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Vivimos en la era de los teléfonos inteligentes: el mundo de millones de personas, de diferentes estratos sociales y culturas locales, no puede comprenderse en términos de socialización sin prestar atención a la forma en la que se comunican. Pero las amenazas a la privacidad no son el único peligro del uso que hacemos hoy en día de la tecnología.
Por ejemplo, ¿qué pasaría si la leyenda urbana fuera cierta después de todo? ¿Si los teléfonos celulares fueran, en realidad, bombas de tiempo inteligentes cuyas consecuencias para la salud apenas comenzamos a apreciar, luego de que ha transcurrido una generación desde que su uso se volvió masivo (aproximadamente en 1985)?
Mobilize: A Film on Cell-Phone Radiation se presenta como un perturbador estudio no sólo de las consecuencias para la salud que tienen los teléfonos celulares (a través de entrevistas a sobrevivientes de tumor cerebral, así como a un nutrido cuerpo médico), sino del interés de las industrias de telecomunicaciones en no promover los estudios que atacan sus prácticas corporativas.
Al igual que ocurrió con el tabaco, la industria de las telecomunicaciones en Estados Unidos invierte millones de dólares en cabilderos y aportando dinero a campañas políticas con el fin de que los “supuestos” daños a la salud permanezcan entre comillas y el público ignorante.
El documental aún no se estrena, pero desde ahora podemos hacernos algunas preguntas. Documentales como este (donde se enfatizan los siniestros peligros de cosas que para muchos parecen cotidianas, como la carne, la leche, el vegetarianismo, los videojuegos, la explotación laboral, la desigualdad racial, de género, etc.) no sirven, por desgracia, para cambiar el estado de cosas. Sirven, si acaso, para informarnos y hacernos un poco más conscientes cada día de nuestra participación (colusión, complicidad) en dichas problemáticas.
Probablemente pocos de nosotros dejaremos de usar el teléfono celular a pesar de que se probara, más allá de toda incertidumbre, que su uso es dañino. El tabaco, el alcohol, la cocaína, la televisión, todas son formas de autodestrucción socialmente tolerada. Es en el usuario –no sobre el producto– sobre quien recae la responsabilidad de sus acciones –primeramente, la de estar informado.
http://pijamasurf.com/2014/10/seguirias-usando-tu-smartphone-aunque-supieras-que-podria-provocarte-un-tumor-cerebral/
A ver si dejamos claro lo que ocurre en España…, ¿se le ocurriría a alguien decir que los problemas que se achacan a la Argentina se solucionarían subiendo o bajando impuestos, con políticas mas liberales o con políticas mas sociales?, pues no…, el problema que aqueja a la Argentina se llama «ladrones», se llama «robar», y ese es el problema que hay que atajar y no otros, y eso mismo es lo que le pasa a España y no otras cosas, da igual que políticas mas o menos liberales o sociales triunfen en otros países de nuestro entorno, ese no es problema base de España por lo que nunca estará ahí su solución, o España termina con los ladrones o los ladrones terminan con España, y tengo la sensación de que va a ser mas lo segundo que lo primero, pues nadie le quiere poner el cascabel al gato, las soluciones de una tierra no tienen por que funcionar en otra, el que el canto tirolés sea un éxito en el Tirol, no da lugar a que sea un éxito en Andalucía.
Bravo!,
ja ja…Totalmente de acuerdo.