El Partido Popular lo confió todo a la recuperación económica, y este domingo, con una abstención similar a la de las últimas elecciones, ha logrado el aval de los electores consiguiendo 16 escaños en el Parlamento europeo frente a los 14 del PSOE, en lo que ha sido un duro castigo al bipartidismo. Pese al triunfo, el PP solo ha logrado el 26,03% de los votos, 16 puntos menos que en 2009, cuando concentró el 42,12% de los votos, una diferencia de más de dos millones y medio de votos.
Con estos resultados, con un escrutinio del 97% de los votos, termina una carrera marcada por las palabras machistas de Miguel Arias Cañete sobre la «superioridad intelectual» de los hombres en los debates con las mujeres. Una crisis que la dirección del PP pasó por alto durante cinco días, confiando en que se desinflara la polémica, hasta que finalmente el cabeza de lista de estos comicios europeos se vio obligado a pedir disculpas por la presión de los líderes socialistas europeos.
En medio queda una campaña que giró en torno a un único eje, que ha permitido a Rajoy, al menos, situarse por encima de los socialsitas. El discurso del España va bien, o al menos «España va a mejor», defendido por el presidente del Gobierno y los principales dirigentes de la formación en todas sus comparecencias. Ese fue el argumento para pedir el voto y el arma empleada para denunciar la herencia de José Luis Rodríguez Zapatero, atacar a la aspirante del PSOE, Elena Valenciano, y arremeter contra los llamados partidos minoritarios. Fue el mensaje al que se aferraron todos en el PP para no hablar del boquete abierto por las declaraciones de Cañete y, en definitiva, la brújula que utilizará el jefe del Ejecutivo para saber si su hoja de ruta convence.
Los populares llevan desde que ganaron las generales en noviembre de 2011 con un respaldo del 44%, tratando de frenar el desgaste. Así lo ordenaron la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y el número tresde la formación, Carlos Floriano, ya en marzo de 2012, tras la primera oleada de recortes. El objetivo: movilizar a todos los cargos del partido para conjurar la caída en las urnas. Desde entonces se han aprobado más recortes millonarios en educación y sanidad, se ha aplicado la reforma laboral, el PP se enfrentó al caso Bárcenas y hoy ha vivido las primeras elecciones tras el ingreso en la cárcel del antiguo responsable de finanzas.
No obstante, al menos en público, para Rajoy solo existía la recuperación económica. Así lo resumió en pasado viernes en Madrid, en el mitin que cerraba una campaña de perfil bajo, sin novedades sustanciales. “Estamos creciendo económicamente, y lo peor que le puede ocurrir a nuestro país es volver a las políticas socialistas. Ya empezamos a crecer, a recaudar, queremos seguir adelante y aquí estamos. Esto es lo que se juega el próximo domingo… Eso no se puede tirar por la borda y no se puede volver a unas políticas que han hundido a España”, clamó el líder de los populares.
Con estas elecciones se cierra también la primera etapa de todas las fuerzas políticas en la carrera hacia los comicios municipales y autonómicos de mayo de 2015. Las giras de Mariano Rajoy y del candidato del PP al Parlamento europeo, Miguel Arias Cañete, que han visitado 15 comunidades en las últimas dos semanas, han movilizado la maquinaria electoral de las direcciones autonómicas y han llevado a los barones territoriales a medirse sobre el terreno. “Tenemos buena parte del trabajo ya hecho para las municipales”, apuntaban el miércoles fuentes del PP regional en Valencia, donde se celebró el mitin más multitudinario y donde el partido se enfrenta a una posible pérdida de la mayoría absoluta, tanto en el Ayuntamiento como en la comunidad.
Igual que Alberto Fabra y Rita Barberá, todos los dirigentes autonómicos tienen a partir de mañana su calendario y sus metas. Y el líder de los populares, asesorado por su equipo, encabezado por Pedro Arriola, escudriñará los resultados de las europeas desglosados por comunidades para impulsar su política territorial en los próximos meses. A pesar de la elevadísima abstención, estas elecciones son el primer verdadero termómetro de la fidelización de los votantes desde las generales de noviembre de 2011. Y la brújula de Rajoy para tomar decisiones que afecten a los suyos
En Castilla-La Mancha, el equipo de la presidenta, quien tuvo que hacer frente a un déficit desbocado y acometer durísimos recortes, sobre todo en la primera etapa de la legislatura, busca ya las fórmulas para vender las estadísticas de esta noche como un aval a su hoja de ruta. El jefe del Ejecutivo lo proclamó el pasado domingo en Cuenca: “Quiero dar las gracias a María Dolores, como presidente del Gobierno, por tu labor al frente de Castilla-La Mancha, donde recibió la peor herencia que ningún gobernante de España en los últimos años”.
En la Comunidad Valenciana y en Castilla y León, Fabra y el veterano Juan Vicente Herrera, que está preparando su sucesión, buscarán legitimar sus reivindicaciones sobre la financiación con vistas a la reforma que prepara el Gobierno. En Cataluña está en juego la estrategia de Alicia Sánchez-Camacho, líder autonómica de los populares, para frenar el plan soberanista del presidente de la Generalitat, Artur Mas. Y Andalucía, el nuevo barón territorial, Juan Manuel Moreno, se enfrenta a su primera cita con las urnas.
Madrid es un caso aparte, tal vez el más delicado. Hoy los votantes han lanzado a Rajoy el primer mensaje sobre un posible relevo de Ignacio González y Ana Botella, respectivamente, al frente de la Comunidad y del Ayuntamiento. El temor a perder la mayoría en Madrid y en Valencia, graneros inmensos del voto popular desde hace 20 años, está instalado en el PP desde hace meses. Pero todos se preguntan si Rajoy sustituirá finalmente a los candidatos. “Lo tendrá que decidir el partido en su momento, pero, desde luego, a mí me gustaría ser el candidato”, aseguró recientemente el presidente de la Comunidad que, al igual que la regidora de Madrid, no fue elegido para ese cargo sino que lo heredó tras la renuncia de Esperanza Aguirre a mitad de mandato. La alcaldesa Ana Botella nunca lo ha expresado con tanta claridad. De alguna forma, a la esposa de José María Aznar le gustaría que se dieran las condiciones para poder repetir. Pero la cuestión es, en realidad, si Rajoy puede permitirse ese cambio, corriendo el riesgo de alentar un nuevo conflicto con el expresidente del Gobierno y del partido. A partir de este lunes, en el PP ya pensarán en ello.
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¡Qué tremendo circo! ¡Qué decepcionante todo! ¡Cuánto nos queda que madurar!
Parecen niños en el patio de recreos del colegio.