Casi la mitad de los jóvenes europeos, de entre 18 y 29 años, vive con sus padres, un porcentaje que ha aumentado con la crisis. Es una de las conlusiones del estudio ’Situación social de los jóvenes en Europa’que ha presentado esta semana Eurofound y que concluye que, entre 2007 y 2011, este porcentaje se ha incrementado un 4 por ciento.
En el caso de España, el porcentaje de jóvenes (entre 18 y 29 años) que se ve obligados a prolongar su estancia en el hogar familiar roza el 50 por ciento. Entre 2007 y 2011, coincidiendo con la crisis, el aumento ha rondado el 4 por ciento.
España, no es sin embargo, ni el país con más jóvenes viviendo en la casa familiar ni en el que este porcentaje ha crecido más con la crisis económica. En este periodo, los mayores aumentos se han producido en Hungría, en donde el porcentaje de jóvenes viviendo en la casa de la familia se ha disparado un 36 por ciento, seguido de Eslovenia (21 puntos porcentuales más), Lituania (17 puntos porcentuales más) y Polonia (15 porcentajes más).
En este gráfico puedes ver qué lugar ocupa España en este ránkingy los cambios que ha habido en los distintos países entre 2007 y 2011.
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En general, en el conjunto de Europa, la crisis ha mermado el número de jóvenes independizados con sus propias familias (pareja y/o hijos) y ha aumentado el tiempo que pasan en casa de los padres. Este incremento se nota tanto en los más jóvenes (18 a 24 años) como en los menos jóvenes (25 a 29 años), y tanto para hombres como para mujeres.
De los que viven con sus padres, el 27 por ciento dicen que sufren privaciones moderadas y el 22 por ciento, severas. Los chicos tienden a vivir más tiempo con sus padres que las chicas.
“Este informe demuestra que la crisis económica está obligando a un número creciente de jóvenes a seguir viviendo en casa, con serias implicaciones para su independencia, su paso a la edad adulta e incluso en su percepción de exclusión social”, ha explicado en un comunicado la investigadora de Eurofound Anna Ludwinek.
El trabajo señala también que los jóvenes en paro son más proclives que otros a sentirse excluidos, solos y a padecer más enfermedades mentales. Asimismo, los jóvenes confían menos en las instituciones en 2011 que lo que hacían en 2007, con la excepción de la Polícia, en la que sí confían.