Los lamentables episodios de violencia ocurridos esta mañana durante el bloqueo de los indignados frente al Parlament de Catalunya, que ha llevado a los responsables del movimiento 15M a desvincularse de estos actos, han provocado no sólo la proyección de una muy negativa imagen sobre este colectivo declarado firmemente pacífico, sino que parece haber abierto la veda para justificar la carga policial ante la menor provocación.

Así lo ha anunciado el presidente de la Generalitat de Catalunya, Artur Mas, que advierte y justifica posibles actuaciones de los Mossos d’Esquadra de repetirse situaciones provocadas por los violentos. Mas afirma que hoy se han traspasado “líneas rojas” y que “no es lo mismo estar indignado que actuar con indignidad”, por lo que pide “comprensión“ a los ciudadanos si la Policía Autónoma Catalana llega a recurrir nuevamente al uso de la volencia.

El President, como ya hiciera el socialista José Bono esta mañana, ha recordado que el “uso legítimo de la fuerza” está en manos de la Policía, y que no está dispuesto a “tolerar que se actúe por la vía de la violencia y la coacción“ para impedir la labor del Parlament, “la institución democrática que representa al pueblo de Catalunya”.

Lamentablemente, Mas no ha desaprovechado la ocasión para generalizar en cuanto al movimiento de los indignados, asegurando que prefiere “una democracia aunque sea imperfecta, como seguramente lo es la nuestra, antes que el caos violento que nos hemos encontrado hoy”. De nada parecen haber servido semanas de protestas pacíficas y propuestas por la regeneración del sistema político.

Los actos de unos pocos han traído consecuencias imborrables para todo un conjunto de personas que no aprueban este camino, y que sin embargo son rápidamente incluidos en un mismo saco al que echar las basuras que permitan deslegitimar un encomiable esfuerzo.