Dilema adolescente en Uganda: ¿Digo o no digo que tengo VIH?

Muchos adolescentes con VIH temen revelar su condición de salud a sus parejas. Crédito: Mercedes Sayagués/IPS

Muchos adolescentes con VIH temen revelar su condición de salud a sus parejas. Crédito: Mercedes Sayagués/IPS

KAMPALA, 10 abr 2014 (IPS) – La ugandesa Constance Nansamba* pagó un precio muy alto por no revelar a los 18 años que era VIH positiva y estaba embarazada.

“Estaba aterrorizada. Escapé de la casa de mi hermano. No logré cumplir los pasos para prevenir la transmisión madre-hijo, así que mi bebé también es VIH positivo”, dijo a IPS.

Nansamba sabía que había nacido con VIH (virus de inmunodeficiencia humana), pero por temor al rechazo no se lo contó a su novio. “Usábamos condón, pero él siempre se quejaba, entonces dejamos de usarlo y quedé embarazada”, explicó. Aunque ella no lo contagió, se separaron.

Ahora Nansamba tiene 20 años y halló el valor para contar su historia a fin de ayudar a otras personas. Integra la organización Jóvenes Positivos de Uganda, que ofrece orientación sobre el VIH, además de aconsejar la realización de análisis y tratamiento.

Muchos adolescentes que nacieron con el virus no conocen su estado de salud cuando empiezan a mantener relaciones sexuales, o lo conocen pero no se lo dicen a sus parejas, dijo Nansamba a IPS.

Una encuesta del ugandés Centro de Salud Mildmay, en la que participaron 200 adolescentes que recibían tratamiento antirretroviral, concluyó que 75 por ciento no estaban dispuestos a revelar a sus parejas sexuales que tenían VIH y que 30 por ciento no querían usar preservativos.

“Ellos simplemente no tienen información que los ayude a negociar la revelación (de su situación), la protección mutua y el uso de condones”, señaló Nansamba. “Yo enfrenté el mismo desafío porque no podía hablar de sexo con mi hermano mayor, que era como mi padre”.

Los padres de Nansamba fallecieron cuando ella era bebé y su hermano la crió.

El VIH entre los jóvenes

Uganda es un país de jóvenes: casi 80 por ciento de sus 34 millones de habitantes tienen menos de 30 años.

La prevalencia nacional de VIH es de 7,2 por ciento y va lentamente en aumento. En la franja de entre 15 y 24 años, cinco por ciento de las mujeres y dos por ciento de los hombres viven con VIH, según la Encuesta Indicadora del Sida de Uganda 2011.

“Hacia una generación libre de sida. La infancia y el sida: Sexto inventario de la situación 2013”, divulgado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), estima que Uganda tiene unos 110.000 adolescentes de entre 10 y 19 años que viven con VIH, de los cuales 64.000 son niñas y, 48.000 son varones.

Emmanuel Elwanu tenía 14 años cuando supo que había nacido siendo VIH positivo. Por temor a que lo discriminaran, no quiso contar su situación a sus amigos. “Tuve que recibir mucha orientación psicológica para abrirme”, dijo a IPS.

Elwanu fue afortunado: su escuela tenía sesiones semanales sobre el virus con psicólogos y él participó en la iniciativa sobre el VIH/sida de la parroquia de Mbuya.

“Muchos de mis compañeros VIH positivos están viviendo momentos realmente difíciles con sus relaciones”, explicó Elwanu, hoy de 18 años. “Yo pienso en el sexo, pero no es mi prioridad”.

Sus padres fallecieron cuando era niño, y él decidió practicar la abstinencia sexual hasta completar sus estudios.

Polly Nuwagaba, consejera del Centro Naguru de Información y Salud Adolescente de Kampala, dijo a IPS que la mayoría de los adolescentes tienen problemas en revelar que viven con el virus.

“Se ven sanos, atraen a parejas que son VIH negativas y tienen deseos sexuales”, explicó. “Algunos nos dicen que, cuando revelan que tienen VIH, no les creen, y terminan manteniendo relaciones sexuales sin protección”.

Sin condones para los adolescentes

La médica Sabrina Kitaka, especialista en salud adolescente de la Universidad de Makerere, en Kampala, destacó la brecha existente en los servicios de salud para los jóvenes.

“Hay pocos centros de salud ambulatorios amigables con los adolescentes, mientras que las salas de internación pediátrica reciben a niños de hasta 12 años. Por lo tanto, los adolescentes suelen ser admitidos en salas de adultos”, dijo Kitaka.

En 2013, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que por falta de servicios efectivos de tratamiento del VIH, las muertes relacionadas con el sida entre los adolescentes del mundo aumentaron 50 por ciento entre 2005 y 2012, mientras entre la población general esa mortalidad caía en 30 por ciento.

La OMS pidió a los gobiernos revisar sus leyes para facilitar que los adolescentes se realicen análisis de VIH sin el consentimiento de sus padres.

Sin embargo, los funcionarios de salud de Uganda no se ponen de acuerdo acerca de ofrecer servicios de planificación familiar y preservativos a los adolescentes.

Stephen Watiti, un médico que vive con VIH, observó que las leyes y políticas sobre los condones y los anticonceptivos para adolescentes no están claras y son interpretadas de modo incoherente. Esto dificulta que tanto los jóvenes como el personal de la salud entiendan las opciones.

Oficialmente, solo quienes tienen 18 años o más tienen derecho a servicios de planificación familiar y a recibir profilácticos. Sin embargo, más de la mitad de las mujeres de entre 18 y 24 años han mantenido relaciones sexuales antes de los 18, según la Encuesta de Demografía y Salud de Uganda 2011.

“Como médicos, no podemos ir a las escuelas y promover el uso de condones o de anticonceptivos. Pero cuando uno se encuentra con un adolescente de 14 años que es sexualmente activo, entonces no tiene más remedio que enseñarle a usar el condón”, dijo Watiti a IPS.

En la reunión de Jóvenes Positivos de Uganda realizada a fines de enero en Kampala, Nansamba dijo a la audiencia: “Muchachos, no es fácil vivir con VIH. Una siempre se siente culpable cuando duerme con alguien, pero al mismo tiempo tiene deseos sexuales que necesita saciar”.

Su decisión en la actualidad es practicar la abstinencia sexual. “No quiero poner a nadie en riesgo de VIH”, explicó.

Sin embargo, para muchos adolescentes seropositivos abstenerse no es fácil. Pero tampoco lo es revelar que viven con el virus o mantener relaciones sexuales seguras.

*  El nombre fue cambiado para proteger su identidad.

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