AFP
Alemania dio hace meses un giro a su política exterior con el lanzamiento de una política muy audaz hacia Ucrania en la que desafió al expresidente Víctor Yanukóvich acusándolo de atentar contra su propio pueblo por rechazar el tratado de asociación con la UE. Pero, tras la huida de Yanukóvich y la agresión de Rusia a Ucrania, la diplomacia germana ha dado un giro de 180 grados y ha regresado a su habitual «hiercautela». De esta forma, la cancillerAngela Merkel ha pasado de ser la principal animadora de la protesta del Maidan a convertirse en el más potente freno de las sanciones europeas contra Rusia.
Alemania comenzó abriendo los brazos a los opositores a Yanukóvich a quienes prestó un importante apoyo político y financiero. Pero la situación prontó se salió del marco de las reglas del juego alemán.Berlín se siente superada ante la actual sucesión de crisis: la anexión de Crimea, la dependencia del gas ruso y el temor que la inestabilidad acabe con la pérdida del liderazgo económico alemán en Europa.
Eckhard Cordes, representante de los empresarios alemanes, comenta: «Estoy muy preocupado por una posible escalada de las sanciones y contra-sanciones que pueden llegar». Y Klaus Mangold, ejecutivo de Rothschild Deutschland, sentencia: «Las sanciones son el camino equivocado».
Hasta el estallido de la crisis las relaciones comerciales entre Alemania y Rusia iban viento en popa. Pero las grandes empresas alemanas ya están empezando a resultar dañadas por este tibio conato de guerra diplomático-económica y se aprestan a pasar factura a Merkel.
Interés económico
Ante este cúmulo de reveses, la diplomacia germana parece querer volver a la vieja política exterior de la postguerra: perfil bajo político y fuerte interés económico. Socialdemócratas y democristianos alemanes están fuertemente unidos al empresariado, que ve con muy malos ojos una guerra comercial con Moscú. Sobre todo, si se tienen en cuenta lasexportaciones por valor de 36.000 millones de euros de Alemania a Rusia. La dependencia es compartida, ya que el valor de las importacioes germanas de Rusia es de 40.000 millones. Un intercambio comercial estratégico. Rusia compra a Alemania maquinaria (25,9 por ciento), vehículos pesados (18,3 por ciento) y aparatos electrónicos (8,6 por ciento); en tanto que Alemania importa gas (48 por ciento de su consumo). En Rusia se han instalado unas 6.000 empresas alemanas que han invertido cerca de 20.000 millones de euros. En definitiva, el interés económico esta para Alemania muy por encima de la ambición política.
Eso sí la crisis ha provocado una gran incertidumbre. Así se refleja en la actuación de las empresas germanas. Volkswagen ha congelado la inversión de 1,2 mil millones de euros prevista para nuevas fabricas en Rusia y hace pocas semanas, la firma entre el banco alemán KfW y el ruso VEB por 900 millones de euros fue suspendida hasta nuevo aviso. Por otro lado, sin los químicos importados desde Alemania, Rusia no podría refinar su petróleo; sin el gas ruso sería difícil la calefacción durante un segundo invierno –las reservas alemanas de gas podrían cubrir un invierno, no más–.
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el tiro por la culata