Atribulado por la sorpresa generada. El sacerdote vallisoletanoJesús Hernández Sahagún defiende que los 13 exorcismos practicados sobre una menor burgalesa que había intentado suicidarse están justificados: «Sí, era un caso de posesión y mi trabajo ya ha acabado. Más no puedo comentar sin quebrar el secreto de mi ministerio».
Hernández Sahagún es el presbítero exorcista de las diócesis de Castilla y León. Hasta el día de ayer, su nombre no había trascendido a los medios de comunicación. Pero la denuncia de los tíos maternos de una menor burgalesa contra los padres de ésta ha dado al trastre con ese anonimato. El Juzgado de Instrucción número 2 de Burgos investiga qué papel guardan estos rituales practicados entre abril y junio de este año dentro la presunta comisión de delitos de lesiones graves, trato degradante e inducción al suicidio.
El sacerdote vallisoletano es un veterano que atiende a diversas labores como dar confesión en la Catedral de Valladolid u oficiar de capellán en el convento de las Salesas o en el centro penitenciario de Villanubla, y ayer fue, en principio, remiso a hablar con este periódico: «Esto no es brujería, ni superchería, sino algo muysagrado».
Sólo se mostró dispuesto a conversar sobre las cuestiones generales del caso y de su oficio. «Póngase usted en la angustia de unos padres que ven cómo su hija padece anorexia o intenta suicidarsesin que ningun tratamiento parezca hacerle efecto. No es extraño ni anómalo que acudan a la Iglesia».
A continuación, vino lo que conoce como un periodo «de discernimiento» en el que el presbítero exorcista recopiló los antecedentes del caso «sobre todo con los testimonios de los padres y de la propia menor» y encontró pertinente llevar a cabo los exorcismos. Hernández Sahagún reconoce que, tal como consta en la denuncia, estos fueron 13, si bien matiza que, «en el décimo se podía considerar que el trabajo había acabado». No entra en detalles sobre la constatación de la sanación, pero no quiere que quepa duda ni de la presencia del maligno en la joven, ni de la necesidad de acometer una y otra vez el ritual. «Quienes creemos en el demoniocreemos en su enorme fuerza y resitencia. Si una vez no es suficiente hay que repetirlo», explica, y cita la obra del Padre Amorth-figura de referencia en el Vaticano sobre la materia- para defender la insistencia como arma contra el diablo.
En este caso, como en todas las posesiones, «el demonio se manifiesta, a veces con el habla, pero también con el silencio». Porque el exorcismo que practica es «una oración liberadora», en un «ritual perfectamente reglado y autorizado al más alto nivel». No sólo se siente respaldado por la Iglesia de manera oficial, sino que cuenta con una mayor complicidad espiritual con el nuevo Papa. «No hay mes que no mencione al diablo y eso es porque es un hombre que viene de la realidad».
El sacerdote habla de exorcismos habituales: «En cuatro años y medio he actuado en unas 200 ocasiones, ya que el diablo complica la vida a la gente de muchas maneras, si bien las posesiones son las más raras: sólo he atendido cuatro, incluido el difícil caso de un joven que se había consagrado a Satán».
Las manifestaciones del demonio con las que más lucha son «dejaciones». O, sea, dolores de cabeza o esternón que persisten después de infructuosas visitas al médico y que tras una de esas oraciones liberadoras desaparecen.
De niña pefecta al caos en casa
Hasta la adolescencia era la niña perfecta. Buena estudiante, obediente. Empezó a acudir a catequesis en la nueva Iglesia deNuestra Señora del Rosario, en Fuentecillas (Burgos). Hasta que empezó a tener problemas en los estudios y con la comida. El primer síntoma por el que los padres acudieron al médico fueron los trastornos alimenticios. Después empezó a autolesionarse. La vida en casa empezó a ser un caos, según el vicario de la Pastoral del Arzobispado de Burgos, Máximo Barbero. Discusiones, insultos. Los padres fueron a un psiquiatra, pero la situación no se reconducía. No quería vivir. «Los padres estaban desconcertados», según Barbero. En septiembre de 2012, la jovenintentó suicidarse. Estuvo ingresada y la lesión le dejó en silla de ruedas. Una vez en casa, volvieron los problemas. «Los padres empezaron a pensar en una posesión demoníaca y decidieron acudir a un exorcista. Les indiqué que aquí no había, que era en Valladolid, y allí fueron desesperados porque no veían salida», cuenta Barbero. Testigos de todo el proceso fueron los tíos maternos de la niña. No entendían el proceder de su hermana y al saber que visitaban a un exorcista tras el intento de suicidio les hizo actuar. Después de visitar al Vicario General de la Archidiócesis de Burgos, Andrés Picón, pusieron la denuncia ante la Policía para iniciar el proceso de petición de custodia. Ahora, la Justicia investiga los hechos.
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Parece mentira que a estas fechas del siglo 21 de la era cristiana, tengamos que leer algo como esto. Los que creen en la posesión demoníaca deberían diseccionarse en su interior para encontrar al diablo dentro de sí mismos, en el inherente sadismo que el ser humano lleva en sí.
Todavía no sabemos qué llevó a los padres gallegos que habían adoptado a esa niña, a sacrificarla.
No creo que el Papa Francisco condone el exorcismo.
¿Y los que creen que existe el pensamiento, que se diseccionen el cerebro a ver cuantas ideas hay dentro? Es indignante que en pleno siglo 21, la gente hable cada vez mas frecuentemente sin pensar
Hasta la adolescencia la niña era perfecta…casi todos fuimos así, me ha pasado, también a mis amigas, a mis hijos y sus amigos, son las hormonas que están tan revueltas, es tan grande el cambio que muchos pasamos por esto, en algunos dura más en otros menos, empieza de golpe y así también termina, cuando existe riesgo para la salud recurrir a la psicología, amor de familia, buena alimentación, apoyo total, solo una opinión, tal vez desconozca mucho y por eso pienso así….