ADDIS ABEBA, 21 mar 2014 (IPS) – Las mujeres que se dedican al diseño de moda en Etiopía echan mano a su rico patrimonio cultural y lo aderezan con modernidad para lograr éxito local y alcance internacional.
El diseño de modas está demostrando que es uno de los sectores más dinámicos de Etiopía, con pequeñas empresas y márgenes de ganancias de 50 a más de 100 por ciento, según Mahlet Afework, de 25 años y fundadora de la línea MAFI en Addis Abeba.
Este país africano es el sueño de cualquier diseñador por su diversidad de grupos étnicos, que son fuente de inspiración, dijo Afework a IPS. Su colección más reciente se basó en los diseños Dinguza, de la sureña región de Chencha.
Pequeñas empresas como la suya pueden florecer ante la ausencia de grandes cadenas y por los costos relativamente bajos de abrir un negocio, en comparación con los elevados precios que el público está dispuesto a pagar por prendas de calidad hechas a mano.
La economía en general se beneficia del interés internacional en la industria textil y la vestimenta de Etiopía. Las pequeñas empresas, que emplean como máximo a 10 trabajadores, vendieron al exterior 62,2 millones de dólares en 2011, en comparación con 14,6 millones de dólares en 2008.
El gobierno cree que la industria puede alcanzar una producción con un valor agregado de 2.500 millones de dólares para fines de 2015.
Un tejido de algodón blanco hilado en un telar tradicional etíope. Crédito: Salima Punjani/IPS
Quienes se dedican con éxito al diseño de modas son sobre todo mujeres, según Afework y otras colegas que crecieron rodeadas de telas de algodón tejidas al modo tradicional, aprendiendo de sus madres y sus tías las habilidades de la confección y el bordado de prendas hermosas y delicadas.
Esta herencia de inspiración femenina no se olvida. Afework trabaja exclusivamente con mujeres tejedoras que se mantienen a sí mismas y a sus familias, a pesar de que el sector textil está dominado por hombres.
Pese a que muchas diseñadoras cuentan con la ventaja de haber aprendido en el hogar el arte de la moda, sin educación formal se les dificulta el acceso al mercado internacional, dijo Afework, quien es autodidacta y atribuye a Google el mérito de ser su principal tutor.
Otro problema en la arena internacional es concretar las ventas.
Considerado una jurisdicción de alto riesgo en materia de corrupción y lavado de activos, Etiopía está sometida a penalidades que determinan que no haya bancos extranjeros instalados aquí. Y a menudo los clientes internacionales son reticentes a pagar en cuentas africanas, dijo a IPS la diseñadora de moda Fikirte Addis, fundadora de YeFikir Design, con sede en Addis Abeba.
Actualmente la empresa tiene que vender a través del Polo de Diseño de África, una tienda en línea operada desde Estados Unidos y fundada en 2013 por dos mujeres occidentales para dar a conocer los diseños africanos.
“Tras vivir en África oriental durante varios años vimos el potencial de los diseños africanos en el mercado mundial”, dijo a IPS la cofundadora de la tienda, Elizabeth Brown.
También observó una brecha entre la industria y los consumidores mundiales, que el Centro de Diseño de África busca superar.
Actualmente, casi todos los clientes del Polo están en Estados Unidos, aunque este año planea empezar a vender productos a Canadá y a países asiáticos como Corea del Sur, Japón y Taiwán, que han mostrado interés en las artesanías y moda de África.
El éxito del diseño en Etiopía también depende de abrazar el cambiante presente, sin perder de vista el pasado, dijo Fikirte.
Todas las prendas de YeFikir se confeccionan a mano o en telares tradicionales con técnicas que datan de hace siglos, cuando los etíopes hacían sus propias ropas.
“Me encanta el aspecto tradicional de las prendas”, dijo Rihana Aman, dueña de una cafetería en Addis Abeba, quien visitó el local de YeFikir para comprar un vestido de novia.
“Ahora hay muchos vestidos demasiado modernos, y usan telas en las que se pierde el sentido del ser etíope”, dijo a IPS.
Fikirte trata directamente con las tejedoras para asegurarse de que las habilidades y los ingresos permanezcan en las comunidades, y que las prácticas sean éticas. En la industria del tejido ha habido explotación laboral infantil, advirtió.
Por el tiempo y el trabajo que insume la confección de las prendas, los vestidos de YeFikir pueden venderse por hasta 850 dólares, en un país donde muchos trabajan duramente para ganar tres dólares diarios.
Pese a tan evidentes desigualdades, muchos etíopes, especialmente la creciente clase media, están contentos de pagar sumas abultadas por prendas a medida que mantienen las influencias tradicionales, dijo Afework.
Los etíopes se enorgullecen mucho de su diversidad étnica. Aquí se hablan unos 84 idiomas y 200 dialectos, agregó Afework.
La línea creada por Afework, MAFI, se especializa en prendas listas para usar, con un toque de notable originalidad en el crisol étnico del país. Y ese toque ha resultado exitoso.
En 2012, Afework exhibió sus modelos en la Semana de la Moda Africana de Nueva York.
Sin embargo, todavía hay prejuicios. En un vuelo europeo, Afework iba sentada junto a un pasajero que se sorprendió al oír que en Etiopía existían diseñadores de moda.
“Etiopía tiene una artesanía maravillosa”, dijo a IPS el prestigioso diseñador Markus Lupfer, radicado en Londres y que trabaja desde 2010 con colegas etíopes.
Este creciente reconocimiento internacional es en parte resultado de una demanda cada vez mayor de una moda producida con ética, señaló Lupfer.
No obstante, por ahora ese reconocimiento todavía elude a muchos de los diseñadores etíopes. Y aunque la demanda local es importante, los diseñadores coinciden en que la internacional es la clave del éxito.
De ahí que Afework y Fikirte busquen colocar a sus empresas en Internet. Ambas comparten el objetivo de exportar a tiendas en línea y físicas y quieren mostrar al mundo lo que son capaces de hacer.
“La industria de la moda está cambiando la imagen de Etiopía”, dijo Fikirte. “Está mostrando la diversidad y la belleza de la cultura etíope y entregando algunos de los mejores textiles artesanales de algodón del mundo”.