El primer gran cambio es que la pirámide de población de EE.UU. —la representación gráfica de la distribución por edad y sexo— en un período comprendido entre 1960 y 2060 puede convertirse en un rectángulo, informa el reciente estudio de Pew Research Center.

Dicha alteración supone que para el año 2060 el número de estadounidenses mayores de 85 años será casi igual al número de los recién nacidos. Si en 1960 el grupo demográfico más grande consistía en niños de 0 a 14 años, ya en 2010 los sustituyeron personas de 45 años a 64 años, lo que sugiere que la mayor parte de la población de EE.UU. está envejeciendo muy rápidamente.

Esta transformación se hizo posible debido a dos procesos: el aumento de la esperanza de vida y el descenso continuo de las tasas de natalidad en el país norteamericano. Los expertos del Pew Research Center señalaron que esta dirección de desarrollo representa un “camino inexplorado”, no solo para EE.UU., sino para el resto del mundo.

Los expertos creen que las consecuencias del “rectángulo de la población”, entre otras, pueden ser el crecimiento de las tensiones políticas y económicas en el corto plazo, ya que la generación más joven estará bajo una fuerte presión: tendrán que financiar la jubilación de la mayoría envejecida. Al mismo tiempo, en el largo plazo mencionado en el panorama demográfico estadounidense podría contribuir a la estabilidad del consumo de los recursos del planeta, especificaron los expertos.

Otra tendencia demográfica que causa preocupación entre los expertos es que la composición étnica de la población norteamericana también se altera muy de prisa. La proyección demográfica de Pew Research Center muestra que para el 2040 los estadounidenses de raza blanca se convertirán en una minoría en comparación con los demás grupos étnicos de EE.UU. Estos cambios se deben principalmente a los 40 millones de inmigrantes que llegaron a EE.UU. desde 1965: aproximadamente la mitad de los cuales son hispanos y el 30% asiáticos.

Los expertos opinan que el último cambio puede tener un impacto aún mayor (que el envejecimiento de la población) en la formación de la política social, migratoria y económica en las próximas décadas, y los dos juntos representan un problema bastante grave.