En este tercera y última parte de la serie de artículos “Interpretaciones de la reencarnación” veremos el enfoque de la ciencia en cuanto a este tema, y los estudios que se han realizado para confirmar y/o desechar su existencia.
Reencarnación en la Ciencia
Aunque la reencarnación parece convencional para los más de 1300 millones practicantes del hinduismo y el budismo, no es ampliamente aceptada por los que están fuera de la religión oriental.
El escepticismo occidental de la reencarnación está vinculado al enfoque de las religiones monoteístas que se enfocan en la creencia de una sola vida, una sola alma y un Dios activo; eliminando así la posibilidad de una ley kármica. Y con los creyentes esporádicos que anuncian que son la reencarnación de Cleopatra o Napoleón, no es de extrañar que muchas personas sigan siendo extremadamente escépticas de la capacidad del alma para volver a la vida en repetidas ocasiones.
Sin embargo, este escepticismo general no ha impedido que los investigadores exploren la posibilidad de la reencarnación. El Dr. Ian Stevenson, un psiquiatra académico, dirigió el estudio de la reencarnación en los Estados Unidos hasta su muerte en el año 2007.
Stevenson fundó la División de Estudios de la Personalidad de la Universidad del departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento Neurológico de Virginia. El laboratorio -que más tarde se conoció como laDivisión de Estudios de Percepción– se centra en el estudio de los niños que recuerdan vidas pasadas, experiencias cercanas a la muerte, apariciones y comunicaciones después de la muerte, experiencias fuera del cuerpo y visiones en el lecho de muerte.
Stevenson, que a menudo llamaba a la reencarnación la “supervivencia de la personalidad después de la muerte”, vio la existencia de vidas pasadas como una posible explicación para las diferencias en la condición humana. Creía que las experiencias pasadas -además de la genética y el medio ambiente- podrían ayudar a dilucidar la disforia de género, las fobias y otros rasgos de la personalidad que son inexplicables.
Los estudios de reencarnación de Stevenson se centraron en niños pequeños, por lo general entre las edades de 2 y 5 años, que tenían fobias inexplicables o memorias detalladas acerca de una vida anterior. Stevenson intentaba corroborar los hechos, cuando el niño presentaba, por ejemplo, los detalles de la vida de una persona ya fallecida. A veces se hacían conexiones sorprendentes entre recuerdos y vidas. Un niño libanés estudiado por Stevenson no sólo sabía donde un extraño difunto ató su perro, sino también de que el hombre había sido puesto en cuarentena en su habitación por una tuberculosis pulmonar.
Stevenson estudió 2.500 casos a lo largo de cerca de 4 décadas, además escribió una gran cantidad de libros y artículos técnicos. Afirmó que sólo quería sugerir que la reencarnación era plausible, pero no quería aprobarla de manera absoluta. A pesar de la advertencia de Stevenson, su trabajo fue ampliamente rechazado por la comunidad científica. El potencial de juntar las piezas de dos vidas, así como las coincidencias en el lugar de los hechos y la incapacidad para llevar a cabo experimentos de control abrió la investigación a la crítica.
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