“En las elecciones utilizaban incluso a muertos como parte del censo. Así es como se ganan elecciones con más del 95% de lo votos.”
Cuando Mohammed Bouazizi se suicidó a lo bonzo, pocos podían esperar la reacción tunecina en los días siguientes. Normalmente esto no hubiera creado demasiadas molestias al régimen, pero en esta ocasión la información se propagó con velocidad. Así es como empezó la Revolución de los Jazmines.
Sin embargo, el problema viene de antes. Las revoluciones no nacen en un par de semanas. Tiempo atrás ya había grupos de bloggers estaban organizándose en contra de la censura bajo un nombre que traducido desde el árabe sería algo así como “¡Suéltate!”. Con ustedes, la historia de Welid Naffati.
Internet contra la censura
Naffati es un blogger de una importante web de tecnología; un crítico de los que impulsó la protesta y a quien tuvimos la oportunidad de escuchar la historia en primera persona.
Cuando se inició el movimiento “¡Suéltate!” el objetivo no era otro que eliminar la importante censura que sufría el país. Estaba casi asumido que el Estado controlaba las comunicaciones por televisión, radio y prensa tradicional. Los periodistas que no confraternizaban con las ideas de los que estaban en el poder, eran acosados.
“Todo propaganda. No podías confiar en ninguna información porque todo estaba manipulado.”
Aunque las comunicaciones online son menos controlables, ellas también sucumbían. No obstante, también el dictador podía intervenir las telecomunicaciones si quería, sólo tenía que pedírselo a su yerno o a sus colegas occidentales, agradecidos del aperturismo económico que promovía el mandatario.
El gobierno de Ben Ali no sólo censuraba las páginas para adultos, sino también aquellas de orientación homosexual o cualquiera que criticase duramente al régimen o al islam. Tampoco se libraban del bloqueo You Tube ni cualquier organización internacional crítica con el gobierno. Por ejemplo, si querías curiosear qué decía Amnistía Internacional o Reporteros Sin Fronteras sobre Túnez, lo más probable es que te encontrases con Ammar404.
Ammar404, el Gran Hermano tunecino
Cada vez que los internautas se encontraban con una web censurada se encontraban con un mensaje se encontraban con un error 404. Los más habituales de la red pronto reconocerán que se trata de el mensaje que nos nuestra el navegador de turno cuando no es capaz de hacer que conectemos con la página (servidor) que hemos solicitado.
Con muy poco cariño, pero con ingenio, así fue como los tunecinos llamaron al responsable de la censura en Internet. Para el bautizo combinaron el código de error con el nombre común en Árabe, Ammar. El censurador tenía un nickname, Ammar404. Así es como una vez la tensión empezó a florecer, vimos al grupo Anonymous participar contra el Gobierno desde cualquier parte del globo.
Es cierto que incluso la red de redes estaba controlada, pero las redes sociales pasaron por alto. El volumen de información que manejan y su rápida difusión no jerarquizada se alejaba de los concepto tradicionales. Por entonces, Facebook y Twitter eran los medios mas confiables, más seguros.
“Ahora hay móviles con cámaras y puedes distribuir vídeo en minutos a todo el mundo. Lo importante es que todo esto se conociera en las ciudades, pero lo determinante fue que saliera al extranjero. Dejamos de estar apartados y la presión internacional miró hacia aquí. Ése fue el mayor logro de las redes sociales” (Nahed Nadia Noureddine, blogger tunecina)
Cuando las revueltas triunfaron, “Internet se convirtió para nosotros en un medio de enseñanza política.” Por eso, cuando miembros del partido de Ben Ali (PDP) intentaron entrar en los núcleos pro-revolucionarios como parte del supuesto partido de la oposición (ERD), no se permitió. Los responsables quedaron expuestos.
No obstante, no todo era tan sencillo. Antes de la marcha del dictador varios miembros de la blogosfera saborearon la prisión. Es el caso de Fatma Arabicca, que quedó en libertad tras casi una semana de manifestaciones. A costa de este tipo de actos el Ministerio del Interior acabó siendo renombrado como Ministerio del Terrorismo.
De la carcel tampoco se libró a Slim Amamou, uno de los más populares defensores de Internet en Túnez y cabeza visible del Partido Pirata. Eso sí, pocos podían imaginar la popularidad que alcanzaría apenas un mes después.