Llega la impresión en cuatro dimensiones: objetos que adaptan su forma al entorno

Justo cuando la impresión en 3D está empezando a aterrizar en el mercado doméstico, un científico del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha ido un paso más allá y ha desarrollado lo que califica como «cuarta dimensión»: objetos que después de ser creados son capaces de adaptar su forma a la función deseada

La idea, aún en fase de concepto y lejos por tanto de las líneas de producción, consiste en que el proceso de fabricación no se dé por terminado cuando la impresora 3D termina su trabajo, sino que continúe más allá en el tiempo.

«Queremos que (las cosas) sean capaces de transformarse y de cambiar de forma a lo largo del tiempo. Y queremos que se ensamblen ellas solas», afirma un investigador del MIT citado por Smithsonian, que el pasado año exponía su idea en una de las famosas «charlas TED».

Se trata de que, a la hora de imprimir el objeto, el propio sistema tenga en cuenta cómo deberá adaptarse éste a las condiciones externas. O en otras palabras: programar a las cosas a través de los materiales con los que se fabrican, y en el momento en que se fabrican.

El investigador al cargo del concepto pone un ejemplo sencillo que ayuda a entender la idea: tuberías que son capaces de expandirse y de estrecharse para facilitar el flujo de un líquido, como hace nuestro esófago. Y que lo hacen sin necesidad de intervención de nadie, ni siquiera de un ordenador.

En este vídeo se muestra el concepto del MIT, que trata de insuflar una cierta forma de vida a objetos inertes, puesto en práctica:



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