Según la mitología griega, Gaia, que existía ya en los albores de la creación, nació del caos. Fue considerada la diosa de la fertilidad, sin lugar a dudas porque ella era muy fértil. Tras su aparición a partir del caos, Gaia dio luz a Ponto (el mar), a Urano (el cielo) y a los Ourea (las montañas). Fue madre de estos hijos sin intervención masculina alguna.

Gaia tomó a Urano como marido, a pesar de que era su hijo. Volvió a ser madre, en esta ocasión de los Titanes (seis hijos y seis hijas), los Cíclopes y los Hecatónquiros (gigantes con cien brazos). Urano, temeroso de la fuerza de sus monstruosos hijos los Cíclopes y los Hecatónquiros, los envió al Tártaro (las entrañas de la Tierra). Gaia se enojó por las acciones de su marido y buscó la ayuda de su hijo menor, Cronos. Le proporcionó una hoz y con ella Cronos castró a su padre, cortando así los lazos entre la tierra y el cielo. A pesar de ello, más hijos monstruosos vieron la luz, ya que de la sangre de Urano que fue vertida a la tierra surgieron los Gigantes.

Como reza el dicho, la historia se imita a sí misma y, sin lugar a dudas, eso fue lo que ocurrió cuando Cronos fue derrocado por su hijo Zeus, como anteriormente había ocurrido con Cronos y su padre, Urano. Gaia había profetizado que Cronos sería derrocado por su propio hijo. Para evitar que la profecía se hiciera realidad, Crono tomó precauciones y, tan pronto como sus hijos nacían, él se los tragaba. Con la ayuda de Gaia, Crono recibió una piedra envuelta en unos pañales en lugar de a su hijo Zeus. La profecía de Gaia se cumplió, ya que Zeus acabó sustituyendo a su padre.

En todas las familias hay riñas y, según la mitología griega, también los dioses y diosas tuvieron su cuota de disputas familiares. Zeus finalmente derrotó a los Titanes con la ayuda de los Cíclopes y los Hecatónquiros. Los llevó a Tártaro, con los Hecatónquiros como guardianes. Después de este mito, no hay mucha más información sobre la participación de Gaia en los asuntos de sus hijos. Continuó siendo muy fecunda y tuvo muchos más hijos, fruto de su unión con Ponto, Tártaro y otros.

Gaia ha sido muy adorada en muchas culturas y conocida por muy diversos nombres como, Astarté, Cibeles, Terra, Deméter, Ishtar o Isis. Gaia era la Madre de los Dioses y la Gran Madre de toda la Creación. Representaba la femineidad, el poder y la crianza. Hoy en día, sigue siendo venerada en muchas religiones paganas.

En muchos sentidos, Gaia nos recuerda nuestra conexión con la tierra y con toda la creación. La Tierra proporciona sustento a todos los seres vivos que habitan en ella. Gaia representa la crianza y la madre primigenia en sus más básicos y humildes orígenes. En los últimos años, ha surgido un movimiento de vuelta a la naturaleza y de concientización sobre la importancia del medio ambiente. Tal vez sea el espíritu de Gaia, que una vez más está intentando conectar con sus hijos errantes.

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