Los manifestantes griegos han asegurado que acordonarán el Parlamento para evitar que los diputados puedan debatir nuevas medidas de austeridad este miércoles, jornada para la que los sindicatos han convocado una nueva huelga general, según han confirmado varios activistas.
Durante las últimas semanas, la presión popular y política sobre el primer ministro griego, George Papandreou, está acrecentándose. Esto se debe al propósito del dirigente socialista de consensuar un plan de cinco años de duración que obedece a las exigencias de la ‘troika’ (el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea) con el fin de poder incrementar los plazos y la cuantía del rescate financiero y así evitar un posible ‘default’ (declaración de bancarrota) de la economía griega.
Este miércoles, el Partido Socialista griego (PASOK) encabezado por Papandreou, presentará su plan de mitad de legislatura ante el Parlamento con el objetivo de que sea aprobado a finales de este mes. Entre las medidas figuran un nuevo incremento de los impuestos y más recortes en el gasto social.
Para evitar la votación
No obstante, las decenas de miles de personas asistentes a las protestas diarias, cuyo epicentro se encuentra en la plaza de Syntagma frente al Parlamento, acordonarán este edificio institucional, según ha manifestado en un comunicado la autodenominada Asamblea Popular de Syntagma.
«Ahora que el Gobierno someterá a votación el programa de austeridad de mitad de legislatura, cercaremos el Parlamento y nos juntaremos y permaneceremos en (la plaza de) Syntagma», ha afirmado el movimiento. «El primer paso es la huelga general convocada para el 15 de junio», ha dicho, advirtiendo de que no detendrán sus acciones hasta que el Gobierno griego retire las nuevas medidas de recortes.
El sindicato Unión de Empleados Civiles (Adedy), que representa a cerca de medio millar de trabajadores, ha aseverado que se unirá a la marcha frente al Parlamento prevista para este miércoles. Su secretario general, Ilias Iliopoulos, ha declarado a Reuters que, con estas manifestaciones, pretende «cambiar la mentalidad» de la clase política griega y convencerles de que «el plan de mitad de legislatura no debe ser aprobado». Además, ha instado al Gobierno a que «tire el plan de austeridad a la basura».
La Policía griega ha informado de que desplegará a un total de 1.500 agentes para mantener el orden en la zona, una medida consistente si se tiene en cuenta que para el control de la seguridad de las protestas, el número de policías no suele sobrepasar los 300.
Apoyo político
En el plano político, la ‘troika’ ha presionado a los partidos griegos a que respalden la segunda tanda del rescate (y sus consiguientes medidas de austeridad a impulsar por el Ejecutivo) de cara a la reunión que mantendrán los ministros de Economía de la UE el próximo 20 de junio en la que, con casi toda seguridad, se definirán los patrones del nuevo rescate, que se situará entre los 60.000 y los 90.000 millones de euros. Esta nueva fase del rescate se añadirá al promulgado hace algo más de un año, cuyo montante se cifró en unos 110.000 millones de euros.
La aprobación de este nuevo programa europeo y el posterior visto bueno de la ‘troika’ desbloquearía el quinto tramo del primer rescate a Grecia, que está cifrado en 12.000 millones de euros, así como nuevas ayudas económicas por valor de 60.000 millones de euros.
Sin embargo, el partido conservador de la oposición Nueva Democracia ha rechazado respaldar el nuevo programa de austeridad de Papandreou, cuyo índice de popularidad, según los últimos sondeos, se encuentran en plena caída libre. La asociación de comerciantes griegos, por su parte, también se ha negado a apoyar los nuevos recortes y subidas de impuestos y ha anunciado que cerrarán los comercios durante tres horas como señal de protesta.
Asimismo, los sindicatos Confederación General de Trabajadores de Grecia (GSEE) y Unión Sindical Libertaria (ESEE) han sostenido en un comunicado que «la respuesta contra el mayor problema del país, la recesión, no puede ser otra que restaurar la actividad económica y la inversión en el sector de las pequeñas y medianas empresas», al que han descrito como «la espina dorsal del desempleo».
Situación de los bonos
La coyuntura griega está dominada por la contracción económica, un 5,5 por ciento, una alta tasa de paro, un 16 por ciento, y un ingente descontento social, que se ha traducido en numerosas huelgas y manifestaciones.
Este lunes, la agencia de ráting estadounidense Standard&Poor situó la deuda de Grecia en su mínimo histórico (al nivel del bono basura) y ha dejado entrever que la reestructuración de los casi 340.000 millones de deuda es un hecho prácticamente inevitable, lo que significaría la bancarrota de Grecia.
La rentabilidad de los bonos a seis y diez años continúan subiendo y, en este contexto, el Comisario de la UE para Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, ha mostrado cierto optimismo. Rehn ha sugerido que este posible nuevo rescate podría animar a las entidades bancarias que en la actualidad tienen deuda griega a comprar más bonos, estabilizando así la situación financiera del país.
Al respecto, existen divisiones en el seno de las autoridades europeas sobre si los tenedores de bonos griegos privados (mayoritariamente bancos) deberían o no compartir la carga de la futura segunda parte del rescate financiero.