La escalada de tensión de Putin delata la debilidad de la economía europea

¿Bravuconada o verdadera amenaza? Aún está por demostrarse qué parte será la más perjudicada por las sanciones que Rusia impondrá a las importaciones de productos agrícolas (y quizá también industriales) de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos.

 

Ahora bien, lo cierto es que el presidente ruso, Vladimir Putin, está sabiendo jugar con los tiempos de forma inteligente, demostrando que si hay un momento en que puede poner contra las cuerdas a la Unión Europea es éste.

No en vano puede que las violentas turbulencias de la crisis de la zona del euro, las que casi hundieron a la moneda única en 2011 y 2012, hayan quedado atrás, pero la Unión Monetaria, y la Unión en su conjunto, todavía cuentan con profundos desequilibrios internos que no han logrado resolver.

Así, todavía media un abismo entre los países que realmente han sacado conclusiones de la crisis actual (como España) o de las anteriores (como Alemania cuya reunificicación fue traumática) y se han afanado en llevar a cabo reformas y los que, por otro lado, todavía no se están dando por aludidos, en especial, Italia y Francia.

Por otro lado, el estado actual de la Unión Europea es todavía tan delicado que el hecho de estar haciendo los deberes, sobre todo en materia de austeridad y consolidación fiscal, no es por sí solo una garantía. Alemania es más que la alumna modelo, la maestra, pero su economía renquea. Si todo sigue como hasta ahora, el PIB teutón avanzará un 1,7 por ciento en el conjunto de este año, de acuerdo con los analistas de Commerzbank, lo que implica una velocidad de crucero inferior en un 0,6 por ciento a la mostrada en 2013.

Y mientras, ante la mirada de un Banco Central Europeo al que se le acaban los recursos, el tipo de cambio del euro frente al dólar retrocede, pero aún tiene recorrido a la baja, la inflación no repunta y, por último, llegan factores incontrolables del exterior que sólo contribuyen a alimentar las incertidumbres.

Algunos están a miles de kilómetros de distancia, en Irak, donde el avance del yihadismo lejos de poder considerarse controlado, ya ha sacudido en su silla al presidente Barack Obama, quien ayer informó de bombardeos estadounidenses en el norte del país contra las fuerzas del denominado Ejército Islámico. Por su parte, mucho más cerca de Europa, el presidente Putin aprieta sus propias teclas, consciente de que puede hacer más daño en Occidente, sobre todo, en Europa, del que éste está dispuesto a reconocer.

¿Quién comercia más?

Las fuentes consultadas en Destatis, el equivalente alemán a nuestro Instituto Nacional de Estadística (INE), son contundentes en su declaración: «Sin duda Rusia constituye para Alemania un socio de importancia» en lo que al comercio exterior se refiere. Y esto debe entenderse en las dos direcciones: tanto en cuanto a la exportación como a la importación.

Desde la primera perspectiva, la de las ventas alemanas al exterior, Rusia sabe a quién golpea cuando impone barreras al comercio exterior con la Unión Europea. Un vistazo a las cifras de Eurostat revela cómo casi el 30 por ciento de la exportación europea que traspasa las fronteras rusas lo hace bajo el sello del made in Germany. En segundo lugar, a notable distancia, se sitúa Italia, con un 9,04 por ciento, pero desde luego el país que gobierna Matteo Renzi no se encuentra en condiciones de perder impulso económico en ningún frente.

Abundante importación

Pero Rusia no solamente es un mercado en el que colocar productos. Su ingente riqueza en materias primas le otorga un peso importante en las cuentas del sector exterior de un país como Alemania, cuya enorme industria siempre se halla necesitada de abastecimiento. Destatis sitúa a la Federación Rusa como el séptimo mayor importador del mundo hacia Alemania: 40.000 millones en el conjunto de 2013. Y eso contando con que los números desnudos no son reflejo de la una dependencia cualitativa más profunda, como es la energética, con la que la Federación sabe que puede mantener bajo control a la mayor parte del Occidente europeo.

Sin solución energética

Ha habido varias crisis en las que Moscú ha tomado la vía rápida de presionar con el suministro de gas natural para salirse con la suya, pero casi nada se ha aprendido de ellas. Así, Alemania debe a Rusia más del 50 por ciento de su abastecimiento total de ese combustible; en una situación semejante se encuentra Italia y, desde luego, cuanto más hacia el oriente se traslada el análisis los números no dejan de crecer. En concreto, en la República Checa un cierre del grifo del gas ordenado por Moscú, dejaría al país sin más del 66 por ciento de su suministro. La proporción escala hasta el 100 por ciento en el caso de Bulgaria, Suecia, Finlandia y la totalidad de las repúblicas bálticas.

Atención al turismo

En el caso de España, la dependencia con respecto al gas ruso proveniente de Rusia es nula, pero eso no implica que vaya a quedar inmune al endurecimiento de posiciones que propugna el presidente Putin, cuyo efecto bien puede ir más allá de minorar las exportaciones agropecuarias españolas hacia ese mercado.

El turismo nacional ya está sitiendo el descenso de llegadas de ciudadanos de un país que tradicionalmente ha sido un enamorado de España. De acuerdo con la patronal Exceltur, hasta mayo el descenso ha sido del 3 por ciento y lo problemático es que la caída puede ahondarse, al compás que marca un rublo que no deja de depreciarse contra el euro, a medida que el conflicto ucraniano se intensifica.

Atención al sector financiero

La primera reacción ante el desarrollo de una guerra no declarada en el este de Ucrania por parte de la Unión Europea y Estados Unidos fue atacar a la capacidad de operar de la banca pública de la Federación rusa. Ese movimiento, pese a cocnentrarse en un sector tan delimitado, puede también tener sus repercusiones en Europa. No en vano Schroders estima que la exposición de la banca europea al mercado ruso asciende a 200.000 millones de euros.

Una cuarta parte de esa cantidad la absorben los bancos franceses y prácticamente la misma proporción corresponde a la suma de los alemanes e italianos. Ahora bien, si la comparación se hace en términos de PIB, lo cierto es que la pequeña Austria es el país que más dificultades puede encontrarse en el medio plazo.

Las bolsas ya lo acusan

Más allá de especulaciones sobre lo que pueda ocurrir, lo cierto es que los mercados bursátiles europeos han demostrado esta semana que ya se encuentran con la guardia alta. Y es que a pesar de que el Ibex 35 consiguiera cerrar la sesión del viernes en positivo, el nimio avance del 0,26 por ciento no pudo impedir que bajara en la semana un 3,89 por ciento, hasta los 10.104,8 puntos. Con ello, encadenó su segunda semana en negativo, lastrando su rentabilidad anual hasta el 1,9 por ciento. Y ya cae un 9,6 por ciento desde sus máximos anuales registrados en junio.

De hecho, ningún valor del selectivo consiguió situarse en números verdes en el balance semanal. Entre las mayores caídas se situaron FCC, tras retroceder un 14 por ciento; OHL, que cayó un 9,7 por ciento; Jazztel, que descendió un 9 por ciento; Sacyr, que bajó un 8 por ciento; y Sabadell, que descendió un 7,2 por ciento. Entre todas las compañías hicieron perder al selectivo español 95.000 millones de euros de capitalización bursátil solo en estas cinco sesiones. Esto es, unos 13 millones de euros en cada minuto. Quienes más dinero dilapidaron al selectivo fueron Santander (2.461 millones), Telefónica (2.207 millones) y BBVA (2.101 millones).

Índices europeos

En el resto de plazas del Viejo Continente, el selectivo más perjudicado fue el Ftse Mib italiano, que cayó un 5,74 por ciento en la semana después de confirmarse que ha vuelto a entrar en recesión. Le siguieron el RTS ruso, que cedió un 3,43 por ciento; el Dax alemán, un 2,18 por ciento; el EuroStoxx 50, un 2,14 por ciento; el Ftse 100 británico, un 1,67 por ciento; y el Cac 40 francés, un 1,31 por ciento.



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3 comentarios en “La escalada de tensión de Putin delata la debilidad de la economía europea

  1. La guerra por los recursos naturales mundiales por los principales bloques en pugna parece haber entrado en etapas definitorias, el sistema debería seguir produciendo cada vez mas de acuerdo con el crecimiento de la demanda. Una de las formas de disminuirla, y que no haya una guerra mundial, desgraciadamente podría ser una gran pandemia, como la que se acaba de lanzar en africa diseñada en Fort Detrik ? Sinó en 2020 seremos 8000 millones…

  2. A día de hoy, hay suficientes recursos para toda la humanidad, lo que pasa es que está muy mal repartido, y por si fuera poco, el llamado primer mundo derrocha cantidades ingentes de alimentos, energía y todo lo que se le pone por delante en perjuicio de otros pueblos menos desarrollados

    El gasto mundial anual en guerras o en la preparación de conflictos se acerca a los 1,8 billones de dólares, siendo EE.UU. el país que más gasta, pese a la reducción de su presupuesto bélico.

    Los paraísos fiscales custodian alrededor del 25% del PIB mundial,

    lo cual según Eleconomista.es.

    es de 17,5 billones de de euros.

    Por lo tanto no existen excusas para la deshumanización tan grande que existe en el mundo.

  3. Intenta imaginar los efectos de los presentes 7.000 millones con una educación de calidad, esa que reluce el innato potencial humano e igual para la proyección de 8, 9, 10 o más miles de millones de habitantes.

    Intenta imaginar el resultado de los medios de comunicación social cumpliendo su función al servicio de las ciudadanías, con espacios de tiempo para las ideas, propuestas, soluciones, teorías, etc., ciudadanas.

    Ya que el dinero aún cuenta, intenta imaginar el desenlace, efecto de que cada ciudad cuente con centros en donde negociar el bien inmaterial para difundir.

    Intenta imaginar el efecto de periódicas olimpiadas mundiales de asuntos relativos al talento humano, ese que por ahora esta inhibido, secuestrado, recluido en un rincón en cada cual.

    Esos vanos intentos por ubicarse en el escenario es lo que espera a la humanidad.

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