9 de cada 10). Algo que nos podría hablar de un patrón relacionado con verdaderas apariciones o con la influencia mediática, el estilo Hollywood de los extraterrestres, en la psique colectiva.
Escépticos podrán pensar que es por lo menos improbable que dos formas de vida, la humana y una extraterrestre, guarden tanta semejanza entre sí. Otros incluso dirán que esto es imposible. Sin embargo, la teoría de la panspermia se ha esgrimido para hablar de la “evolución paralela”. Si la vida se regó de la Tierra a otras regiones del universo o, en sentido opuesto, si la vida llegó a la Tierra proveniente de zonas inimaginables del cosmos, es quizás posible aunque un tanto desaforado creer que existe una base biológica compartida. Asismismo, según la versión de los “antiguos astronautas”, los creadores de la especie humana, los dioses antiguos que aparecen en las tablas de Sumeria, son en realidad extraterrestres. De cualquier forma, los extraterrestres grises son parte importante de la mitología moderna, ya sea como una fantasía, una región psíquica que transfiere e imagina sus temores o deseos, una civilización extraterrestre que tiene su propia agenda o una pequeña tecnoraza que ha evolucionado paralelamente a nosotros.