Normalmente vemos a la evolución basada en el proceso de «prueba y error» de la variación y la selección natural de los sistemas en todos los niveles de complejidad. El término «selección natural» proviene desde la teoría Darwiniana de la evolución biológica, la cual distingue a la selección «natural» de la selección «artificial», en la cual características específicas son mantenidas o eliminadas según la meta o la intención (por ejemplo, un criador de reses que quiere que sus vacas produzcan una mayor cantidad de leche).
La meta implícita de la selección natural es el mantenimiento y la reproducción de una configuración en algún nivel de abstracción. La selección es natural en el sentido que no hay un sistema o un agente específico realizando la selección. Este tipo de selección es automática y espontánea, sin un plan o diseño específico. Generalmente, la evolución lleva a mayor complejidad.
La visión de la evolución por parte de Darwin ha sido duramente criticada. En este artículo en particular no analizaremos todas las críticas, sino que nos concentraremos en una en particular, que asegura que la selección natural debe ser complementada por una auto-organización para poder explicar la evolución. Sin embargo, no debemos confundir la teoría específica de Darwin acerca de la evolución con el principio general de la selección natural.
La interpretación específicamente Darwiniana ve a la evolución como el resultado de la selección por el ambiente actuando sobre una población de organismos compitiendo por recursos. Los que «ganan» la competencia, aquellos que están mejor preparados para ganar los recursos necesarios para sobrevivir y reproducirse, serán los seleccionados y los otros son eliminados. Incluso, más allá de la abstracción de cuando hablamos de «organismos», esta visión de la evolución plantea dos fuertes restricciones:
– Asume que hay una multitud de configuraciones que están experimentando la selección.
– Asume que la selección es llevada a cabo por su ambiente común.
Como Swenson, uno de los mayores críticos de la visión de Darwin, ha expresado, esta visión no puede explicar la evolución de una «población de un solo individuo». En nuestro presente, en una interpretación más general, no hay necesidad de competencia entre configuraciones simultáneas. Una configuración puede ser seleccionada o eliminada independientemente de la presencia de otras configuraciones: un sistema puede atravesar una secuencia de configuraciones, algunas de las cuales son retenidas mientras que otras son eliminadas. La única competencia involucrada es entre los estados subsiguientes del mismo sistema. Esta selección también puede ser llamada «natural».
Más importante aún es el hecho de que esta selección no presupone la existencia de un ambiente externo a la configuración de la selección que están experimentando. Es fácil imaginarse configuraciones que son intrínsecamente estables o inestables. Una nube de moléculas de gas en una aspiradora se difuminará, sin tomar en cuenta fuerzas fuera del sistema. Por otro lado, un cristal en la misma aspiradora podrá mantener su estructura rígida y cristalina. La configuración de la nube es eliminada, mientras que la del cristal se mantiene. Por lo tanto, la estabilidad de la estructura es puramente interna a la configuración.