Estudios científicos concluyen que el genial compositor murió por falta de vitamina D a causa de vivir excluido de la luz del sol.
Un factor dramático, aunque ciertamente poético, pudo haber sido determinante en la muerte de uno de los más grandes compositores de la música clásica: Wolfgang Amadeus Mozart. Al parecer el músico austriaco permaneció buena parte de su existencia viviendo de noche, orquestando entrañables diálogos con los espíritus nocturnos en busca de la inspiración que eventualmente daría vida a sus majestuosas composiciones. Sin embargo, su vida sedentaria, así como el hábito de dormir de día y vivir de noche, pudo ser el factor decisivo para que Mozart muriese contando apenas con 35 años.
«Mozart realizaba la mayoría de sus composiciones por la noche, así que dormía mucho durante el día. En la latitud de Viena, 48 grados hacia el Norte, es imposible generar vitamina D a través de las radiaciones solares ultravioleta B, al menos durante seis meses al año. Mozart murió el 5 de diciembre de 1791, dos o tres meses después de entrar a la vitamina D del invierno».
En su momento, hace más de dos siglos, la prematura muerte del gran Mozart fue atribuida a causas desconocidas y no es sino hasta ahora, 220 años después, que científicos podrían haber acertado un diagnóstico puntual para explicarla. Por cierto, existen innumerables teorías para explicar el deceso de este inspirador músico, entre ellas algunas que afirman que en realidad se trató de un asesinato ligado a la afiliación de Mozart a la masonería, o incluso se habla de los Iluminati. Lo cierto es que más allá de las verdaderas causas de su muerte, su legado resulta en una franca bendición para nuestros oídos