La nave estelar Voyager 1 está volando en los confines de nuestro Sistema Solar y los científicos de la NASA se han visto en la necesidad de redimensionar el tamaño y la distancia entre el Sol y el espacio interestelar.
En diciembre, la nave reportó una baja señal de partículas cargadas del Sol. La velocidad de estas se había estancado en cero y esta detención de las partículas, o viento solar, continuó al menos hasta febrero de 2011, marcando un espesor no previsto en una zona definida como “zona de transición”, al borde de nuestro Sistema Solar, informó la NASA el pasado 16 de junio.
«Hay un momento en que se va a cruzar la frontera, y esta es la primera señal de que está sobre nosotros», dijo Tom Krimigis, el investigador principal en Voyager, acerca del instrumento de partículas cargadas y el instrumento Cassini, el cual permite ver imágenes de la magnetosfera, en el Laboratorio de Física Aplicada en la Universidad Johns Hopkins.
Krimigis está combinando los nuevos datos registrados con los datos previos, e inéditos, dados por el instrumento Cassini en la cámara de iones y neutrones.
El instrumento Cassini puede registrar los átomos neutros que ingresan a nuestro Sistema Solar desde el exterior.
Como resultado, el análisis de Krimigis indica que el límite entre el espacio interestelar y la burbuja de partículas cargadas que se encuentra alrededor del Sol probablemente sea de 16 a 23 mil millones de kilómetros, con una mejor estimación de 18 mil millones de kilómetros.
En este momento, la nave ya viajó los 18 mil millones de kilómetros, razón por la que Voyager estaría cruzando el límite en cualquier momento.
«La nave viaja a mil millones de millas cada tres años, por lo que los científicos de la NASA anuncian que ya no falta mucho», para que Voyager 1 atraviese los confines del Sistema Solar, dijo Ed Stone, participante del proyecto científico
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