El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) y la filial sudafricana de Google han advertido en un encuentro de blogueros y periodistas digitales celebrado en Johannesburgo que los gobiernos africanos están invirtiendo (y ya utilizando) sofisticados programas y técnicas para bloquear internet o determinadas webs y blogs que consideran una amenaza. Nada nuevo bajo el sol, pero que conviene denunciar al detalle como hizo el valiente Wael Ghonim.
Uganda, por ejemplo, ‘apagó’ las redes sociales en abril, durante el momento más álgido de la campaña ‘caminar al trabajo’, una protesta de indignados contra el incremento en el precio del combustible. La Comisión de Comunicaciones de Uganda le escribió a los proveedores de servicio de internet, solicitándoles que “bloqueen el uso de Facebook y Twitter” y “eliminen los intercambios de información que inflaman el ánimo público”.
En junio, el sitio Umuvugizi, de Ruanda, fue bloqueado después de que su editor fuera condenado en ausencia a dos años de prisión por ‘insultar’ al canalla Paul Kagame en un artículo de opinión.
Y en Suazilandia, en abril, dejaron de funcionar los mensajes de texto (sms) y Facebook durante una serie de marchas de protesta que no lograron consolidarse. Pero este tipo de “bloqueo técnico” está siendo rápidamente desplazado por “herramientas más sofisticadas y precisas que utilizan software malicioso”, explicó Danny O’Brien.
Hay evidencia de que estas sofisticadas herramientas están siendo utilizadas en Tanzania y Sudán, de acuerdo con Tom Rhodes, responsable para África oriental del CPJ. JamiiForums, una versión de WikiLeaks ha sido “clonada” por el gobierno de Tanzania para desarticular las conversaciones entre miembros de la oposición, dijo Rhodes. Sin embargo, con el crecimiento de la influencia china en África, ¿deberían los periodistas y blogueros preocuparse más?. Google tiene clara la respuesta: sí.
Pero su representante en la región, Ory Okolloh (foto), es una conocida y admirable promotora de la libertad de expresión que no se rinde. En Johannesburgo, Ory Okolloh ha explicado el proceso de creación de Ushahidi, que combinó mapas en línea y teléfonos móviles para identificar los puntos donde se generaron focos de violencia en 2008, después de las elecciones en Kenia. Por allí estuvo un tal Julian Assange…
Ushahidi, una increíble plataforma de código abierto, como la propia Ory Okolloh contaba en su blog, se utiliza hoy, por ejemplo, para la observación de procesos electorales o el seguimiento de la disponibilidad de productos farmacéuticos. Fue utilizado para asistir a los encargados de distribuir ayuda humanitaria tras los terremotos de Haití y Chile en 2010. Ory Okolloh ejemplifica el poder civil (su potencial de riqueza y dignidad) que los enemigos del individuo y la libertad, los estadistas-okupas, suelen temer y en su momento cercenar. Nuestras élites, ya lo sabes, tienen claras las prioridades africanas.