El profesor Michael Keating, uno de los mayores expertos en nacionalismos europeos, asegura quela consulta independentista en Escocia y el referéndum de Crimea «no se pueden comparar» y que ha existido un esfuerzo especial por parte de las fuerzas políticas locales «para marcar distancias con lo que ha ocurrido en Ucrania y en Europa del Este».
«En Escocia no ha existido violencia ni interferencia exterior», asegura Keating en declaraciones a Novosti. «El proceso y hasta la pregunta del referéndum han sido pactados por las dos partes, y las dos partes se han comprometido a aceptar el resultado».
Keating, profesor de las Universidades de Aberdeen y de Edimburgo, insiste en que el contexto es muy distinto y que «la cultura y la madurez democrática» de Escocia y del Reino Unido han quedado demostradas durante el proceso negociador y por la «movilización de la sociedad civil» en la larga campaña del referéndum.
En este sentido, el autor de «La independencia de Escocia» asegura que la implicación de los votantes escoceses ha sido incluso superior a la del referéndum de Quebec en 1995, que se saldó con una victoria mínima del «no» a la secesión del Canadá de un solo punto, después de haber ido por detrás en las encuestas.
El paralelismo más cercano con Escocia lo encuentra Keating precisamente en Cataluña. «Los catalanes han usado el referéndum de Escocia como excusa para reclamar su propia consulta sobre la independencia», asegura. «Y si venciera el sí, la repercusión política en España sería sin duda enorme, pero no veo clara una salida».
«Para extraer una lección de Escocia y resolver la «cuestión catalana», va a hacer falta un cambio radical de la manera de pensar en España», advierte Keating, que pasó largas estancias en Cataluña, Galicia y el País Vasco. «Creo que el Gobierno español está cometiendo un error al ser tan intransigente. Su actitud está empujando a mucha gente hacia la independencia».
Reconoce Keating que la principal diferencia entre Escocia y Cataluña es el reconocimiento de la «indisoluble unidad» en la Constitución española.
El profesor escocés pone en duda la efectividad de la consulta convocada inicialmente para el 9 de noviembre en Cataluña: «Es muy probable que la gente contraria a la independencia la boicotee porque no tendría legitimidad».
Por lo que respecta a Escocia, una hipotética victoria del «sí» provocaría un cataclismo en la política británica, según Keating, con la posible dimisión del «premier» David Cameron y el ascenso de un nuevo líder en el Partido Conservador declaradamente «euroescéptico» y proclive a acelerar la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.
«David no es precisamente un político estratégico y sólo es capaz de ver a corto plazo», asegura Keating. «Seguramente pensó que podría tener una victoria fácil de 2 a 1 en el referéndum y quitarse de encima el problema del nacionalismo escocés. En ese sentido, es muy parecido a Tony Blair, que primero dio el visto bueno a la devolución de poderes a Escocia y luego se arrepintió. Pero ya era demasiado tarde».
Sostiene Keating que el gran error de la campaña unionista fue cerrar de entrada las puertas a una tercera opción: la mayor trasferencia de poderes…»La opción más popular en Escocia es más autonomía, las encuestas lo siguen demostrando. Si a los escoceses se les ofreciera un avance significativo en su nivel de autogobierno, el apoyo a la independencia caería».
«Lo que ocurre es que los unionistas se han estado negado obstinadamente a lo que aquí llamamos «devolution max», una transferencia mayor de poderes», añade el politólogo escocés. «La campaña unionista ha sido tremendamente negativa, y se ha basado del principio al final en las amenazas. La gente puede responder a la primera amenaza, pero cuando vas por la tercera, pierdes credibilidad».
En Cataluña, asegura, el apoyo a la independencia también remitiría si a los catalanes se les diera una tercera opción entre el… «si la gente tuviera elección de elegir un «pacto fiscal» o un «blindaje de competencias», no existiría esa polarización ni esa crispación que estamos viendo ahora. Yo mismo tengo muchos amigos en Cataluña que no se consideraban «independentistas», pero que ahora votarían por la independencia por frustración, porque no les han dejado otra salida».
http://sp.ria.ru/international/20140912/161818082.html
Interesante y muy acertado.