La viga en el ojo de Greenpeace

Al mismo tiempo que Greenpeace publica otro ataque contra un renombrado científico, el Dr. Willie Sun, quien disiente con el IPCC, ellos ignoran la masiva financiación que tiene el movimiento “verde” de corporaciones que incluyen al “Gran Petróleo”, fundaciones y gobiernos.

Su ataque constante contra la integridad moral de científicos genuinos es una clásica maniobra de dis-tracción para evitar el examen minucioso de los millones de dólares que van a para el proyecto del Calentamiento Global. Un comentario de David y Amy Ridenour en el Washington Times del 14 de junio del año pasado, muestran el gran alcance de la financiación de grupos ecologistas por parte del British Petroleum (BP), que estaba siendo atacada por esos mismos grupos por el derrame de petróleo en el Golfo.

BP era también miembro fundador del U.S. Climate Action Partnership (no es lo mismo que Climate Action Network) contribuyendo con generosos fondos a los esfuerzos de los muchos grupos dentro del lobby relacionado con el cambio climático, que incluyen al Environmental Defesne Fund (EDF), National Resources Defense Council (NRDC), el Nature Conservancy y el World Resources Institute.

BP, el nuevo “amigable con el clima” fue primero promocionado por el CEO de BP, Lord John Brown en 1997 (entonces Sir John Brown), ahora en el Panel Consejero del Clima del Banco de Alemania, junto con el Dr. Pachauri del IPCC y el profesor John Schellnhuber, del Instituto Alemán para la Investigación del Impacto del Clima.

Un informe en el Washington Examiner, titulado “Trabajar para el Gran Verde puede ser una experiencia muy enriquecedora,” por Mark Tapscott, mostró que los líderes de 15 líderes de los más importantes grupos ecologistas se les paga más de $300.000 dólares en compensaciones anuales, con una cifra de más de medio millón de dólares para el que más gana.

Él menciona que el presidente del Environmental Defense Fund, Frederic Krupp, recibe una compensación total de u$s 496.174, incluyendo $446.072 en salario y $50.102 en otras compensaciones.

Muy cerca detrás de Krupp, entre los ejecutivos del movimiento ecologista Gran Verde está el presidente del World Wildlife Fund, Carter Roberts,” que recibió $486.3394, incluyendo un salario de $439.327 y otras compensaciones por $47.067.

Krupp y Roberts son particularmente interesantes porque ambos, el EDF y el WWF-USA, reciben fondos de la Fundación Grantham y ambos están en el panel de gerenciamiento conjunto de los institutos del clima de Jeremy Grantham en el London School of Economics. (LSE), y el Imperial College, Londres, Jeremy Grantham es el presidentey cofundador de GMO, una compañía de gerenciamiento de inversiones con base en Boston, con oficinas en Londres, San Francisco, Singapur, Sydney y Zurich.

Su primera excursión en la financiación del clima en Gran Bretaña fue el “Grantham Institute para el Cambio Climático” iniciado con £12 millones de libras ($19 millones de dólares) en el Imperial College de Londres en 2007. El presidente del LSE Instituto Grantham, Lord Stern del infame Stern Review (o Informe Stern), está fuertemente involucrado en el comercio de bonos de carbono vía una agencia de calificaciones, Idea Carbon. Él se unió en 2007, como vicepresidente de la compañía madre, a Idea Global. También asesora al banco HSBC en el comercio de bonos de carbono

Environmental Defense se precia en su sitio web de la influencia que tiene sobre la política en Washington, y cómo ellos evitan las leyes con su acción de lobby: http://www.edf.org/article.cfm?contentID=8943.

“EDF ha sido desde hace mucho una voz poderosa en Washington, y cuando las necesidades comenzaron a exceder el $1 millón en el tope anual de nuestro lobby establecido por la ley de impuestos, nostros creamos una organización hermana, el Environmental Defense Action Group, que está libre de límites de gastos. Esto nos ha permito incrementar nuestros esfuerzos legislativos, particularmetne en el clima, y abogar por fuertes leyes ambientales a medida de que los riesgos aumentan.”

Una investigación de la BBC en 2007 del reportero Simon Cox encontró que la Comisión Europea está dando millones de libras esterlinas de los contribuyentes a los campañistas ecologistas para hacer operaciones de lobby en Bruselas. Amigos de la Tierra Europa (FoE), recibió casi la mitad de sus fondos de la UE en 2007.

Tampoco menciona Greenpeace al dinero que la EPA le da a la ONGs, por ejemplo el National Resources Defense Council está recibiendo un subsidio de $1.150.123 (XA – 83379901-2)  para promover el comer-cio de los bonos de carbono.

El World Resources Institute (WRI) ha recibido $3.879.014 de la EPA en los últimos nueve años para proyectos de propaganda y promoción de esquemas de comercio de emisiones, $715.000 en el actual período 2011/12. Si la EPA estuviese realmente interesada en la ciencia, estaría financiando a la investigación genuina emprendida por personas como el DR. Soon, en vez de la promoción de sus propia agenda política.

Al Gore y Theodore Roosevelt IV son miembros del directorio del WRI. El Sr. Roosevelt es el presidente del Pew Center on Global Climate Change, y es el ex presidente del Global Council del Cambio Climático de la quebrada Lehman Brothers, y un miembro del directorio de la Alliance for Climate Protection, cuyo presidente es Al Gore. Lo cobrado por la Alianza de Gore en 2008 fueron $88 millones.

Greenpeace debería ser muy cuidadosa cuando busca enlodar las aguas de la ciencia del clima al desacreditar a los científicos disidentes, ya que bien podrían descubrir que las aguas están repletas de muy sucia ropa verde.

Ver el estudio de Jeanne Nova: Climate Money y el de Donna LaFramboise, BP, Greenpeace & the Big Oil Jackpot, cuyo texto va a continuación:

BP, Greenpeace y el Premio Gordo de Gran Petróleo

 En lo pasa por debate sobre el cambio climático uno de las alegaciones más cansadoras es que los escépticos están lujosamente subvencionados por la industria del petróleo. Como resultado de esta financiación, sigue diciendo el argumento, el público ha sido confundido por aquellos que dicen cualquier cosa a cambio de un cheque.

“Siga la pista del dinero,” se nos dice y descubrirá que los escépticos del clima están irremediablemente contaminados. Ergo, nada que ellos dicen puede ser confiable. Ergo, sus preocupaciones, preguntas, y objeciones deben ser desechadas sin más trámite.

Por consiguiente es cómico que el actual derrame de petróleo en el Golfo de México está ahora llamando la atención hacia la estrecha relación entre los activistas del cambio climático y BP –aka British Petroleum, una entidad para la cual el término “gran petróleo” fue seguramente inventado.

De acuerdo al Washington Post, el grupo verde Nature Conservancy -que alienta a los ciudadanos comunes a  exigir la lucha contra el calentamiento global- “ha aceptado casi $10 millones de dólares en efectivo y contribuciones en tierras de BP y corporaciones afiliadas durante los años.

Diablos! ¿No creó Greenpeace un entero sitio web llamado ExxonSecrets para exponer al supuestamente diabólico hecho que, en un período de 9 años (1998-2006) ExxonMobil donó un gran total de $2,2 millones a un tanque de pensamiento conservador?

$10 millones versus $2 millones. ¿Quién debemos suponer que tiene una relación más confortable con Gran Petróleo?

Pero es apenas el comienzo. El Washington Post también hace notar que Conservation International, otro grupo verde que insiste en que el cambio climático representa una “profunda amenaza,” ha “aceptado $2 millones en donaciones de BP durante varios años y fue socia de la compañía en una cantidad de proyectos”.

Qué gracioso, Greenpeace no habla nada sobre eso . Tampoco menciona:

Que BP está financiando investigación en “maneras de enfrentar al problema mundial del clima,” en la Universidad de Princenton al ritmo de $2 millones anuales durante 15 años.

Que BP está financiando a un instituto de investigación en energía que involucra otras dos universidades con una tonada de $500 millones cuya intención es “desarrollar nuevas fuentes de energía y reducir el impacto del consumo de energía sobre el ambiente.”

Que el mismo ExxonMobil ha donado $100 millones a la Universidad de Stanford para que investigadores allí puedan hallar “nuevas formas de abastecer las crecientes necesidades de energía sin empeorar el calentamiento global.”

Las únicas cantidades de dólares que Greenpeace menciona en su explicación de por qué decidió lanzar ExxonSecrets son esos míseros $2 millones. Versus 10 + 2 + 30 + 500 + 100, que suma… $642 millones. Si el mundo está dividido en dos facciones una que cree que el cambio climático es un problema serio y otra que cree que la influencia humana en el clima es tan mínima que no puede distinguirse del ruido de fondo un grupo estuvo asaltando bancos mientras el otro mendigaba en la puerta de la iglesia.

En el mismo documento en el que Greenpeace habla del dinero de ExxonMobil afirma fríamente que los “negacionistas” del clima no tienen derecho a hablar libremente. ¿Por qué? Porque “la libertad de expresión no se aplica a la desinformación y la propaganda.”

En realidad, los grandes pensadores sobre el tema han tenido de manera consistente una visión total-mente opuesta. John Stuart Mill estaba muy seguro de que nadie tiene el derecho a decidir qué es pro-paganda en representación de los demás. Él habría mirado a Greenpeace cara a cara y le habría dicho que dejara de imaginar que su juicio es infalible. Más de cien años después, Noam Chomsky declaró de manera famosa que si usted no cree en la libertad de expresión para opiniones que usted desprecia, usted no cree en ella en absoluto.

Si Greenpeace querría tener una conversación seria acerca de quién, exactamente, está distribuyendo desinformación. Yo estoy a favor de ello, dado que es abrumadoramente obvio que el Premio Gordo de Gran Petróleo lo han ganado los que están del lado de Greenpeace en el debate.

El hecho de que los activistas del cambio climático han gozado de la ventaja de una financiación tan poderosa y sin embargo insistieron todo el tiempo en exactamente lo contrario, hace al asunto suma-mente problemático. Nos cuenta mucho sobre su rigor intelectual. Acerca de su carácter; acerca de su capacidad de distinguir entre hechos y la ficción.

Si realmente existe una crisis del clima, si el futuro de nuestros nietos está realmente en peligro, estas no son las personas que nos deben conducir a los ambientes silvestres.

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